El empleo tuvo un mejor comportamiento en las provincias que entraron en fase 1 a mediados de mayo que en las que no lo hicieron, ya que incrementaron la afiliación a la Seguridad Social a mayor ritmo y reincorporaron a sus puestos a más trabajadores incluidos en expedientes de regulación de empleo temporal (ERTEs), según un estudio del Banco de España.
No obstante, en el artículo del instituto emisor se advierte de que una desescalada «prematura» puede provocar una menor recuperación del empleo a corto e incluso a medio plazo si la demanda no se recupera o aumenta la probabilidad de nuevos contagios de coronavirus.
Tras el fuerte deterioro observado desde mediados de marzo en el mercado laboral, en mayo se registró un aumento del 1% en la afiliación a la Seguridad Social, en contraste con el retroceso del 4,6% experimentado entre los últimos días de febrero y abril.
Observa un mejor comportamiento del empleo en las provincias que entraron en fase 1 a mediados de mayo que en las que se quedaron atrás
Además, los asalariados afectados por ERTE se redujeron un 11,5% (casi 400.000 trabajadores) a lo largo del mes de mayo, aunque el Banco de España no descarta que una parte de ellos pasaran al desempleo y no a la actividad.
La institución que gobierna Pablo Hernández de Cos aprecia «una heterogeneidad relativamente elevada» en la evolución del empleo en mayo en las diferentes provincias en términos de afiliados. Aquellas que pasaron a la fase 1 el 11 de mayo mostraron un crecimiento medio de cotizantes a la Seguridad Social del 1,3%, frente al repunte del 0,8% en las que no lo hicieron.
Al mismo tiempo, el descenso en el número de trabajadores afectados por ERTEs fue superior en las provincias que pasaron anticipadamente a la fase 1 (-14,2%), frente al observado en el resto de las provincias (-9,4%).
En términos de afiliación «efectiva», que el Banco de España define como los afiliados totales menos los trabajadores afectados por ERTEs, el crecimiento fue del 4,7% en mayo en las provincias en fase 1 y del 3,2% en las que aún estaban en fase 0.
En todo caso, el informe precisa que estas diferencias podrían reflejar otros factores distintos al del impacto del cambio de fase, como por ejemplo las disparidades provinciales en la estructura sectorial de la actividad.
Así, descontando el impacto de estos factores adicionales sobre las diferencias provinciales en la evolución del empleo en mayo, el Banco de España concluye que, aunque las tasas de crecimiento de afiliados fueron mayores en las provincias que pasaron antes a una fase más avanzada de la desescalada, «este efecto no resulta estadísticamente significativo una vez se tiene en cuenta el efecto del resto de las variables».
En este punto, explica que la afiliación mostró un mejor comportamiento en mayo en aquellas provincias en las que el peso del sector de la construcción en el empleo total es más elevado, mientras que evolucionó peor en las provincias con un mayor peso de los sectores de comercio y hostelería en el conjunto del empleo, dado que en esa fase inicial de la desescalada estos sectores continuaron viéndose afectados por restricciones significativas.
EL RIESGO DE UNA DESESCALADA «PREMATURA»
No obstante, cuando se analiza la evolución del número de trabajadores afectados por ERTEs, el Banco de España aprecia «un efecto significativo y de magnitud relativamente elevada de la variable que denota el paso de la provincia en cuestión a la fase 1 el 11 de mayo», de modo que el paso más rápido a la fase 1 de la desescalada en una determinada provincia se asocia con una disminución de los trabajadores en ERTEs que supera en 3 puntos a la de una provincia más rezagada en la retirada de las medidas de contención del Covid-19.
«El impacto más positivo de la desescalada sobre el empleo a través de la reducción de los trabajadores acogidos a un ERTEs frente al comportamiento de la afiliación resulta coherente con la finalidad para la cual fueron concebidos, en particular, los de fuerza mayor», argumenta el Banco de España.
No obstante, señala que aunque los ERTEs preservan las rentas de los trabajadores y moderan los costes de las empresas durante un período de tiempo acotado, «cabe esperar que probablemente la pérdida de afiliaciones a la Seguridad Social tenga un componente de mayor persistencia temporal».
La institución apunta que también cabe esperar que en junio se produzca una mejora adicional del empleo ante la retirada de las medidas de contención, si bien subraya que «no debe interpretarse mecánicamente que un proceso de desescalada más rápido habría tenido necesariamente efectos positivos sobre el empleo».
En su opinión, el ritmo de retirada de las medidas de contención debe acompasarse al cumplimiento de las condiciones sanitarias, incluyendo no sólo el control actual de la epidemia, sino también la recuperación de la capacidad asistencial necesaria para poder abordar hipotéticos rebrotes o contar con infraestructuras para localizar y aislar a los contactos de las personas infectadas.
«De lo contrario, no se puede descartar que una desescalada prematura resulte en una menor recuperación del empleo a corto plazo (si, por ejemplo, la demanda no repuntara porque los consumidores percibieran un nivel elevado de riesgo sanitario), o incluso a medio plazo, en la medida en que pudiera aumentar la probabilidad de nuevos brotes de contagios», advierte.