El grupo automovilístico Toyota obtuvo un beneficio neto atribuido de 629.368 millones de yenes (5.133 millones de euros al cambio actual) durante su primer semestre fiscal, que terminó en septiembre, lo que supone una caída del 45,3% en comparación con los 1,14 billones de yenes (9.370 millones de euros) que ganó en el mismo periodo de 2019.
En un contexto marcado por la crisis sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus, la firma japonesa facturó 11,37 billones de yenes (92.774 millones de euros) entre abril y septiembre, un 25,9% menos.
De esta manera, el beneficio operativo de Toyota cayó un 62,8%, pasando de los 1,39 billones de yenes (11.410 millones de euros) que ganó en el primer semestre de 2019 a registrar 519.981 millones de yenes (4.240 millones de euros) este año.
De cara a cierre de su ejercicio fiscal, que termina en marzo de 2021, Toyota espera alcanzar unos ingresos de 26 billones de yenes (212.140 millones de euros), lo que supondría una caída del 12,9% en comparación con el año precedente.
Esta facturación permitiría a la empresa obtener un beneficio neto atribuido de 1,42 billones de yenes (11.586 millones de euros), un 30,3% menos, mientras que su beneficio operativo caería un 45,8%, hasta 1,3 billones de yenes (10.607 millones de euros).
De esta manera, Toyota ha revisado al alza sus previsiones debido a que espera matricular más vehículos en todo el mundo, por lo que sus marcas entregarán hasta 8,6 millones de unidades, frente a los 8,3 millones de automóviles que auguraba vender en sus anteriores previsiones de junio.