El ERE de CaixaBank, un aviso para el Gobierno central

El hecho de que las empresas puedan aplicar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) sin que la Administración tenga que dar su visto bueno pone en una situación complicada al Gobierno tanto en el marco de las negociaciones en CaixaBank y BBVA como en el futuro próximo cuando el mecanismo de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) finalice.

El riesgo para el Ejecutivo es que esas suspensiones temporales puedan convertirse en definitivas mediante un ERE y que no pueda frenar estas regulaciones por no haber cambiado la ley para que vuelva a ser necesaria la autorización administrativa para este tipo de procesos.

La reforma laboral que hizo el PP en 2012 permite a las empresas aprobar un ERE sin necesitar el visto bueno de la Administración. El Gobierno, que está en presente en el CaixaBank por medio del FROB, se queja mucho de estas actuaciones pero sus lamentos y advertencias no tienen porque plasmarse en cambios relevantes en lo referido a las salidas de CaixaBankn y BBVA, algo que sí podría suceder si volviera la autorización administrativa de los ERE.

VENTAJAS EN LA MESA

CaixaBank y BBVA pueden aplicar el ERE sin acuerdo con los sindicatos cuando terminen los respectivos periodos formales de negociación y la inacción del Gobierno en cuanto a la reforma laboral puede ser una trampa mortal para el Ejecutivo si las empresas empiezan a apostar por aplicar la regulación de empleo sin acuerdo, a la brava.  

Y es que actualmente hay alrededor de 558.000 trabajadores en situación de ERTE. Del total, unos 137.000 se encuentran en ERTE por limitación y cerca de 16.300, por impedimento. Del resto, poco más 233.000, se encuadran entre los sectores ultraprotegidos o vinculados a ellos.  La prórroga de los ERTE está vigente hasta el 30 de septiembre y luego puede que empiece un infierno laboral para el Gobierno.

CaixaBank y BBVA tienen ventaja en la negoción porque pueden aplicar el ERE sin necesidad de acuerdo con los sindicatos y porque la administración no puede vetar el ERE, algo que antes de la reforma laboral que hizo el PP si era necesario, si bien, sobre el papel parece complicado que ninguna de las dos entidades se  atreva a hacerlo por el coste reputacional que tendría.

En el caso de CaixaBank, se da la circunstancia de que el Estado es el segundo máximo accionista de la entidad, ya que el FROB (en cuya comisión gestora está el Gobierno)  tiene el 16,1% de los títulos y un sillón en el consejo de administración. Si la negociación salta por los aires,  las miradas se van a dirigir al Ejecutivo por, en la práctica, no haber conseguido evitar el desastre, pero, además,  si no se dan prisa en aprobar al menos el cambio necesario para recuperar la capacidad de veto perdida en relación con los expedientes de regulación se puede encontrar con miles de situaciones similares.

Es una bola que se puede hacer muy grande y pasar por encima al Gobierno cuando se acaben los ERTE porque muchos de ellos pueden acabar en ERE. En este marco, a modo de aviso de lo que puede venir,  cobra sentido parte de la introducción que Joaquín Sabina entona antes de  cantar “Cerrado por Derribo”.  “Ahórrate el acuse de recibo. Estas vísperas son las de después”. Es decir, lo que suceda en CaixaBank y BBVA puede ser el anticipo de lo que suceda cuando ya no se apliquen los ERTE.  

FUEGOS DE ARTIFICIO

El PSOE y Podemos tenían muy claro cuando estaban en la oposición que había que derogar la reforma laboral, pero,  se cumplen tres años desde que el PSOE retorno al poder y aún no hay ni rastro de la derogación de la reforma laboral. Ni siquiera la llegada al Ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz ha hecho que esa promesa del gobierno de coalición se haya plasmado en ley. A ello han contribuido tanto las diputas entre las ministra de Economía, Nadia Calviño (del ala socio-liberal del PSOE), y la titular del Ministerio de Trabajo, Yolanda Díaz, de Podemos y abogada laboralista en su día, sore la idoneidad de derogar la reforma laboral del PP o solo hacer algunos cambios, la dificultad para conseguir una mayoría en el Congreso y la pandemia, que detuvo en seco cualquier intención al respecto, si bien Yolanda Díaz y los sindicatos siguen apostando por derogar al completo la reforma laboral que llevó a cabo el PP de Mariano Rajoy.

El problema para el Gobierno  es que las circunstancias y las mismas acciones del Ejecutivo se lo están poniendo muy difícil en el caso de los ERE en el sector financiero.  Distintas fuentes sindicales  han criticado al Gobierno por ser entusiastas de la fusión CaixaBank-Bankia, por darle autorización a la misma desde Economía sin incluir ninguna cláusula de empleo y luego quejarse  y critica con dureza las entidades,  incluso con advertencias por carta, pero nada más. “Puros fuegos de artificio”, se quejó en declaraciones a MERCA2 un representante de los trabajadores que primero desempeño su labor en Bankia y ahora en CaixaBank.

Se refería esta fuente al hecho de que la Dirección General de Trabajo enviase sendas misivas a CaixaBank y BBVA recordándoles la obligación legal de negociar medidas para aminorar las reducciones de plantilla. En estas dos cartas Trabajo recuerda a los dos bancos lo que dice que el reglamento que regula los procedimientos que deben seguir los despidos colectivos, subrayando expresamente que las empresas están obligadas a buscar medidas para “evitar o reducir” los recortes de plantilla y a amortiguar las consecuencias de la decisión empresarial “con medidas sociales de acompañamiento”, que suelen ser planes de reinserción y recolocación de los afectados.

Según el diario El País, este texto también se remitió a los representantes de los trabajadores de las dos entidades y a la Inspección de Trabajo, que tiene que acompañar el proceso y emitir un informe sobre él.  Según este rotativo señalando que este último documento suele tener mucho peso en caso de que no haya acuerdo y el conflicto llegue a los tribunales.

Este último punto si que puede ser un foco de preocupación para CaixaBank y BBVA. Y es que si las centrales sindicales llevan los ERE a la justicia, el coste en reputación puede ser continuo hasta que se resuelve, amén de la preocupación para los trabajadores y de lo que en conversación con MERCA2 un directivo de una gran entidad financiera española calificó como “distracción”. Se refiere este directivo a la distracción que en general provoca en una empresa un proceso de fusión, algo que acaba afectando también a la plantilla y puede conllevar un menor rendimiento general de la entidad. Este ejemplo también sirve para un caso como la judicialización de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE).

El acuerdo en CaixaBank está muy lejos; el pacto en BBVA se encuentra un poco más cerca, pero aún les queda trecho hasta conseguir que haya fumata blanca.

José María Lanseros
José María Lanseros
José María. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Redactor especializado en el sector financiero, en especial lo relacionado con banca y seguros. Me encanta mezclar y empresa y deporte y estoy empezando a tomarle el pulso al sector de las telecos.