La bicicleta y la moto se imponen ante los rebrotes de covid-19

Los usuarios del transporte público urbano tienen miedo a un posible contagio en los vagones de tren o en el autobús, y por eso muchos de ellos se decantan por el uso de alternativas de desplazamiento individual, como la bicicleta, la moto e incluso el patinete eléctrico.

Una de las ventajas de este tipo de medios de transporte es que no contaminan, o mínimamente en el caso de la moto. Pero no es la principal razón por la que se ha disparado la venta de estos vehículos, sino para minimizar el riesgo de contagio.

Según los expertos del sector consultados por MERCA2, se está registrando un descenso de viajeros en el transporte público urbano en los últimos días con respecto a los datos del año pasado. En parte, este descenso tiene que ver con los centenares de empleados que se encuentran aún inmersos en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), pero otro de los motivos que acucian esta caída es que ha cambiado la preferencia de los usuarios, y de ahí que haya repuntado la compra de bicicletas y motos en las últimas semanas.

MOVILIDAD SOSTENIBLE

Con las alternativas de uso individual, los usuarios garantizan el sentimiento de seguridad y protección frente al uso del transporte público. Pero hay un problema: que el modelo de movilidad urbana aún no está preparado.

Lo que está claro es que la pandemia del coronavirus no va a desaparecer sin más, y los expertos prevén que se registren varios rebrotes. Por este motivo, cada vez son más los que prefieren invertir en la compra de una bicicleta, patinete o moto para evitar ser contagiados en alguno de los posibles focos.

En este sentido, la movilidad sostenible en la que el uso generalizado de la bicicleta desempeña un papel primordial, debería ser una de las claves de las agendas de los ayuntamientos.

Pero la cuestión no es sólo aumentar la infraestructura ciclista en las ciudades, sino hacerla atractiva para impulsar a los ciudadanos a utilizarla. Una de las fórmulas que defienden los expertos es construir carriles bici segregados. Así, apuestan por carriles bici unidireccionales, con cruces exclusivos y la creación de zonas avanzadas para facilitar el giro en los semáforos.

HACIA LA PEATONALIZACIÓN

La ‘nueva normalidad’ trae consigo un cambio de mentalidad de las autoridades, que apuestan por ganarle terreno a los coches. Cada vez son más las voces que reclaman más carriles bici, pero no en las aceras, sino en el asfalto, así como reducir parcial o totalmente la circulación de coches en las arterias principales de las ciudades.

De este modo, al peatonalizar las vías más transitadas, la población dispondría de más ancho de calle para pasear y así mantener una mayor distancia social entre los viandantes. Además, se daría un mayor protagonismo a los locales a pie de calle, que podrían apostar por nuevas fórmulas para atraer a más público.

Por otro lado, no hay que olvidar que con la peatonalización se reduce drásticamente la boina de contaminación que suele flotar sobre las principales ciudades. Así, el modelo nórdico es el claro ejemplo del objetivo a alcanzar.

MADRID PEATONALIZA EL ‘KILÓMETRO CERO

Tras tres décadas de interminables disputas por este asunto, el pasado 21 de agosto los peatones recuperaron el corazón de Madrid. Así, el ‘Kilómetro Cero’ gana 5.546 metros cuadrados de espacio para los viandantes.

Ya se ha convertido en una zona libre de coches, y esto se traduce en la eliminación de más de 7.000 desplazamientos diarios por este eje, por donde peatones, bicis y patinetes podrán convivir en un entorno libre de humos.

Este plan se enmarca dentro de la Estrategia Madrid 360 para reducir las emisiones contaminantes de la ciudad y cumplir así con el límite marcado por la Unión Europea. Además, esta peatonalización se extenderá hacia la manzana del complejo Canalejas, pero también hasta la calle de los Esparteros.

Con esta operación, los peatones ganarán 5.546 metros cuadrados de espacio distribuidos en seis tramos con los que no contaban hasta ahora al estar ocupados por la calzada.

En concreto, se trata de 1.555 m² de la Puerta del Sol; 1.448 m² de la calle de Alcalá; 945 m² de la carrera de San Jerónimo; 817 m² de la calle Espoz y Mina; 546 m² de la calle de la Victoria, y 235 m² de la calle Mayor.