BBVA aprovecha el ahorro récord de sus clientes para disparar las comisiones

BBVA agudiza la represión financiera contra sus clientes. La entidad que preside Carlos Torres ha endurecido su política de comisiones por segunda vez en seis meses a consecuencia, explica, de «la situación económica tras la crisis sanitaria». Así, las nuevas condiciones incluyen una nueva tarifa de pago trimestral que puede alcanzar los 40 euros (hasta los 160 euros anuales) para aquellos usuarios que no cumplan las condiciones requeridas. Un pretexto, el de cumplir los requisitos, que no exime realmente a los clientes de pagar más y que llega en el peor momento posible.

La temida represión financiera, entendida como el castigo al ahorrador, se ha convertido en una realidad en la zona euro y, por extensión, en España. El exceso de liquidez con el que opera el sistema bancario, gracias a las políticas expansivas del Banco Central Europeo (BCE), les ha otorgado a las entidades el privilegio de repudiar el dinero de los ahorradores. Aunque los bancos han sido algo más elegantes y astutos. Así, en lugar de rechazar directamente muchos de los fondos particulares, también institucionales o corporativos, simplemente ha preferido ordenarlos en función de las comisiones que están dispuestos a pagar sus propietarios.

El nuevo esquema de pagos impuesto por BBVA es un claro ejemplo de ello. En concreto, la entidad vasca ha establecido que la comisión de mantenimiento para las cuentas de sus clientes se liquidará cada tres meses -los días 15 de marzo, de junio, de septiembre y de diciembre- y el montante oscilará entre los cero, los 15 euros y los 40 euros. La diferencia entre el primer y el último escenario es cumplir con una serie de condiciones: tener domiciliada una nómina superior a los 800 euros, a su vez tener vinculados a la cuenta cinco cargos de recibos o realizar siete compras en cuatro meses con tarjeta de crédito. Finalmente, también deberá tener un producto con el banco.

MÁS COMISIONES EN EL PEOR MOMENTO PARA LOS ESPAÑOLES

Solo una vez que se cumplen todos los requisitos, la entidad no cobraría ninguna comisión. Lo anterior, es lo que llama BBVA, y el resto de las entidades, «un cliente vinculado». En el lenguaje de la calle, más sencillo, es el usuario al que el banco no necesita cobrarle una tasa por mantener su dinero, dado que ya logra obtener dinero del mismo gracias a venderle, a precio de oro, otro tipo de servicios. Unas prestaciones que, además, no suele necesitar. En definitiva, el resultado final es que el banco saca más dinero de cada ahorrador ya sea directamente, a través de las comisiones, o indirectamente, por la colocación obligada de otros productos.

Pero no solo es la represión financiera ejercida por BBVA, sino que se ejecuta en un contexto difícil. De hecho, la firma ha entendido que el mejor momento para incrementar la coacción sobre los ahorros de sus clientes es cuando más los han incrementado porque más los necesitan. Esto es, en mitad de una crisis sanitaria y económica. En concreto, el propio banco reconocía en sus cuentas anuales que el fuerte crecimiento de las cuentas a la vista que experimentó durante el 2020 se debía a que «los clientes han depositado la liquidez para hacer frente a la pandemia».

Así, el volumen de dinero en el balance de la entidad en forma de ‘Depósitos de la Clientela’ alcanzó a finales de diciembre un máximo histórico para la entidad. En total, BBVA acumulaba más de 206.000 millones por este concepto este concepto a finales del periodo, la misma cantidad que la suma del resto de geografías, frente a los poco más de 182.300 millones con los que cerró 2019. Aunque la cifra ya había subido considerablemente a mediados del 2020, lo que llevó a un primer endurecimiento de la política de comisiones. Ahora, con el nuevo incremento, la entidad puede forzar de nuevo la situación.

BBVA BUSCA MAQUILLAR LA MALA EVOLUCIÓN DE SU GESTORA

La posición de BBVA tiene un matiz tan vil como infame. Y no solo por aprovecharse de la situación, en muchas ocasiones complicada, por la que atraviesan sus clientes, sino que además lo hace para maquillar la caída de su negocio de fondos. De hecho, el banco señala en sus cuentas anuales que «una mayor tendencia al ahorro (…) compensa la evolución negativa de los recursos fuera de balance [la gestora de fondos, principalmente]». La frase hace referencia al volumen de recursos para la operativa del banco. Pero la relación entre ambos es mucho más estrecha.

De hecho, uno de los objetivos de la desmesurada política de comisiones de BBVA, y el resto de las entidades, es el de transferir buena parte de ese dinero que guarda en forma de depósitos a los fondos que gestiona. Así, el requisito a priori más difícil de cumplir de los anteriormente citados es el de los productos financieros contratados. En concreto, BBVA exige que «los titulares de la cuenta figure como titular de productos financieros cuya suma de saldos medios mensuales sea igual o superior a 25.000€». Entre ellos, la entidad informa que serán computables: Fondos de Inversión, ETF, SICAV o los Planes de Pensiones.

En definitiva, BBVA vuelve a poner de relieve eso de que ‘la banca siempre gana’. Los tipos bajos y las políticas expansivas del BCE han amenazado durante muchos años el negocio bancario tradicional, pero los bancos han encontrado la respuesta al castigar a los ahorradores. Así, por el momento salvarán su negocio. Aunque los desequilibrios financieros y económicos que generará en un futuro empiezan a ser tan temibles como imprevisibles.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2