La contraindicación de Google: la uniformidad de todos los periódicos

El periodismo europeo pierde valor a chorros mientras las redes sociales estadounidenses engordan sus cuentas de resultados venidendo adictiva polarización. Y esta dinámica se acrecentará, tal y como se está evidenciando en las negociaciones lideradas por Google para reinstaurar en España su servicio Google News.

El gigante del buscador quiere aprovechar la implantación de la Ley de Propiedad Intelectual de la Unión Europea para encaminarse a una frenética negociación con editores españoles, muchos de ellos necesitados por la transición al digital y la pandemia.

Los editores, dispuestos a romper la unidad de acción para permitir la resurrección de News, apuestan por la guerra de guerrillas para salvar cuentas y esperar a que el Gobierno de España, tan falto de reflejos como cualquier administración pública occidental respecto al mundo digital, ponga alfombra de plata al gigante americano.

El algoritmo de Google

Los periódicos están centrados en estimular al algoritmo de Google mediante SEO. ¿Le gustan al buscador textos cargados de palabras, fotografías que se intuyan pezones, titulares amarillos o palabras vulgares? La mayoría de los medios se lo darán. Y están en su derecho: el buscador por pedir contenido adictivo y los periódicos por darle al monopolio predatorio lo que pide.

Eso sí, los gobiernos siguen sin regular la selva digital y esto otorga derecho a pernada a los felices Google y Facebook, que cuentan con un monopolio mundial a nivel informativo en formato texto y vídeo.

El poder de ambos es inconmensurable y el lector/ciudadano tiene que fiarse de que ambos mastodontes se autoregulen y piensen que, ¡qué demonios!, solo les interesamos como microbios. Es decir, como consumidores a los que vendernos la cafetera con cápsulas de nueva generación o el último altavoz para escuchar ‘chumbachumba’.

Ojo al dato

Una de las contraindicaciones de Google es que su algoritmo está uniformando periódicos y noticias a nivel global. ¿Qué diferencia existe entre leer una noticia en El País y El Mundo? ¿Su línea editorial? A veces ni eso. Y este hecho redunda contra las marcas periodísticas y en favor de las redes sociales (ya que parte de la la ciudadanía se cree que ha leído la última noticia de turno «en Facebook»).

La uniformización de los textos quizás se compense ligeramente con esos muros de pago que llegan tarde y, en España, sin demasiado valor añadido. ¿Quién va a pagar para leer declaraciones de políticos, sucesos redactados por agencias, una lluvia de noticias deportivas y noticias amarillas?

Por ahora pocos, pero lo cierto es que este hecho está cambiando porque los periódicos han dejado de mirar al político y el empresario de turno para volver a mirar al lector, que es el que paga. Y el que paga, manda.

Este hecho posibilitará que los políticos y empresarios dejen de colar sus doctrinarios en toda la prensa. Y es que hasta ahora, tal y como decía Will McCavoy en la sobresaliente ‘The Newsroom’, el periodista no era un camello al dejar vertir mentiras al político de turno. Pero era la persona que llevaba en el coche al camello…

La misión de Google: organizar la información en el mundo

Jesús Carrera, director de Estrategia Digital de Vocento , ha recordado que el CEO de Google ha declardo que su misión «es organizar la información en el mundo, y este es el punto de partida de la batalla. No podemos permitir que terceros se erijan como los organizadores de la información en el mundo».

«Por lo que supone de ataque a las libertades y al modelo de negocio de medios, que deben ser rentables para ser independientes. Son las raíces del periodismo. Que haya un único operador capaz de organizar el 98% de la información que se mueve por internet es un riesgo enorme. Entre facilitador y organizador existe una barrera muy liviana», añadió.

Carrera recuerda que Google «controla de forma dominante todo el ecosistema digital. El navegador, el sistema operativo, toda la comercialización de publicidad…. Si además soy propietario de medios propios como el buscador, Youtube, Google Maps o incluso el correo electrónico, entonces soy juez y parte». Tal cual.