Las empresas europeas tendrán que hacer frente tras la crisis generada por el Covid-19 a un déficit de capital de entre 450.000 y 600.000 millones de euros, según se desprende de un estudio elaborado por la firma de servicios profesionales PwC y la Asociación para los Mercados Financieros en Europea (AFME, por sus siglas en inglés).
De acuerdo con el documento, Europa necesitará aproximadamente un billón de euros de capital para afrontar la recuperación económica. Entre capital e instrumentos híbridos de sector público y privado en toda la UE, la capacidad actual se sitúa entre 400.000 y 550.000 millones de euros para los próximos dos años, por lo que las necesidades oscilan entre los 450.000 y los 600.000 millones.
Si no se llegara a cubrir ese déficit de capital se produciría un «aumento muy perjudicial» del apalancamiento y la flexibilidad operativa del sector empresarial. De acuerdo con los cálculos de AFME y PwC, el 10% de las empresas europeas únicamente tienen reservas de efectivo para los próximos seis meses, por lo que están en riesgo de volverse ilíquidas.
El informe no detalla datos concretos por países, pero las estimaciones de AFME y PwC sitúan en 155.000 millones de euros el impacto de la crisis en el tejido empresarial español, un 15,5% del total de un billón de euros de capital que necesitan las empresas de los 27 países de la UE.
En este contexto, la asociación ha instado a la Comisión Europea y a los Estados miembros a aprobar medidas para «reforzar» los mercados de híbridos y renta variable en Europa, así como a acelerar la culminación de la Unión de Mercados de Capitales.
«Si bien la deuda y el apoyo estatal han supuesto el rescate a corto plazo de empresas en toda Europa, ahora tenemos que ir más allá de la financiación puente a corto plazo y centrarnos en la reparación y recuperación a largo plazo», ha subrayado el director ejecutivo de la AFME, Adam Farkas.
De acuerdo con las entrevistas con empresarios e inversores realizadas por AFME y PwC, muchas pequeñas y medianas empresas no desean ceder el control de su negocio, pero sí están dispuestas a «pagar una prima» para no diluir sus derechos de voto, así como a distribuir una parte de los beneficios entre los inversores. «Los instrumentos híbridos son ideales para atender estas necesidades», afirma el documento.
Entre los instrumentos que deberían ser más ampliamente utilizados en Europa se encuentran los esquemas accionariales de clase dual y los ‘swaps’ de renta variable para reducir el apalancamiento.
Las recetas de AFME también incluyen el diseño de un instrumento híbrido novedoso para toda la UE, ampliar los sistemas de apoyo a la recuperación existentes, replicar las buenas prácticas existentes en los Estados miembros en lo referente a instrumentos híbridos, reajustar las normas sobre ayudas estatales y acelerar las medidas de inversión en renta variable.
«A medida que las empresas europeas se esfuerzan por recuperarse de la crisis económica, se necesitarán tipos y fuentes de financiación alternativas para ayudar a mitigar la creciente carga de la deuda y, al mismo tiempo, poder invertir en su futuro. Aquí es donde los mercados híbridos y de renta variable pueden desempeñar un papel clave para respaldar la recuperación en Europa», ha apostillado Farkas.
La retirada del apoyo estatal y el levantamiento anticipado de las medidas de confinamiento por la Covid-19 con un programa de vacunación exitoso implica que ha llegado el momento de implementar la capacidad financiera de renta variable e híbrida y la infraestructura para impulsar la recuperación de la economía europea», ha agregado el director de consultoría económica de PwC, Nick Forrest.