BBVA se ha convertido en una entidad de contrastes. Algunos bastante curiosos e incluso divertidos. De hecho, en la misma semana la entidad vasca fue capaz de subir los salarios millonarios de sus directivos, anunciar miles de millones de recompras de acciones y poner sobre la mesa cerca de 4.000 salidas. Nada mal, al menos, para empezar. Aunque hay que reconocer que la rueda de prensa ofrecida por el consejero delegado del banco, Onur Genç, subió todavía más las prestaciones.
Empecemos por lo más llamativo. BBVA se considera, con cierta razón, una de las entidades más digitales del viejo continente. El grupo se ha gastado miles de millones en incorporar nuevas tecnologías para que sus clientes puedan operar con sus cuentas a través del móvil. De hecho, es una de las razones por las que quieren largar a tantos empleados. Además, se ha gastado otros cientos de millones en publicitar esa vocación digital.
Y cuando uno empieza a creérselo, el banco te ofrece otra de sus característicos contrastes y, es que, la entidad vasca obliga a periodistas y analistas a intervenir en la rueda de prensa a través de un ¡teléfono fijo!
En otras palabras, en la época del teletrabajo, de Zoom o Skype el banco que se apoda como el más digital depende de un teléfono fijo para mantener una conexión óptima. Vamos ni que Carlos Torres, su presidente y amante de la tecnología, descendiera del mismísimo Miguel Gila.
Al menos, la firma no obliga a que ese aparato tenga una forma de pato, todo un avance. Pero el consejo de utilizar un terminal físico ha sido solo una anécdota dentro de una rueda de prensa que ha dado para mucho. En especial, cuando hay que cuadrar en una misma respuesta los «buenos» resultados y la necesidad de ejecutar una importante reducción de plantilla.
ONUR GENÇ: QUE SÍ, PERO NO
Si uno pregunta al consejero delegado de cualquier banco que qué le parecen los resultados obtenidos espera obtener una respuesta única. Probablemente será demasiado optimista, pero bien defendida. Si son buenos por la mañana, se presupone que sigan siendo buenos unas horas más tarde. Lo anterior, se presupone siempre, bueno siempre que no sea BBVA quien este detrás. Un ejemplo de las contrariedades de la entidad vasca se apreció en la presentación de resultados.
A primera hora los resultados eran «positivos», en palabras del propio Genç y las impresas en la propia presentación distribuida por el banco. Cualquiera diría lo contrario, después de ganar 1.120 millones de euros frente a las pérdidas de hace un año por más de 1.600 millones. Con ello, se podría pensar que el negocio del banco ha mejorado notablemente. Más si cabe, cuando el propio CEO de BBVA escoge como primer mensaje para periodistas y analistas la positiva evolución de los ingresos recurrentes.
Bueno, pues ya estaría. Los resultados han sido buenos. ¿Seguro? No tanto. Y, es que, cuando al propio Genç se le pregunta acerca de los mismos y como encajan con la necesidad de despedir a cerca de 3.500 personas, una vez descontadas las recolocaciones, todo cambia. Entonces los beneficios y los resultados no son tan buenos. Curioso. Así, el ejecutivo turco señala que si se entra en los detalles «el principal aumento» proviene del denominado RoF, Rendimiento de las Operaciones Financieras, que son beneficios que se obtienen por vender deuda gracias a la manipulación del BCE, que se conoce como carry trade.
EL ERE DE BBVA Y LAS CAUSAS DISPERSAS
Genç prosigue excusándose de que el expediente de regulación de empleo es necesario porque a mejora de los datos obtenidos «no son necesariamente» un negocio recurrente. En otras palabras, que todo lo anterior que había intentado hacer ver el equipo directivo, sobre la positiva evolución de la entidad, ayudado por el de comunicación y marketing no es más que una ilusión. En conclusión que había más certeza sobre si el gato de Erwin Schödinger estaba vivo o muerto que si los resultados de BBVA han sido buenos o malos.
Pero hay más, el banco justifica el ERE en que las transacciones que se realizan en las oficinas han caído a la mitad en dos años. Quizás no sorprenda a mucha gente esa caída, después de que se hayan puesto tantas restricciones a su uso (con comisiones más altas y reduciendo drásticamente los horarios y la atención). Aun menos cuando se ha producido una pandemia en la que apenas se podía salir de casa. En definitiva, que el banco justifica las salidas porque la gente no va a la oficina, pero se le olvida explicar que ha sido la misma entidad los que les ha ido expulsando.
La triste realidad para el banco es que el verdadero escenario en el que se mueve es el segundo, no el primero. Los resultados obtenidos en los primeros tres meses del 2021 son un reflejo de que los ingresos del banco no dan más de sí, ni siquiera exprimiendo a sus clientes, vía comisiones (algo en lo que no hay duda que están poniendo empeño). Un problema que se agravará cuando los subsidios que se están recibiendo del BCE se agoten este mes de junio. BBVA ya ha decretado una subida de comisiones para entonces, pero difícilmente será suficiente.
Al final, Genç está en lo correcto: el ERE de BBVA está más que justificado. Pero porque el negocio no carbura y durante los últimos años se ha expulsado sistemáticamente a los clientes de las sucursales.