Siempre que ocurren vaivenes económicos, y este año podemos hablar de un ligero susto, España parece sufrir consecuencias de mayor calibre. La previsión económica de España en 2021 no parece halagüeña en ningún aspecto, ya que, al importante peso específico del turismo como fuente de ingresos, hay que unir la falta de circulación monetaria o de liquidez por la crisis generada. Si ha habido una gran destrucción de puestos de trabajo, el dinero se vuelve nervioso y permanece en el bolsillo como medida preventiva.
¿Sólo 2020 ha sido catastrófico?
Al principio de la pandemia y del periodo de confinamiento había la esperanza de que en verano se podrían salvar los muebles. Así fue en parte, pero ha sido pasar el otoño y comprobar como en todo el mundo, y muy especialmente en la Europa continental e Islas Británicas, el aumento de casos ha sido notable. La situación actualmente es incluso peor que en marzo, y se cierne un horizonte muy oscuro a corto plazo. La vacunación para salvar la economía es una de las esperanzas de gobiernos y empresas, pero, sin embargo, hay un problema de fondo: el ritmo de esta vacunación es insuficiente. Buena prueba de ello es el caso de Israel, que a pesar de haber puesto en marcha un calendario de vacunación endiablado, vuelve a padecer los efectos del confinamiento.
Y es que desgraciadamente, la pandemia no es solo cuestión de 2020. Hay que aprender a convivir con ella y ser conscientes que probablemente hasta el verano no podamos empezar a relajar cierto tipo de medidas y de comenzar a ver frutos. En el caso español, todo se ve agravado por el hecho de tener 17 sistemas sanitarios diferentes, que ha provocado situaciones complejas. Y las prisas por querer reactivar la economía han dado como fruto que la tasa de contagios haya aumentado más rápido de lo esperado. por otro lado, nadie podía imaginar unas navidades tan atípicas como estas y querer seguir celebrándolo como si nada pasara, ha dado lugar a rebrotes.
Es cierto que ningún gobierno se ha podido enfrentar con garantías a una pandemia, porque era la primera vez que lo hacía, pero es cierto que toda experiencia ha de servirnos de aprendizaje. Porque probablemente volverán nuevas olas en el futuro de enfermedades que hasta ahora desconocíamos. ¿Cómo se pueden hacer planes de futuro en lo económico con nuevas olas de enfermedades desconocidas?
Pensar diferente, ¿una fórmula de éxito?
Quizás el problema de España se deba a la enorme red de comercios relacionados con la hostelería y el sector servicios. La pandemia ha sido un tsunami que ha obligado al cierre a multitud de establecimientos, y en el que no todos han tenido la capacidad de prepararse para una catástrofe de esta magnitud. Mucho se ha hablado de negocios que se han tenido que reinventar. Algunos con fortuna, porque supieron estar en el momento adecuado dando la respuesta que se necesitaba. Sin embargo, la realidad es que con una merma enorme de clientes en las calles y de turistas que nos visitan, reinventarse ha sido para muchos una quimera imposible de llevar a cabo. La consecuencia, echar la persiana y decir adiós de manera anticipada.
De lo que no cabe duda es que ahora más que nunca hay que apostar por el comercio electrónico como manera de poder sacar cabeza. Porque ya no cabe hablar de futuro tecnológico, sino de realidades presentes. El comercio tradicional se ve cada vez más presionado por grandes corporaciones que te hacen llegar cualquier producto en poco tiempo a tu casa. Era obvio, en una situación en la que se ha estado más de un mes sin poder salir, había que seguir viviendo. Buena prueba de ello es que las empresas de mensajería no han dado abasto y han debido reforzar sus plantillas. No se puede negar la realidad, estamos huyendo de modelos de negocios tradicionales para dar paso al comercio electrónico con mucha más fuerza. Y quien piense que esto no es así se equivoca.
Apostar por este tipo de comercio, en el cual el cliente es una parte más del proceso, y que proporciona además unas experiencias satisfactorias, viene a ser una nueva realidad para la que hay que estar preparado. Porque desgraciadamente volverá a pasar y no entenderemos que hay trabajos que debemos realizar de otra manera. Quizás la experiencia provocada por esta crisis sanitaria y económica sirva para dar pie al surgimiento de nuevas oportunidades. Mientras, habrá que seguir reinventándose y ser parte del cambio. A nuevos retos, nuevas oportunidades que estarán ahí para quienes sean capaces de subirse al barco del cambio. Mientras tanto, debemos capear el temporal como mejor sepamos y aunar esfuerzos para que los efectos de esta tercera ola no sean devastadores y que, al menos, no nos pille con el paso cambiado.