Ibercaja adeuda a sus exempleados 207 M€ tras ejecutar cuatro EREs en siete años

El pasado mes de diciembre, Ibercaja llegó a un acuerdo con los representantes de sus empleados para ejecutar un expediente de regulación de empleo (ERE) que afectará a un máximo de 750 empleados. Otro más. Así, la entidad aragonesa acumula ya hasta cuatro en apenas siete años. Una rutina que ha generado una deuda con sus extrabajadores de 207 millones de euros y cuyos resultados, a tenor de los datos actuales, son (como poco) discutibles. Y, todo ello, mientras no ha parado de incrementar la retribución de sus altos directivos.

La necesidad de acudir una y otra vez a este tipo de planes, que no son baratos, demuestran que la firma que preside Jose Luís Aguirre lleva varios años pasando por una situación crítica. De hecho, una parte importante de las provisiones que mantiene el banco obedecen a esos cuatro ERE que ha ejecutado en apenas siete años. Así, Ibercaja explica en sus cuentas anuales remitidas recientemente a la CNMV que «una parte importante de estas provisiones [en la partida ‘Provisiones Restantes’] se corresponden con el coste laboral de los expedientes de regulación de empleo de los ejercicios 2014, 2015, 2017 y 2020 pendientes de desembolso por 207,3 millones«.

Una cifra que supone prácticamente triplicar los 75 millones que adeudaba a finales de 2019, debido, principalmente, a las nuevas provisiones de cara a las próximas salidas ya pactadas. Así, el ERE planteado a finales de 2020 ha sido el más grande que ha ejecutado Ibercaja en los últimos años. De hecho, los 750 despidos que se concretaran a lo largo del 2021 suponen hasta un 50% más que en el 2017, donde salieron 500 trabajadores, y prácticamente el doble que en 2015 y 2014, que se cerró con 375 salidas.

IBERCAJA TENÍA EN 2020 MÁS TRABAJADORES QUE EN 2017 PESE A LOS ERES

De ahí, que el coste también allá sido más alto y su impacto sobre los resultados del grupo más grande. Una vuelta de tuerca más a la plantilla del banco, después de que los anteriores no hayan servido para reducir el número de trabajadores de forma consistente. De hecho, Ibercaja cerró el 2020 con el mismo número de trabajadores totales que mantenía en 2018. Aunque hay más, ya que a finales del año pasado mantenía más empleados que en 2017 pese a las 500 salidas propiciadas por el ERE de aquel año que todavía debe pagar.  

El hecho de que el número de empleados se haya mantenido constante se podría explicar bajo la concepción de que la entidad no ha ejecutado algunos de sus expedientes de empleo por mejoras tecnológicas, al vender más por internet, sino simplemente para intercambiar trabajadores con más experiencia, que cobraban más, por otros más jóvenes con salarios más bajos. Una razón que explicaría a su vez porqué los resultados finales obtenidos han sido muy poco provechosos y se hayan tenido que repetir cada vez que se ha podido.

Pero esos trucos no tienen demasiado recorrido. Así, la rentabilidad de la entidad aragonesa -medida como beneficios entre fondos propios, ROE– lleva ya muchos años en estado de coma. De hecho, dicha partida, que es vital para muchos inversores, se ha situado sistemáticamente por debajo del coste de capital e incluso desde el 2018 no ha pasado del 4%. Una situación que implica que Ibercaja haya perdido una parte muy importante de su valor desde entonces. Y donde ha tenido un peso muy importante las continuas provisiones que ha tenido que ir haciendo la entidad para hacer frente a sus números expedientes de empleo.

IBERCAJA SUBIÓ UN 10% LA RETRIBUCIÓN DE LOS DIRECTIVOS EN PLENA PANDEMIA

Una situación límite que se vivió a lo largo del año pasado. Así, Ibercaja logró salvar el 2020 gracias a un par de trucos malabares excepcionales como la venta de deuda pública española (que engordó el resultado por operaciones financieras, RoF) y el aumento de los intereses recibidos por el BCE. Todo ello, junto al cobro por los depósitos a sus clientes permitió al banco lograr un pírrico beneficio. Aun así, la rentabilidad obtenida no llegó ni al 2%.

Pero eso no fue problema para que la entidad disparase el sueldo de sus principales directivos. De hecho, Ibercaja señala en sus cuentas que la remuneración a la alta dirección, un grupo selecto de doce trabajadores ascendió en total a más de 2,8 millones de euros, lo que supone cerca de un 10% más que hace un año cuando se pagaron 2,5 millones. Un incremento que, dada la situación tan difícil por la que atravesaba el banco, el escenario social que reinaba en el país y que se ha ejecutado el mayor ERE de los últimos años, habrá muchos que no lo entiendan.

Aunque no ha sido la única mejora en la remuneración para dicho grupo. De hecho, en los últimos años han visto como sus salarios mejoraban pese a que la situación del banco empeoraba. En concreto, la subida desde el 2016 de los pagos ejecutados a la alta dirección supera el 21,6% al pasar de un gasto total de 2,31 millones a los ya mencionados 2,8 millones. Mientras, el beneficio obtenido entre uno y otro periodo ha seguido una lógica muy distinta al hundirse un 84,2%.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2