La mayoría de los experimentos gastronómicos, cuando se realizan por primera vez se consideran prácticamente sacrilegios. Pasa siempre que alguien decide improvisar, y modificar – añadir o restar – un ingrediente considerado fundamental en una receta tradicional. En esta ocasión, ha sucedido con la paella, pero la polémica no ha sido en torno a un ingrediente, sino en torno a su envasado. Y es que hemos descubierto una paella en lata digna de un restaurante con estrellas Michelín. ¿No te lo crees? Sigue leyendo.
1El origen

Rafael Margós lleva toda su vida dedicado a la paella. Toda. Nieto e hijo de paelleros, en su memoria lo que más recuerda es el olor a la leña con la que hacían este plato típico valenciano. De hecho, su padre tenía un negocio de paella para llevar, como una especie de anticipo a la paella en lata que tanto le obsesionaría a él. Pero antes de esto, tuvo que aprender el oficio.