Caixabank aprieta a los sindicatos para lograr un mayor ahorro en el ERE

Caixabank ha decidido apostar por una postura dura para negociar la salida de hasta 8.291 empleados en las próximas semanas. Así se lo hizo saber este pasado martes 20 de abril la nueva directiva de la entidad nacida tras la absorción de Bankia. Con ello, el banco pretende lograr un importante ahorro económico, en parte obligado por las circunstancias, en la que será la mayor reestructuración de plantilla de la historia del sector bancario en España.

La entidad catalana no solo se ha opuesto al uso de prejubilaciones, que limitan «el trauma de las salidas», según señalan los sindicatos, sino que la compensación que se ha puesto sobre la mesa es notablemente inferior a la que recibieron los trabajadores durante el ERE de 2019. Así, Caixabank ha preferido introducir principalmente el elemento de «voluntariedad» para poder alcanzar la cifra de salidas, mientras que a su vez ha puesto como condición que solo los mayores de 50 años solo podrán suponer un 50% de las 8.291 esperadas.

Por otro lado, el banco también ha advertido de que en el caso de que no aparezcan ‘voluntarios’ suficientes se procederá a ejecutar el mismo a través de un criterio de meritocracia. Un procedimiento que la entidad inició a finales del año pasado y que ha implicado la evaluación de un gran número de los trabajadores del grupo. El estudio se ha ejecutado por niveles, desde los más altos a los más bajos, y para ello se ha contratado a las consultoras Egon Zehnder, Randstad, RH Consellers y Talent Development.

CAIXABANK PLANTEA 5.700 SALIDAS SOBRE LA RED DE OFICINAS

El principal hachazo que ha planteado el banco es sobre la plantilla superpuesta de la propia Caixabank y Bankia en la red de oficinas. Así, las cifras presentadas por la entidad a los sindicatos contemplan la salida de hasta 5.742 empleados y el cierre de algo más de 1.500 sucursales. Con ello, el nuevo banco lograría reducir en más de un cuarto, hasta un 27%, la cifra total que mantiene en la actualidad tras la fusión.

Un amplio recorte que principalmente se centrará en los locales que mantiene la firma nacionalizada, dado que su dispersión en pequeñas regiones (al ser la unión de muchas cajas relativamente pequeñas) y su menor tamaño las sitúan como menos rentables. De hecho, el grupo explicó a los sindicatos que los criterios se basarán en el tamaño del municipio y competencia bancaria en la plaza; la distancia entre oficinas de ambas entidades; la cuota de presencia y solapamientos; evitar la exclusión financiera y potenciar oficinas de mayor tamaño y especialización.

En cuanto a las regiones donde se concentrarán un mayor número de cierres destacan Madrid, Cataluña, Valencia y Baleares, dado que son las regiones en las que más yuxtapuestas mantienen ambas firmas sus sucursales. Así, en el caso de la capital del país entre ambas suman más de 1.000 oficinas, de las que unas 600 pertenecen a Bankia. Barcelona es otra región con una gran duplicidad territorial, donde las 113 que mantiene abiertas la antigua Caja Madrid chocan con las más de 680 de Caixabank. En Valencia y Alicante ocurre algo similar, ya que la primera suma en ambas regiones 340 frente a las 304 de la segunda. Por último, en Baleares las dos entidades conservan 145 y 156 establecimientos, respectivamente.

POCAS ALTERNATIVAS PARA EL BANCO

La respuesta a la cifra aportada por el banco ha sido unánime desde los sindicatos a los políticos acerca del fuerte recorte de empleos que se acometerá tras la fusión. Pero más allá del vértigo que dan las cifras poco más podía hacer la entidad. Al fin y al cabo, la unión de ambos gigantes ha generado una plantilla sobredimensionada y una red de oficinas desfasada. De hecho, sirve darse un pequeño paseo por caso cualquier ciudad de España para encontrar una sucursal de Bankia a escasos metros de otra de Caixabank y entender la necesidad del recorte.

Además, que más allá de que ese aspecto pueda ser problemático es incluso beneficioso para la propia entidad. De hecho, las fusiones buscan aprovechar esas sinergias que en el argot financiero se denomina encaje geográfico. La razón es sencilla, ya que al tener esas oficinas juntas el banco puede cerrar una de ellas al mismo tiempo que se minimiza la fuga de clientes. Al final, con una sucursal puede dar servicio al doble de clientes, lo que hace que sea mucho más rentable. Por ello, las entidades se han visto obligadas a iniciar este proceso de concentración.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2