Ibercaja salva el 2020 gracias a los cobros por los depósitos de sus clientes

El desempeño bancario de Ibercaja lleva años instalado en el dramatismo. La entidad aragonesa ha visto como el estrangulamiento de su margen de clientes, la diferencia entre lo que cobra por los créditos y lo que paga por captar dinero, hacía mella en su cuenta de resultados año a año. De hecho, esa partida se ha reducido en casi un 16% desde 2015. Una situación complicada que le llevó a dar un paso más allá y empezar a cobrar por los depósitos de sus clientes. Ahora, esa decisión ha logrado maquillar sus cuentas de 2020.

Así, la firma registró un ingreso de hasta tres millones de euros en 2020, en concepto de intereses por depósitos minoristas. Una cifra que no parece excesiva, pero que esconde lo más importante: que en años anteriores el saldo era a pagar, no a cobrar. De hecho, tanto en 2019 como en 2018 la cifra fue de cinco millones. En total, de esta manera Ibercaja logró incrementar su resultado en ocho millones de euros, lo que supone más de un 34% de los beneficios obtenidos en 2020 que ascendieron a 23 millones de euros.

Aunque las cifras esconden otra realidad y, es que, de seguir con la misma política la caja habría estado obligada a desembolsar más de cinco millones. La razón es el fuerte aumento del dinero captado en los depósitos. En concreto, Ibercaja cerró el año con un volumen total récord de 35.665 millones en forma de recursos minoristas. La cifra supone cerca de 15,6% más que en 2018, por lo que el coste de retribuir ese total debería haber sido (aunque sea ligeramente) mayor que en los años anteriores.

IBERCAJA Y SU FUERTE DEPENDENCIA DE LAS COMISIONES

Pero no solo es el efecto directo del cobro por depósitos de, al menos ocho millones, sino que también se ha beneficiado indirectamente. Principalmente, a través de comisiones. Así, el hecho de proponer pagar por los depósitos tiene el efecto de desviar parte de esos fondos hacía la gestora del grupo, o el equipo de banca privada, que le cobra por los servicios. Además, el importe suele ser bastante más alto que el establecido para los depósitos.

De hecho, Ibercaja señala en la propia nota de prensa de sus resultados: «Destacan, una vez más, las aportaciones netas a fondos de inversión por 1.167 millones de euros (+58,7% interanual), la segunda mayor cifra del sector en el año. Así, la firma se ha terminado por consolidar como uno de los gigantes en la gestión de fondos entre los bancos españoles, con una cuota de mercado del 5,5%, lo que supone un «récord histórico».

Los datos anteriores son importantes porque a más fondos gestionados más comisiones. Además, normalmente llegan por dos vías: por la comercialización y por la revalorización de los mismo. De hecho, la firma señala que, pese a la caída de la segunda de ellas, por la «brusca caída de los mercados en el primer trimestre», el incremento del «saldo de los activos bajo gestión experimentado en los tres últimos meses ha impulsado las comisiones no bancarias un 16,4% con respecto al tercer trimestre, hasta 66 millones de euros, recuperándose prácticamente el importe registrado en 2019″.

Con ello, la cifra total en 2020 de comisiones por la comercialización de productos financieros no bancarios alcanzó los 206 millones, un 5,7% más que en 2019. Unas cifras que quizás no habrían sido tan altas si la entidad no hubiera adoptado esa decisión de cobrar por los depósitos. Aun así, Ibercaja cerró un 2020 para el olvido. Si bien es cierto que fue un muy mal año para todo el sector por culpa de la pandemia, también lo es que la firma tampoco lo ha hecho mucho mejor anteriormente. Así, la rentabilidad, que no ha pasado del 4% desde 2018, se ha situado muy lejos del coste del capital, lo que supone una pérdida de valor continuada que no parece se vaya a cortar en 2021.