Los peores momentos que ha traído la pandemia generada por el coronavirus parecen haber pasado. Es turno para afrontar los retos económicos que tenía la sociedad, y el cambio de paradigma que supone la conectividad 5G es uno de ellos. Pero no solo a nivel empresarial, hay otros aspectos donde su impacto también será inmediato.
Hasta ahora la imagen proyectada por la tecnología 5G se ha centrado en su impacto económico y empresarial, y, por otro lado, las cuestiones relacionadas con el ocio y el consumo. Pero esta conectividad ultrarrápida que llegará dentro de muy poco de manera masiva, también tiene un componente social que, entre otros aspectos, tendrá impacto en el medio ambiente.
De este modo, y con un modelo productivo dando muestras de agotamiento desde hace años y una crisis económica desconocida, el país debe dar pasos inmediatos hacia un cambio de modelo que prime lo digital para ser más competitivo, sostenible, y social. La inversión para extender de forma inmediata la red 5G en España permite colocar al país en una posición de privilegio para afrontar este cambio.
Así, en el corto plazo, el desarrollo del 5G supondrá el despliegue de dicha tecnología en las estaciones base actuales de los operadores, además de nuevas soluciones de cobertura en interiores (grandes centros comerciales, centros de eventos deportivos) o nuevos despliegues de redes privadas virtuales en entornos industriales, sin olvidar la transformación de la arquitectura de los operadores en el transporte y el núcleo de la red.
Las inversiones en infraestructuras digitales ayudan a aumentar la digitalización de la sociedad que, a su vez, ayuda al crecimiento del PIB. Como estima el informe de Deloitte para DigitalEs en 2019, un aumento del 10% de la digitalización del tejido productivo español incrementaría de forma automática un 1% el Producto Interior Bruto.
En el plano ‘verde’, el informe ‘The Impact of 5G: Creating value across industries and society’, elaborado por PwC para el World Economic Forum, analiza el impacto social que tendrá la tecnología 5G en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados por las Naciones Unidas. La conclusión es que el 5G será capaz de crear valor social en once de los diecisiete ODS. Principalmente, contribuyendo a la mejora de la salud y del bienestar, de las infraestructuras e impulsando la fabricación sostenible y la innovación. Así como en lo relacionado con el consumo responsable, la creación de ciudades y comunidades sostenibles y la promoción del trabajo de valor.
Por lo que respecta al ámbito social, la red 5G tendrá un impacto positivo en varias áreas. En el terreno laboral, facilitará el tele trabajo, con lo que supone de mejoras en la conciliación, reducción de desplazamientos (con lo que conlleva de menores riesgos de salud y emisiones contaminantes), promoverá el intercambio de información, etc…
UN 5G ESENCIAL
Bajo este escenario, las empresas deben ser las principales dinamizadoras en el desarrollo de las redes 5G. Pero no las únicas. Las administraciones públicas deben entender su papel. Algo que por ahora asimilan.
Así, tanto el ‘Plan Nacional de 5G’ como el ‘Plan de la UE para la red 5G’ consideran esta red un activo fundamental para la competitividad y la sostenibilidad, un importante elemento promotor de los servicios digitales futuros y una prioridad para el mercado único europeo.
La UE, de hecho, anima a los Estados miembros a que adopten las medidas necesarias para ser uno de los mercados principales por el despliegue de las redes 5G. La vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, Margrethe Vestager, ha instado a los Estados miembros a “limitar todo lo posible” cualquier retraso en sus asignaciones de espectro 5G.