El férreo mandato de Rafael del Pino Calvo-Sotelo en Ferrovial podría tambalearse en los próximos años. Así, la cúpula directiva que maneja la compañía se ha topado con un enemigo formidable, el gestor Chris Hohn. Una figura -que para aquellos que no lo conozcan- es tan reconocida como temida en Wall Street o la City de Londres, por sus agresivos planteamientos corporativos allí donde invierte. Hohn ha forjado su enorme fortuna, valorada en unos 4.000 millones de euros, a base de presionar a directivos y consejeros. Ahora tiene su mirada fijada en la constructora española que no pasa por sus mejores momentos.
Hohn ha llegado a Ferrovial a través del Hedge Fund que él mismo creó en 2003, The Children Investment (TCI). Además, lo ha hecho con fuerza. Así, este pasado martes 27 de octubre, dicho fondo notificó a la CNMV que poseía hasta un 5,775% del capital social de la constructora. Un porcentaje que ha alcanzado en poco más de un año y que le convierte en unos de los accionistas de referencia. En otras palabras, que le transfiere suficiente poder para desafiar al actual ‘Status Quo’ de la firma.
Aunque lo más importante es el momento elegido para su aterrizaje. TCI hace su aparición en el accionariado de Ferrovial el 11 de junio de 2019. En aquel momento, el encontronazo entre accionistas relevantes y la cúpula directiva eran evidente. De hecho, un par de meses antes, Leopoldo del Pino, hermano del presidente y uno de los máximos accionistas a través de la sociedad Siemprelara, redactó una carta para pedir la dimisión de su cargo de consejeros de sus dos ex CEO: Santiago Bergareche y Joaquín Ayuso. La disputa la ganó el mayor, Rafael, pero el capítulo no se cerró.
TCI SUBE SU APUESTA EN EL PEOR MOMENTO PARA FERROVIAL
El choque reforzó al actual presidente. Pero las presiones para consejeros y directivos no habían hecho más que empezar. Primero, porque el 2019 fue un año complicado para Ferrovial, en especial, para su segmento de construcción. Segundo, por la llegada de la actual pandemia. Al fin y al cabo, el covid-19 ha afectado con dureza a otros dos pilares de su negocio como el aeroportuario y el de autopistas. Ahora, esos problemas son incluso mayores a medida que las restricciones al turismo se han intensificado.
En este contexto, TCI ha incrementado sus posiciones en Ferrovial en dos ocasiones en apenas un mes. En concreto, el pasado 17 de septiembre pasó del 3,967% al 5,044% y la última el pasado 20 de octubre en la que alcanzó el actual 5,775%. Un escenario que abre una vía segura y dos posibles. La primera (que será innegociable) es que habrá exigencias para remodelar la política verde de la constructora. Las otras dos podrían incorporar una confrontación directa con la cúpula directiva y el traspaso definitivo de la filial de servicios.
Así, TCI tiene la orden de presionar a las empresas en las que invierte para que reduzcan drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y revelen su huella de carbono. Una política que desde Aena, en la que el fondo mantiene un porcentaje relevante, ya conocen bien y que llevó a la compañía española a ser la primera del mundo en dar a los accionistas un voto anual sobre sus esfuerzos para afrontar el cambio climático. Incluso el propio Hohn alardeó de dicho logró ante el Financial Times: «es esencial para garantizar que las empresas se tomen en serio el tema del clima y sean transparentes y responsables ante los accionistas».
HOHN, EL MULTIMILLONARIO INVERSOR MÁS TEMIDO POR LOS DIRECTIVOS
Pero la dedicación de TCI a los problemas medioambientales, el propio Hohn tiene en su propia oficina una enorme fotografía de un iceberg derritiéndose, no debe esconder su fuerte activismo a la hora de plantear otros cambios corporativos. De hecho, al igual que otros conocidos fondos activistas, como Elliott Management, sus presiones se han llevado por delante un gran número de directivos, consejeros e, incluso, consejeros delegados. Una de sus intervenciones más conocidas fue la de forzar la dimisión del CEO de Deutsche Börse por negarse a abandonar el plan de fusión con la Bolsa de Londres.
Entre sus víctimas también se encuentra uno de los bancos más grandes de Europa, el holandés ABN Amro al que obligó a trocear para su venta; el gobierno de la India, contra el que tomó acciones legales; más recientemente han llamado la atención su choque con Atlantia o con los responsables del fraude de Wirecard antes de que fuera destapado. De hecho, en mayo de 2019 TCI presentó cargos penales frente a los responsables de la compañía germana. Finalmente, un años después todas las sospechas de Hohn y su equipo se mostraron ciertas.
Ahora, la lupa está sobre Ferrovial. La razón de esa fijación la daba hace pocas semanas JPMorgan al hablar de la constructora española: «Creemos que Ferrovial será vista cada vez más como la empresa mejor posicionada para la próxima etapa del ciclo». Aunque la preocupación de los inversores está en la «volatilidad de las ganancias» que se deberían solucionar con «la venta de la división de Servicios y supuestos más conservadores en construcción». Al que se podría añadir una nueva dirección -que fuera más cauta, como piden desde el banco de inversión-, lo que implica una transformación en la que Hohn y TCI son expertos en forzar.