Las flotas de vehículos, tanto de carácter público como privado, tienen que adentrarse de lleno en el ámbito de la electrificación. Pese a que la literatura mediática siempre se centra en los coches eléctricos privados, la realidad y los datos indican otra cosa.
Las flotas de vehículos de Europa están formadas por 63 millones de automóviles, furgonetas, autobuses y camiones, operados por empresas privadas o administraciones públicas. Sin embargo, a pesar de representar solo el 20% del parque de vehículos, suponen el 40% de todos los kilómetros recorridos y el 50% de las emisiones de CO2 del sector transporte. Por lo tanto, su transición ‘verde’ debe aumentar el ritmo.
Así se concluye en el estudio ‘Accelerating fleet electrification in Europe: When does reinventing the wheel make perfect sense?’ elaborado por Eurelectric, la asociación europea representante de la industria eléctrica, junto a EY; y del que se hace eco la patronal española Aelec.
Las flotas son el principal candidato para su electrificación por varias razones. En primer lugar, los incentivos públicos y los descuentos aplicados a las ventas al por mayor aumentan el atractivo de las compras de vehículos eléctricos.
En segundo lugar, la predictibilidad de la ruta, que es una característica operativa general de las flotas, permitiría y aceleraría el despliegue de la infraestructura de recarga en ubicaciones clave, aumentando la confianza en los vehículos eléctricos, también para los particulares. Aspectos todos ellos clave que son igualmente aplicables al mercado español.
LA IMPORTANCIA DE LA ELECTRIFICACIÓN
El estudio prevé que la electrificación de las flotas crezca a buen ritmo, alcanzado un total de 10,5 millones de vehículos eléctricos para 2030. Para entonces, el segmento de autobuses habrá electrificado el 42% de su parque, seguido por los segmentos de automóviles y furgonetas, que se habrán electrificado al 17,5% y 12% respectivamente. El cambio en las políticas de las empresas en relación a la adquisición de vehículos eléctricos y una mayor oferta de vehículos favorecerán el aumento de la penetración de la movilidad eléctrica en estas flotas.
En nuestro país, las políticas activas en este campo podrán fomentar el despliegue de las flotas en términos similares a los que se esperan en el resto de Europa si se acelera el plan de desarrollo de las infraestructuras de recarga, tanto públicas como privadas, y se incentivan las ventas con programas que equiparen la ambición con los países de nuestro entorno.
Según concluye ‘Accelerating fleet electrification in Europe: When does reinventing the wheel make perfect sense?’, los 213.000 puntos de recarga de vehículos eléctricos públicos existentes en Europa, de los cuales solo el 14% son cargadores rápidos, están muy por debajo del objetivo que se persigue. Este número debe multiplicarse por 13 para cumplir con la ambición marcada por la Comisión Europea de contar con tres millones de puntos de recarga públicos en 2030.
El estudio muestra que es necesaria una inversión de 20.000 millones de euros para la infraestructura de recarga pública y de 60.000 millones de euros para la privada. Además, es preciso invertir 25.000 millones de euros adicionales para adaptar las redes de distribución eléctricas europeas al despliegue de esta red de infraestructura de recarga. En España estas inversiones se sitúan en el entorno de los 3.100 millones de euros en el mismo periodo, de las que 1.400 millones estarán destinados a las redes de distribución.