El nuevo marco regulatorio para la gestión de subastas de potencia renovable ha generado un entusiasmo desigual entre las grandes energéticas. Mientras Repsol no descarta acudir a las subastas de renovables que prevé lanzar el Gobierno de España a finales de este año, con el fin de acelerar así la implementación de la generación ‘verde’, los dos gigantes tradicionales del mercado eléctrico, Endesa e Iberdrola, han mostrado una reacción fría ante el anuncio del real decreto, próxima a la indiferencia.
Para Repsol, las subastas de renovables podrían contribuir a complementar el desarrollo de su cartera de proyectos. Eso sí, el consejero delegado del grupo, Josu Jon Imaz ha indicado que habrá que «conocer cómo será el mecanismo exacto» de estas subastas, que se volverán a realizar en el país después de las de 2016 y 2017, antes de la toma de una decisión, aunque afirmó que Repsol «está abierta» a su estudio.
Lo que sí que prácticamente descartó para los próximos cinco años (2021-2025) es una gran compra dentro del sector de las renovables, ya que subrayó que la máxima de la compañía pasa por una rentabilidad de doble digito. «Y eso es mas difícil cuando se compra un activo en operación, ya funcionando», dijo.
Así, indicó que Repsol priorizará el crecimiento orgánico para las renovables, aunque siendo, eso sí, compatible con la posible adquisición de alguna plataforma pequeña, en línea con la alianza para Chile con Ibereólica cerrada el pasado verano, que le permita entrar a algún país a través de su cartera de proyectos. «Es posible que en el próximo año o dos años tengamos un par de plataformas más al igual que en Chile», dijo.
EL PETRÓLEO Y EL GAS SEGUIRÁN PARA REPSOL
A pesar de este giro a lo ‘verde’, Imaz, aseguró que el negocio del petróleo y del gas «seguirá existiendo» en el largo plazo para Repsol. «Necesitamos gas, el gas es lo que permite el desarrollo de las renovables» como respaldo, dijo.
Así, subrayó que petróleo y gas van a seguir estando combinados en esa oferta de Repsol, «bajo ese foco de sostenibilidad y descarbonización».
Por otra parte, Imaz reiteró el deseo de Repsol de seguir presente en el futuro en países como Venezuela o Libia. En el caso concreto del país sudamericano indicó que el grupo ha reducido su exposición en los últimos años, hasta situarlo en torno a los 135 o 140 millones de dólares, pero señaló que Repsol quiere seguir allí, ya que es «un país con unos activos que pueden ofrecer oportunidades futuras para la compañía», a pesar de su actual complejidad política y social.
LA INDIFERENCIA DE IBERDROLA Y ENDESA
La sucesión de hechos, de la euforia de unos a la indiferencia de otros, deja entrever que esta nueva fórmula de subastas beneficia más los pequeños actores del sector y quienes les financian, que a las energéticas que tienen su propio pulmón financiero. Tal y como ha demostrado la compañía que dirige Ignacio Sánchez Galán.
Por eso, las reacciones de Endesa e Iberdrola han sido un pequeño jarro de agua fría ante el entusiasmo del Ministerio que dirige Teresa Ribera. El primero en echar agua sobre el venido calentón renovable ha sido José Bogas. El CEO de la eléctrica azul se ha limitado a afirmar que no descartan nada, y que todavía lo tienen por decidir.
A falta de conocer qué harán los principales actores del sector energético español, ¿qué cuestiones va a traer este nuevo marco normativo sobre subastas para que genere reticencias a unos y grandes alegrías a otros?
En concreto, este nuevo régimen de subastas da una visibilidad de calendario de celebración que comprenderá un periodo mínimo de cinco años, y en ellas los participantes pujarán ofertando el precio que están dispuestos a cobrar por la energía que genere la instalación.
Este nuevo marco retributivo, denominado Régimen Económico de Energías Renovables (REER), estará destinado a nueva potencia renovable y permitirá la hibridación entre tecnologías, la ampliación y modificación de instalaciones existentes y será compatible con el almacenamiento. Así, antes de la celebración de una subasta, se establecerá el cupo de energía y/o potencia máxima que se subasta. Cada puja se realizará a sobre cerrado y adjudicará el producto subastado a las ofertas de menor cuantía hasta alcanzar el cupo establecido.
El precio para cada adjudicatario coincidirá con el precio por el que pujó (‘pay-asbid’, por su denominación en inglés) y no será objeto de actualización.
Además, en las subastas se podrá distinguir por tecnologías de producción en función de sus características técnicas, niveles de gestionabilidad, criterios de localización geográfica, madurez tecnológica, tamaño o componente innovador, entre otros factores.