Los vecinos estallan contra las ‘cocinas fantasma’ de Glovo y Deliveroo

El boom del delivery en España en los últimos años está favoreciendo la aparición de nuevos modelos de negocio en el segmento de la hostelería a domicilio. Las conocidas como ‘dark kitchen’ convierten los bajos de edificios residenciales en cocinas industriales que preparan comida a domicilio bajo demanda. Pero los vecinos ya no aguantan más y acumulan sus quejas en el Ayuntamiento de Madrid.

Montar una ‘cocina opaca’ es una de las alternativas más rentables, y no requiere de una inversión inicial muy elevada, por unos 20.000 euros es posible acondicionar un local para cubrir los pedidos de los clientes. Lo mismo ocurre con los ‘supermercados fantasma’, que son notablemente más asequibles que montar una tienda a pie de calle.

A estos empresarios les basta con un local con salida de humos para acortar los plazos de entrega con sus clientes. El problema es que se sitúan en el centro de las ciudades, en las calles más cercanas al centro para poder ofrecer una cobertura más eficiente en la entrega de pedidos.

Fernando García, representante sindical de UGT y Riders X Derechos, explica a MERCA2 que “ya hay docenas por todo Madrid”, y destaca las dos ‘cocinas ciegas’ ubicadas en la calle Sorgo, otra en la calle Araucaria y calle Algodonales, entre otras.

El problema de estas ‘cocinas fantasma’ es que los vecinos tienen que soportar fuertes olores, humos de las chimeneas, ruido de la carga y descarga cuando llegan los proveedores, e incluso el molesto ruido de los extractores cuando abren las ventanas. Asimismo, sufren el constante trasiego de riders, que esperan a las puertas hasta que le preparan el pedido que tienen que entregar.

Todo ello genera crispación entre los vecinos, que le hacen llegar sus críticas tanto al Ayuntamiento como a la Comunidad de Madrid. Les exigen que se prohíba este tipo de actividad en bajos de edificios residenciales y les obliguen a trasladarse a zonas industriales.

Además, los vecinos critican que este nuevo negocio supone una «competencia desleal» para la hostelería tradicional y que, en la mayoría de los casos, no han pedido permiso a la comunidad de vecinos para instalar su negocio. En este sentido, desde el Colegio Profesional de Administradores de Fincas de Madrid (CAFMadrid) apuntan que este tipo de cocinas «no se pueden instalar en una vivienda normal porque tienen la consideración de cocinas industriales, con unas potencias y características que no se asemejan a las cocinas de una casa».

Por otro lado, los vecinos exigen que se pongan en marcha programas específicos de inspección de este tipo cuando se implanten en edificios o en zonas residenciales, ya que algunos de estos locales solo cuentan con licencia como obrador.

Según fuentes sindicales, en el Barrio de la Prosperidad se pueden contar más de 38 ‘cocinas fantasma’, una veintena en Cuatro Caminos, y unas 15 en Chamartín, entre otras.

LA NUEVA CONTRATACIÓN

La conocida como ‘Ley rider’ envuelve de polémica a estas plataformas de delivery, ya que aún no han modificado el tipo de contrato a sus empleados. Desde UGT señalan que “están contratando mediante otras empresas intermediarias, para borrar la antigüedad de los trabajadores”.

En este sentido, el portavoz señala que las nuevas contrataciones se están realizando a través de ETT como Job and Talent y Closer. Según ha podido saber este medio, una de las plataformas obliga a sus riders a aportar facturas de la gasolina a nombre de Closer Logistics, lo que demuestra que siguen trabajando para las mismas plataformas, pero a través de intermediarios.

Otra de las consecuencias de la nueva regulación de este sector es que estas compañías promueven los despidos, y “aplican mal los convenios, imponiendo jornadas y horarios arbitrariamente”, lamentan desde UGT.

En concreto, la mayoría de los riders mantienen su antiguo tipo de contrato, que se les hace por Obra y Servicio con un periodo de prueba de un mes. Las jornadas son de 6 días a la semana y les especifican que la zona de conexión/trabajo será marcada según la demanda de servicios en diferentes puntos de la ciudad.