José Ignacio Goirigolzarri ha presentado este jueves los resultados anuales de Bankia, los correspondientes a 2020, donde la entidad registró un beneficio neto de 230 millones de euros, lo que supone un descenso del 57,6% sobre el año anterior, como consecuencia de unas provisiones de carácter extraordinario de 505 millones de euros por la pandemia del covid-19.
El presidente de Bankia ha aprovechado esta presentación para destacar que es «un día muy especial» porque será la última vez que el banco presente resultados de manera independiente. En este primer trimestre del año se producirá la integración con CaixaBank y por lo tanto, el siguiente trimestre ya lo harán de manera conjunta.
En este contexto, el directivo ha querido destacar tres fases de la historia del banco para explicar que le llevó a estudiar la operación de fusión con la entidad que preside Jordi Gual. En este sentido, se ha referido a una primera etapa «muy dura» desarrollada entre 2012-2015, donde se definió el plan de reestructuración por parte de Bruselas y lanzaron un Plan Estratégico «muy complejo».
RESCATE A BANKIA
En ese momento, el Estado inyectó 22.424 millones de euros para rescatar a Bankia y el FROB recibió a cambio el 68,3% del capital social del banco. «Contemplamos un fuerte ajuste de capacidad, hicimos un gran esfuerzo en desinversiones y desarrollamos una sistemática común», ha añadido.
Este primer plan estratégico «fue un gran éxito» desde el punto de vista financiero pero no tanto en cuanto a la calidad de los clientes, pues el servicio que estaban recibiendo «era mejorable» y esta fue la razón que les llevó en enero de 2016 a dar «un cambio radical» que se ha notado en los índices de satisfacción de los clientes.
Así, en diciembre de 2017 empieza una nueva etapa, tras el fin del proceso de restructuración y adentrándose en «un nuevo mundo» que les perimió fusionarse con BMN. El plan fue apostar por el crecimiento de cuotas en empresas y productos de valor añadido, toda una transformación. Y en esta fase es donde se ha enmarcado su último plan estratégico, pero los últimos 3 años «han estado divididos en dos mundos», ha señalado.
EL LASTRE DE LOS TIPOS DE INTERÉS
Por una parte, ha estado la evolución del PIB y el mercado de trabajo, por otra, los tipos de interés. En cuanto al primero, hasta la pandemia la evolución fue muy en línea con lo previsto por Bankia y fue en 2020 donde hubo una diferencia relevante.
Sin embargo, «lo que si fue muy diferencial» fue la evolución de los tipos de interés. El presidente de Bankia ha destacado que el mercado descontaba que a finales del año pasado estaríamos con tipos positivos y no ha sido así. Asé que llegados a este punto, contemplan que los tipo de interés van a continuar negativos por lo menos hasta 2026 y eso provoca un cambio estructural del negocio y necesita soluciones estratégicas además de tácticas, y aquí aparece la fusión con CaixaBank.
Respecto a la nueva estructura organizativa del nuevo CaixaBank, el papel de José Sevilla (actual consejero delegado de Bankia) o los procesos de ajustes de personal y oficinas, no ha querido pronunciarse, de hecho, ha insistido que se irá definiendo en este primer trimestre. Lo que si ha adelantado es cómo irá desapareciendo la marca Bankia.
«Empezará después del cierre mercantil de la operación y nos llevara unos 3 o 4, será cerca del verano pero depende de las autorizaciones», ha apuntado. La idea es que el proceso del cambio de marca se produzca «casi inmediatamente» después de la fusión.
COMPETENCIA
José Ignacio Goirigolzarri también se ha pronunciado sobre la evaluación que la CNMC está haciendo de la fusión y en cómo afecta a la competencia en el mercado y ha señalado que no esperan restricciones aunque es cierto que la suma de las dos entidades les pone en cuotas de mercado entorno al 25% pero si se ve a los líderes de países cercanos, europeos, estas cuotas «son comunes».
De la misma forma, ha defendido que el Índice de Herfindahl está lejos de lo que la Comisión Europea (CE) interpreta como alta concentración, ya que tras la fusión se situaría en un nivel de 1.300 y la CE toma como límite el umbral de 1.800.
También ha matizado que los bancos hoy en día no solo compiten con los bancos, «el mercado es abierto y la competencia también son startups, fintech, tecnológicas muy grandes como Apple, Amazon o Google» de manera que ese 25% de cuota no se corresponde. Y por último, ha querido puntualizar que el sistema bancario español ha tenido un proceso de concentración notable en los últimos años, pero los niveles de competencia no han bajado.