jueves, 12 diciembre 2024

El futuro ya está aquí: tecnologías que imitan a la naturaleza

Las manecillas del reloj no se pueden atrasar en materia de medio ambiente. La intensa actividad del ser humano y el fuerte crecimiento de la población en el último siglo están provocando el calentamiento del planeta. Revertir la situación requiere un esfuerzo mayúsculo por parte de todos: organismos internacionales, gobiernos, empresas y también ciudadanos. Las grandes compañías que más se involucran por desarrollar una evolución sostenible del planeta se han puesto manos a la obra.

¿Puede el ser humano controlar el volumen de emisiones de CO2? La respuesta es sí y la llave la tiene la tecnología, que está permitiendo mejorar la eficiencia energética de los procesos industriales y de los productos que fabricamos, además de contribuir al desarrollo de fuentes energía más sostenibles. Las nuevas tecnologías permiten, incluso, ir más allá y capturar tanto el CO2 que emitimos como el que ya se encuentra presente en la atmósfera. Es lo que se conoce como tecnologías de emisiones negativas (NET, por sus siglas en inglés) y pueden suponer una contribución clave para alcanzar las metas del Acuerdo de París contra el cambio climático.

El punto de partida es complejo. Las emisiones de CO2 de las actividades humanas exceden ahora mismo 40 Gt al año, aunque solo la mitad se acumulan en la atmósfera, ya que el resto del CO2 es absorbido por procesos naturales como los sumideros terrestres y marinos en océanos y suelos. No hay que confundir estos sumideros naturales con las propias emisiones negativas, basadas en la intervención humana intencionada.

En este contexto, el gran impulso llegó tras el Acuerdo de París. El compromiso de no elevar la temperatura por encima de 1,5 grados respecto a los niveles preindustriales ha puesto el desarrollo de las NET en el centro del debate sobre el cambio climático. El conocimiento actual sobre las NET, todavía incompleto, está creciendo rápidamente, y grandes compañías, como es el caso de Repsol en España, están impulsando ya la captura de emisiones y el uso del CO2 como materia prima para otros procesos.

TIEMPO PARA DAR LA VUELTA

Una de las tecnologías NET que más posibilidades ofrece es la captura, utilización y almacenamiento de CO2 (CCUS, por sus siglas en inglés), que permite no solo retener este gas sino utilizarlo como materia prima para determinados procesos industriales.

En España, Repsol tiene varios proyectos en marcha relacionados con las tecnologías CCUS, uno de los pilares de su estrategia para ser una compañía cero emisiones netas en 2050. En 2024 estará operativa la planta que la energética va a construir en el puerto de Bilbao para fabricar combustibles sintéticos cero emisiones netas a partir de hidrógeno renovable y CO2 capturado en su cercana refinería de Petronor, la única de la Península Ibérica y una de las pocas de Europa que ha integrado este tipo de procesos. Los combustibles sintéticos fabricados en esta planta, una de las mayores del mundo en su especialidad, podrán utilizarse en motores de combustión como los que se instalan actualmente en los automóviles y también en aviones, camiones y en otras aplicaciones.

Refinería de Petronor
La refinería de Petronor es la única de la Península Ibérica y una de las pocas de Europa que ha integrado procesos de captura y uso de CO2.

Además de para fabricar combustibles sintéticos, el CO2 capturado también se usa como materia prima en aplicaciones muy diversas, como la fabricación de plásticos para horticultura, materiales de construcción o polímeros, que son especialmente útiles para fabricar espumas para asientos o colchones, adhesivos de envases o films plásticos. Repsol, por ejemplo, cuenta con una tecnología patentada para incorporar CO2 en polioles, una materia prima que se utiliza para obtener materiales esenciales para los sectores del confort o la automoción.

AUMENTAR LA MASA FORESTAL

Reforestar y evitar la deforestación son, hoy por hoy, las NET más efectivas y con los costes más viables para combatir el cambio climático. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC por sus siglas en inglés), será necesario incrementar la superficie forestal del planeta en 1.000 millones de hectáreas, una extensión equivalente a Canadá, para cumplir con el objetivo de limitar a 1,5°C el calentamiento global, como marca el Acuerdo de París.

Para impulsar la reforestación, Repsol ha adquirido el 21,39% del capital de Sylvestris, a través de Repsol Impacto social, un proyecto de su Fundación para desarrollar empresas que trabajan en la transición energética y la inclusión de colectivos vulnerables.

Sylvestris es una empresa española de restauración forestal y, a medio plazo, su objetivo es restaurar 10.000 hectáreas anuales de bosque, lo que permitirá absorber 2,5 millones de toneladas de CO2 y crear oportunidades laborales para más de 2.000 personas al año. Es una muestra de que, además de otros beneficios medioambientales como la mejora de la fertilidad de los suelos o el freno a la desertificación, la reforestación puede crear actividad económica y empleo en zonas rurales en riesgo de despoblación.

Además, Fundación Repsol y Sylvestris han alcanzado recientemente un acuerdo con la compañía holandesa Land Life Company, para constituir una empresa conjunta cuyo fin será desarrollar proyectos de reforestación y gestión forestal a gran escala en España, Portugal y Latinoamérica.

UN SECTOR, UN OBJETIVO

En el desarrollo de las técnicas de CCUS, Repsol canaliza sus esfuerzos junto a sus socios de Oil & Gas Climate Initiative (OGCI), organización que agrupa a 12 grandes compañías del sector, y que está destinando a fomentar estas tecnologías cerca de la mitad de los 1.000 millones de dólares con los que está dotado su fondo de inversión.

OGCI promueve avances tecnológicos como solución al cambio climático, invirtiendo en otras empresas con alternativas innovadoras en la captura, uso y almacenamiento de CO2. Entre ellas, la canadiense Svante, que ha logrado reducir a la mitad los costes sobre otras técnicas actuales empleando unos filtros realizados con nanomateriales diseñados específicamente para optimizar la captura de CO2.

Asimismo, con el soporte científico de su centro de investigación Repsol Technology Lab, Repsol está evaluando, en todos sus proyectos de Upstream en desarrollo, la opción de neutralizar las posibles emisiones de CO2 capturándolo y almacenándolo geológicamente.

Repsol también sigue con atención el desarrollo de otras NET con un potencial enorme pero aun poco maduras, como la fertilización de los océanos, empleando hierro o nitrógeno como nutrientes para estimular el crecimiento del plancton vegetal, que podría absorber cantidades masivas de CO2 con la fotosíntesis. Un nuevo ejemplo de las enormes posibilidades que las tecnologías NET pueden ofrecer en la lucha contra el calentamiento global, que persigue un objetivo común: conseguir las cero emisiones netas en el año 2050.


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