sábado, 14 diciembre 2024

La energía nuclear cosida a impuestos, clave para el suministro eléctrico

La energía nuclear se ha convertido en una de las estrellas -sin glamour público- de este principio de 2021. El temporal de frío que atraviesa España desde la semana pasada ha puesto en la picota el entramado eléctrico. Con precios de récord, tanto en el mercado mayorista como en el residencial, todos buscan causas, motivos y linchamientos públicos. Mientras, otros simplemente trabajan, como es el caso del sector nuclear.

Las alertas, debidamente difundidas por las organizaciones de consumidores, han estado avisando sobre la potencial subida que habrá en los recibos de la luz durante este mes de enero. Aquí acaba lo que realmente preocupa a las familias. Pero detrás de este intrincado mapa del tesoro que puede suponer una factura eléctrica hay piezas que se mueven por intereses públicos y privados, y que no siempre atienden a razones lógicas. El desempeño de la energía nuclear en este escenario es un ejemplo.

Una vez que ha entrado el temporal de frío, y el consumo energético se ha disparado, las costuras del sistema energético han puesto en evidencia su funcionamiento. Las renovables son el futuro. No hay discusión. Pero en enero de 2021 tan solo la energía nuclear funciona al 100% de su capacidad instalada en la mayoría momentos. Le eólica hace lo que puede, y la solar fotovoltaica está apagada. Mientras, una tecnología fósil como el gas natural se usa como respaldo.

Ante este escenario, y alejando el foco de la demagogia política que no asume este funcionamiento, la polémica entre los expertos del sector se centra -precisamente- en la energía nuclear, su futuro apagón ya acordado entre las empresas responsables de las centrales y el Gobierno, y su supuesta necesidad como verdadera tecnología de apoyo, incluso por encima del gas.

NUCLEAR, SÍ O SÍ

«Dan igual las circunstancias meteorológicas, la energía nuclear se debe reivindicar siempre«. Así de rotundo se muestra Manuel Fernández, analista de mercados energéticos. Explica en MERCA2 de forma bastante razonada que, precisamente, una de las virtudes de la nuclear es que «no depende de factores externos para darnos cuentas de que es imprescindible».

¿Pero por qué se trata de un elemento esencial como se puede comprobar estos días? «Asegura estabilidad al sistema porque opera en base; de igual modo mantiene estable el suministro de energía en España, no nos crea dependencia del exterior; y es totalmente segura y confiable». Estos son los motivos que ofrece Manuel Fernández para hacer ver porque, más allá de estos días donde su desempeño es imprescindible, se trata de una tecnología necesaria en el mix.

«Produce energía durante todas las horas del año, y ninguna otra tecnología puede hacer eso». Algo tan sencillo, explica este experto en mercados energéticos, debería bastar para que los políticos entiendan la situación, pero asume que dicho debate en la esfera política «está dominando sobre el debate técnico en demasiadas ocasiones». Además, se añade el asunto del discurso ‘verde’.

«Las energías renovables tienen un problema de disponibilidad, y da lo mismo la capacidad que se instale, habrá días que estén de adorno. Pero eso no es ni malo ni bueno, es lo que es. Hay que saber lo que se tiene y cómo funciona». Por ello, Manuel Fernández aboga, con temporal de por medio o no, que «no se puede construir un discurso con lo que materialmente no se puede administrar un mix energético fiable. Que la energía solar no produzca nada en días como estos, no es malo, solo es lo que es. Lo que se debe construir como país es un mix eléctrico equilibrado».

Asume que hay un debate ventajista por parte de unos y otros, pero asegura que «no se puede construir un mix eléctrico con la apuesta absoluta en unas energías que, ahora mismo, son ineficientes. Las renovables solas, o la nuclear sola, no vale de nada.

UNA NUCLEAR CASTIGADA

La situación es muy simple. Incluso -en estos momentos- hay personas que lo saben explicar muy bien qué sucede con los precios y el impacto de las diferentes energías. Un ejemplo es cómo resuelve la ecuación el divulgador y trabajador del sector, Alfredo García (@operadornuclear): “La factura de la luz se dispara por las bajas temperaturas, la ausencia de viento y sol, y un aumento del consumo de gas para compensarlo. Sin las centrales nucleares, el aumento de precio y emisiones sería mayor y habitual. Si las cierran por ideología, ustedes serán cómplices”.

Todo en un tuit. Esta sencilla explicación, además, solo escenifica parte del problema: la nuclear es esencial ahora mismo y su puesta en discusión estéril, pero las empresas dedicadas a este negocio reciben un castigo bastante importante en forma de impuestos y tasas.

La situación estalló en la pasada primavera. Las nucleares aplicaron rebajas de potencia para producir menos electricidad y así ahorrar costes (pagando menos impuestos por la menor generación y gastar menos combustible), en un contexto en que el precio del mercado mayorista eléctrico no dejó de caer en los primeros meses del año. Medidas excepcionales en un sector que, pese a su necesidad como se puede ver en estos momentos, a veces tiene menos cuidados que las renovables.

Y la situación no parece que vaya a cambiar. Sobre todo cuando ya se ha certificado el cierre programado de las centrales y los fondos europeos que se darán tienen todos los tintes ‘verdes’. Pero el sector nuclear asume que la acumulación de números rojos de las centrales debido a las altas tasas impositivas hace que las inversiones no sean rentables.

Según los cálculos de las eléctricas, en 2019 las centrales nucleares pagaron 1.033 millones de euros en impuestos y tasas (el 40% de sus ingresos totales) y para 2020 la carga fiscal escalará hasta los 1.214 millones (llevándose el 65% de todos los ingresos previstos por generación de electricidad). Si se confirma el pago de esos más de 1.200 millones previstas, el pago de impuestos de las nucleares se habría casi quintuplicado en apenas una década, desde los 266 millones abonados en 2009.

LAS EMPRESAS HABLAN

Ante este escenario, uno de los principales actores implicados, Endesa, que comparte propiedad en algunas centrales con Naturgy e Iberdrola, siempre que puede lanza su mensaje a quien lo quiera recibir.

Hace unos días, el consejero delegado de la eléctrica azul, José Bogas, consideraba que, más que plantear el cierre del parque nuclear, «hay que pelear» con el Gobierno por bajar algunos de los impuestos que gravan a estas centrales, para que su rentabilidad sea «razonable».

En un acto público, Bogas afirmaba que, aunque «algunos colegas dicen que hay que cerrar» el parque nuclear, para el que se acordó un calendario el año pasado para su clausura ordenada entre 2027 y 2035, «no tiene ningún sentido cerrar las nucleares ahora». Así, el ejecutivo de Endesa abogó por trabajar más en esos ‘extracostes’ que se cargan a las centrales nucleares, ya que, con los actuales precios, no hay rentabilidad para la empresa.


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