La fusión entre MásMóvil y Vodafone queda en manos de la banca

La unión entre MásMóvil y Vodafone será más tarde que temprano, pero será. Bien es cierto que los medios de comunicación llevan semanas (y meses) jugando a encajar una operación que, según explican ambas partes, ahora mismo no está sobre la mesa de manera tan profusa como se transmite en la prensa. Pero no deja de ser cierto que ambas directivas están donde están para que, precisamente, sus compañías exploren los mejores movimientos de cara a sus accionistas. Aunque lo cierto es que esta fiesta tiene unos invitados con mucho peso.

Según un análisis realizado por Scope Ratings, «las perspectivas crediticias para los operadores de telecomunicaciones europeos se mantienen estables. Los ingresos totales y el capex móvil continuarán estables en 2021, a pesar de que la introducción y el despliegue del 5G están siendo noticia». Y este elemento diferenciador será la clave para interpretar la velocidad del movimiento entre MásMóvil y Vodafone.

La intensidad inversora de 2021 viene marcada por el 5G. Ambas compañías lo saben. Algo, por otra parte, que resulta paradójico: pujarán como rivales por frecuencias, encareciendo el coste del espectro, cuando mantienen el estudio de una posible operación corporativa. Pero los de Meinrad Spenger y Colman Deegan deben mantener su posición individual hasta que se demuestre lo contrario.

Asimismo, será la banca la que tenga que pronunciarse sobre la futura operación. Se trata de una posible fusión que implicará, igualmente, un gasto de capital bastante importante. Sobre todo para delimitar qué sociedad se integra en cual. Algo, además, que también está siendo relativamente polémico. Al menos lo que las propias empresas están dejando ver de manera interesada.

UN AÑO ESPECIAL

El informe de Scope Ratings elabora una situación muy marcada por el 5G y las subastas de espectro. Algo que condicionará a todos los operadores de telefonía. El sector ha demostrado la estabilidad de sus fundamentales durante la crisis del covid-19. Las últimas cifras de ingresos publicadas por los operadores europeos mostraron pocos cambios respecto a las tendencias de 2019, sobre todo en comparación con la magnitud de la recesión económica en Europa.

También cabe destacar la resistencia operativa de la industria europea, que no experimentó ningún fallo en la red a pesar del incremento del tráfico durante los confinamientos y el aumento del teletrabajo. En este sentido, ayudó que el incremento del tráfico se produjera sobre todo durante el día, cuando el uso solía ser bajo, antes de la pandemia, y no por la noche, que suele ser el momento de mayor demanda.

No obstante, los operadores corren el riesgo de que la pandemia tenga un mayor impacto adverso en caso de que empeore la crisis económica, a medida que los gobiernos vuelvan a imponer restricciones para contener los contagios por covid, provocando más quiebras y cierres de empresas. Aunque para contrarrestar este riesgo está la creciente digitalización de la actividad empresarial, acelerada por la pandemia y la presión para reducir costes, por lo que, en general, el impacto de otra fase de contagios sería insignificante.

El mayor impacto de la pandemia en el sector hasta la fecha ha sido el aplazamiento de varias subastas de espectro 5G en 2020. Es probable que los operadores incurran en el coste de adquirir espectro este año, aunque seguirá estando dentro de su capacidad de financiación.

La velocidad a la que los operadores están poniendo en marcha el 5G varía de un país a otro -pruebas de 5G, subastas de espectro, despliegue de redes, introducción de servicios, nuevos teléfonos- mientras el sector sigue buscando una “killer app” (aplicación estrella).

Más allá del bombo y platillo, el impacto en los ingresos y el capex no será significativo: la inversión en toda Europa sigue aumentando lentamente, impulsada en 2021 más por una mayor inversión en redes de fibra (FTTH) que por el 5G, que está sustituyendo la tecnología existente -como hizo el 4G con el 3G, y el 2G anteriormente- y reutilizando la infraestructura existente, como los postes.

Las oportunidades para llevar a cabo grandes fusiones y adquisiciones son limitadas, dado que los mercados nacionales ya están concentrados y no hay ventajas en las uniones transfronterizas, aunque los operadores seguirán vendiendo activos de infraestructura, como torres y partes de sus redes de fibra. Esto dejará la calidad crediticia general del sector sin cambios, a pesar de la probable recuperación económica lenta y desigual.