Goirigolzarri retoma el sueño dorado que rompió Francisco González

Fue su mano derecha entre 2001 y 2009. Con ellos, el BBVA alcanzó lo más alto del trono bancario en España. Entre otras razones, por ideas del propio José Ignacio Goirigolzarri, como el Libretón BBVA. Pero cometió un gran error que acabó costándole el puesto. ¿Su sueño? Ser presidente de BBVA ante la cercanía de la jubilación de Francisco González. Lo hizo público. Y a FG no le tembló la mano. Cortó sus anhelos de raíz alargando su jubilación, y poniéndole ‘de patitas en la calle’.

No se trató de un calentón. Según algunas fuentes, el desamor se fraguó en un encuentro del propio Goirigolzarri con Luis del Rivero, por aquel entonces presidente de Sacyr, y aspirante a entrar en el consejo de administración del banco para destronar al propio Francisco González. Goiri fue fiel a su jefe y le contó el encuentro. No fue suficiente. FG desconfió de él hasta que lo echó. Algo que pasó después de estar tres décadas en la entidad y ocho años como consejero delegado.

Una década después, José Ignacio Goirigolzarri puede ver cumplido su sueño de estar al mando del banco más grande de España. Algo que sucederá si La Caixa y Bankia (que actualmente preside) acaban llegando a un entente cordiale. Isidro Fainé, el alma mater de este movimiento, ha dado su beneplácito. La falta de sintonía que demostraron años atrás Goirigolzarri y González parece haberse dado la vuelta entre el propio Goiri y el alma de La Caixa.

GOIRIGOLZARRI ENCANDILA A FAINÉ

La relación entre Goirigolzarri y Fainé no es un amor a primera vista. El catalán lleva tiempo adorando la labor del vasco, sobre todo después de que aterrizara en Bankia. Una labor ingrata. Misión suicida, que dirían otros, al tener que bregar con una hidra de siete cabezas. Las siete cabezas de las antiguas cajas de ahorro: Caja Madrid, Bancaja, Canarias, Ávila, Caixa d´Estalvis Laietana, Segovia y La Rioja.

Siete miuras que le hicieron sudar la gota gorda: literalmente. “En mi primera reunión con directivos de Bankia lo pasé tan mal que, al acabar, me tuve que cambiar de traje por la enorme sudada que tenía encima”, reconoció el propio Goirigolzarri años atrás en un acto público.

Para su desazón, no conocía a la mayoría de los 300 directivos que acudieron a su llamada. Porque eran políticos, no banqueros. Y, como había que predicar con el ejemplo, lo primero que hizo fue cambiar el consejo de administración. “En una organización que cambia, los cambios deben comenzarse por arriba”, afirmó. Jordi Gual cambiará de aires. Gonzalo Gortázar será su segundo de a bordo. Y le dolerá deshacerse de José Sevilla, a quien en su día arrebató a FG, y que ha sido su fiel escudero.

Goirigolzarri tiene claro que una organización se cambia desde arriba, algo que es del agrado de Isidro Fainé

Goirigolzarri sustituyó a unos 800 consejeros externos. Pero también hizo frente al cierre de más de 1.000 oficinas, a un ERE que afectó a unos 7.000 empleados, las preferentes, la salida a Bolsa, las cláusulas suelo, unas cuentas que decían que no reflejaban la situación real de la entidad, la devolución de las ayudas al Estado…

Con este bagaje, no es de extrañar que Isidro Fainé le considere el mejor gestor bancario del país. Y lo quiere. Por no hablar de que, con anterioridad, había vivido las guerras de poder entabladas entre los diferentes clanes del BBVA. Vamos, que experiencia no le falta para lidiar lo que le viene encima si la fusión atraca en buen puerto.

PUERTA GRANDE

Continuando con el símil taurino, José Ignacio Goirigolzarri ha salido airoso de su encierro con esos siete miuras de las cajas aglutinados en Bankia a pesar de las cornadas: preferentes, tarjetas black… Y eso se traduce ahora en una puerta grande que se le abre para presidir el presumible nuevo gigante bancario.

El presidente de la Fundación Bancaria La Caixa confía en que Goirigolzarri repetirá la faena en el nuevo gigante. Habrá que ajustar de nuevo empleados y oficinas. Pero, a diferencia de sus primeros pases en Bankia, ahora no se trata de una cuestión de supervivencia frente a las astas de una entidad que entonces navegaba a la deriva. Son dos buques con rumbos definidos.

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Lo que haga Goirigolzarri, de nuevo lo hará con luz y taquígrafos. Realismo y transparencia fueron la receta que utilizó en Bankia. “No había que ocultar lo que había y las medidas que se iban a hacer”, dijo en el acto público antes citado. Que a nadie le quepa duda de que la jugada volverá a estar sobre el tapete de la fusión.

“Sólo el ejemplo legitima el liderazgo”. Este mantra lo lleva marcado a fuego el preferido por Isidro Fainé. Su experiencia, sus ganas de trabajar, su hoja de servicios y, sobre todo, el hecho de que conozca el negocio al dedillo son otras virtudes que, al final, acabarán convirtiendo el sueño de Goirigolzarri en realidad.