Dejar de fumar fumando, el papel del cigarrillo electrónico

No cabe duda de que los cigarrillos electrónicos están ganando mucho auge y son una alternativa aquellas personas que quieren dejar el nocivo hábito del tabaco. Poco a poco, en España vemos dos hechos claramente diferenciados. Por un lado, se comienza a fumar a edades más tempranas, a pesar de las regulaciones existentes sobre el uso del tabaco y que incluye el de la prohibición de su publicidad. Por otro lado, personas que llevan fumando durante mucho tiempo son más propensas a ir abandonando el hábito tras años de consumo. De todos es conocido el nefasto efecto que tiene sobre la salud el tabaco tradicional, como la propensión a padecer cáncer de diferentes tipos, problemas respiratorios o incluso de reproducción. Fumar, tal y como lo hemos conocido siempre, ya no es algo que resulte muy atractivo, aunque por desgracia los más jóvenes siguen bajando la edad media de inicio de consumo del hábito. 

En nuestro país, en los lugares donde se prohíbe fumar tabaco tradicional también se prohíbe el vapeo, es decir, el uso de cigarrillos electrónicos. Estos dispositivos constan de una cápsula con un elemento líquido, cuyo contenido que pasa a través de un sistema que lo vaporiza. El fumador electrónico lo inhala y expulsa como el tabaco normal, pero con la diferencia de producir un vapor que se disipa de manera muy rápida. Por otro lado, estos cartuchos de líquido para inhalar tienen una amplia gama de sabores, lo que es un aliciente enorme para quien quiera experimentar nuevas sensaciones.

Nuevas posibilidades del cigarrillo electrónico

Pero este tipo de productos se está convirtiendo en una alternativa para los que desean dejar de fumar. Por un lado, el cigarrillo electrónico es una inversión que es muy poco espacio de tiempo queda amortizada. Las cajetillas de tabaco son gravadas con impuestos cada primero de año, y el precio medio de una ronda en España los 5 euros. Y a fin de cuentas, probablemente lo que enganche a un fumador tradicional sea el acto y el ritual del tabaco. También el hecho de tener algo en la boca. Todo ello se puede realizar de la misma forma con el cigarrillo electrónico, con el añadido de no ser un producto tan molesto para los demás.

Lo realmente curioso es que en el Reino Unido se está llevando a cabo un programa gracias al cual está cayendo en picado el número de fumadores tradicionales.

Actualmente, el 14,4 % de la población adulta en Gran Bretaña es fumadora, mientras que nuestro país es más del doble, un 34%. Para hacerse una idea, en el Reino Unido fuman unas 200 personas menos por cada hora que pasa. Es decir, las tasas de abandono del tabaquismo están muy por encima de la media del resto del continente. Algo que sorprende a los departamentos de sanidad de otros países, y que ven en esta de experiencia algo sobre lo que hay que tomar nota.

Esto es debido en gran parte al elevado precio del tabaco tradicional en las islas, que es el doble que nuestro país en el mejor de los casos.

Por otro lado, la recomendación del uso de cigarrillos electrónicos para abandonar el hábito del tabaco también juega a su favor. Es algo que el sistema nacional de salud del Reino Unido está apoyando en diversas campañas desde el año 2015. En Gran Bretaña existen actualmente casi 4 millones de consumidores de cigarrillos electrónicos, y la mitad de ellos ha conseguido abandonar el tabaco tradicional con este tipo de dispositivos. Son cifras que invitan a la esperanza.

Hay además una percepción de seguridad mayor sobre los cigarrillos electrónicos sobre el tabaco tradicional, tal y como recogen diversos estudios que se han realizado en los Estados Unidos. Existe la percepción de que son un 95 % menos dañinos que el tabaco normal. Actualmente, cada vez hay menos dudas sobre la seguridad de los cigarrillos electrónicos. Si se adquieren en lugares de plenas garantías, son dispositivos que cumplen con las más altas exigencias de seguridad.

En todo caso, para evitar cualquier tipo de problema hemos de apostar por compras seguras y en tiendas especializadas y españolas, prefiréndolas a las tiendas generalistas o de fuera de la UE. Nuestra seguridad podría verse comprometida en estos casos.

Los cigarrillos electrónicos parecen haberse convertido por tanto en una buena ayuda para abandonar el nocivo hábito del tabaco. Esta experiencia que se está llevando a cabo en el Reino Unido, donde los buenos resultados no dejan lugar a dudas, puedes quizás extenderse al resto de países del continente europeo. De esta forma, se puede abandonar el tabaco de una manera más progresiva, con una transición bastante más suave y que no resulte tan lesiva como el abandono repentino de este. Es cierto que dejar de fumar es cuestión de mucha voluntad y mucha fuerza, pero apoyarse en el cigarrillo electrónico quizá sea una medida más que puede ayudar.