Banco Santander, BBVA y, en menor medida, Telefónica lideraron las caídas del Ibex 35 en el arranque de semana. Una dinámica que no debería sorprender, tras las últimas sesiones. De hecho, el banco que preside Ana Botín se deja en las últimas cinco sesiones cerca de un 14%. Por su parte, tanto la telco española como la entidad que dirige Carlos Torres pierden en torno a un 10%. Pero ni mucho menos son las únicas, dado que Iberdrola ha perdido un 6,5%. Ni las que más, puesto que IAG se ha derrumbado más de un 20%. El problema es que todas ellas tienen un denominador común que las está penalizando: son firmas cíclicas con un gran volumen de negocio en Latinoamérica, en especial, en Brasil y México.
El covid-19 y sus estragos parecen ahora más lejanos que nunca. Una primera etapa qué tras las convulsas protestas contra el racismo, que se han extendido por todo el mundo, parece cerrada. En el ámbito más local, en España, la desescalada y los planes de verano, la vuelta a la normalidad para muchos ciudadanos o, en última instancia, la reapertura de las fronteras también ha relegado a la pandemia a un segundo plano. Pero ni mucho menos todo ha pasado. El virus sigue siendo igual de virulento y ahora azota con fuerza a aquellas regiones que antes habían logrado escapar como la región sur de América.
De hecho, América Latina se ha convertido en el nuevo centro de la pandemia. Hasta el punto de que se ha superado la barrera de los 40.000 nuevos casos diarios, según la Universidad Johns Hopkins. La cifra supone que el brote actual en la región es más virulento que los registrados en Europa o EEUU, lo que debería llevar a los Gobiernos a decretar nuevos cierres. El problema aquí es doble, ya que por un lado dichos cortes, de ejecutarse, en las arterías de sus economías será fatal. Por otro, que la capacidad real de sus gobiernos para orquestarlos, como se ha visto anteriormente, es limitada. En definitiva, el colapso tanto económico como sanitario parece inevitable.
BANXICO DA MALOS AUGURIOS A BBVA
Los bloqueos en la región se han demostrado, como poco, ineficientes. Un ejemplo es el caso de México, aunque haya pasado desapercibido. En las grandes ciudades del país azteca las calles siguen llenas de gente, dado que el Gobierno que dirige López Obrador ha sido deliberadamente confuso. De hecho, mientras decía cerrar la economía, colocaba los primeros bloqueos, alentaba a los trabajadores a salir a la calle para seguir trabajando. ¿La razón? Que la asistencia para los desempleados es prácticamente inexistente.
Asimismo, la situación real es desconocida para todos. México realiza tantos test, por persona, como Bangladesh pese a ser hasta seis veces más rico. El descontrol es tal que «un estudio de certificados de defunción en la Ciudad de México sugiere que la cifra de muertos es tres veces superior a la cifra oficial», explican en un reportaje en The Econonomist. Con ello, es inevitable que las estimaciones de caída del PIB sean cada vez más amplias. En abril, el FMI estimó una caída del 6,6%, mientras que un mes después el Banco de México (Banxico) amplió el golpe al 8,8% y, lo peor, que la recuperación no llegue hasta 2022.
A medida que las noticias que llegan son peores, y el brote más virulento, las compañías españolas con presencia en el país azteca han caído a plomo. Aunque, todavía queda el último acto: el del aumento súbito de la morosidad. De hecho, el propio Banxico reconoció días atrás que es una posibilidad cada vez más real. En este caso, la pelota pasa directamente a BBVA, dado que un 40% de sus beneficios en 2019 procedieron del país azteca.
BRASIL PONE EN ALERTA A SANTANDER O TELEFÓNICA
En Brasil, la situación no es mucho mejor. El rotativo económico británico se hacía eco también de que otro estudio realizado en abril «encontró que las infecciones pueden ser siete veces más altas de lo que sugieren las cifras del gobierno». Una realidad, que se ha querido ocultar, que tendrá su reflejo en la evolución de la economía, que actúa como el algodón para detectar la suciedad. De hecho, al principio de la pandemia, marzo, se esperaba una expansión del PIB brasileño del 0,48%, más tarde el Gobierno proyectó una caída del 4,7%.
Ahora, las cifras ofrecidas por el FMI apuntan a que Brasil asomarse a una crisis económica histórica. Una situación que impacta con fuerza a firmas como Banco Santander o Telefónica que mantienen en el país una parte importante de su negocio. De hecho, el 45% del beneficio que obtuvo la firma cántabra en 2019 provino del país carioca, unos 3.000 millones de un total de 6.515 millones. Además, mantiene un crecimiento importante de las ganancias, del 16% respecto a 2018, y de los ingresos acumulado en los últimos años.
Telefónica es otra de las que más está sintiendo la mala evolución, y perspectivas, de la economía brasileña. De hecho, antes del inicio de la pandemia la filial carioca representaba cerca de la mitad de la valoración total del grupo. Pero, no es la única, ya que cerca del 8% de la facturación del Ibex depende directamente de Brasil. Así, firmas como Iberdrola, Mapfre o Cie Automotive han cerrado una semana difícil por las malas noticias que llegaban desde la región.
EL EFECTO MONEDA SERÁ MÁS ACUSADO POR LAS ELECCIONES EN EEUU
El último problema al que enfrentan las empresas con intereses en América Latina será la devaluación de las monedas locales. Las divisas de la región se han enfrentado a una fuerte crisis de volatilidad desde el principio por dos efectos conectados y conocidos. El primero, la propia caída de la actividad económica y el aumento de la deuda por la pandemia. El segundo, el colapso del precio del petróleo que castigó con más fuerza a los países con reservas que, al fin y al cabo, es la gran mayoría.
Un cóctel explosivo, que trajo consigo un nuevo default de Argentina, se ha intensificado en los últimos días. De hecho, «el tipo de cambio entre el peso mexicano y el dólar ha caído un 5% desde el pasado 8 de junio», explica Diego Morín desde IG Markets. Asimismo, la última actuación de la Reserva Federal junto a las declaraciones de Jerome Powell ha provocado a su vez incrementos de compras de dólares por parte de los inversores, fortaleciéndose frente al resto de divisas.
Además, la devaluación será más intensa a medida que se acercan las elecciones en EEUU. La cita electoral provocará una mayor volatilidad, debido a que los inversores buscan posiciones más seguras, esto es, dólar. Aun así, la experiencia histórica demuestra que con el paso de los meses la situación se revierte. Aunque, esa vuelta a la normalidad podría retrasarse está vez si la recuperación económica en la región se demora, lo que de nuevo impactará próximamente en las compañías del Ibex.