Correos, listo para liderar el próximo cambio de paradigma

¿Y si Correos estuviese ante su mayor oportunidad en décadas? Los cambios de paradigma no son fáciles de adivinar. Tampoco son rápidos, dado que necesitan de un sinfín de pruebas y errores, pero sí imparables. Los eventos traumáticos, como el colapso que ha provocado el covid-19, rasgan vestiduras y permiten aflorar visiones nuevas. Una de las que parece cambiará con el tiempo podría ser el teletrabajo. De hecho, gigantes como Google, Facebook o Twitter han abierto la puerta a que sus empleados no vuelvan a pisar una oficina de manera reiterada.

El cambio no es baladí, puesto que podría ir modificando la configuración geográfica actual. La razón es sencilla, puesto que trabajo y domicilio están irremediablemente unidos. Por lo que a medida que el primero se flexibiliza el segundo también lo hace, hasta el punto de que se llega a una libertad total de movimiento. Una vez se está en ese punto, la respuesta a una pregunta concreta parece sencilla: ¿Dónde preferiría vivir si pudiera? ¿En Londres con ese clima tan poco agraciado y unos precios disparados o en una casita confortable en una de las islas o pueblos que ofrece la geografía española?

La pregunta contiene miles de matices, pero por lo general los jubilados ingleses o alemanes eligen España. Por otro lado, los altos directivos españoles, y no tan altos, tienen sus casas en la montaña o en la playa que podrían pasar a ser sus primeras residencias o al menos tener un uso mayor que el vacacional. Las posibilidades de negocio son muy amplias en este punto. Pero si nos centramos en el de paquetería al que le queda un gran recorrido, las empresas que sean capaces de repartir en esos rincones escondidos tienen las de ganar. Y ¿quién cuenta con una red capaz de llegar a cualquier rincón de España? Exacto, Correos.

CORREOS SE BENEFICIARÍA DE UNA DESLOCALIZACIÓN DEL TRABAJO

El potencial de Correos en este sentido es muy grande. En primer lugar, el simple hecho de llegar a zonas donde otras empresas privadas no lo hacen es un plus. Así, la firma pública además de todos sus servicios (como Correos Express o Correos Paq) ha logrado cerrar acuerdos con grandes distribuidores para darle un servicio. De hecho, la compañía española anunció el año pasado un renovado acuerdo con Amazon en este sentido que se extenderá hasta 2022.

Por lo que una primera deslocalización del trabajo, incrementaría sustancialmente los acuerdos y los ingresos por dicha vía. Al fin y al cabo, el uso iría más allá de compras personales, como ocurre en gran parte de las ocasiones, sino también entregas laborales. En definitiva, los primeros pasos en las deslocalización del trabajo podrían significar no solo un número más alto de usuarios del servicio, sino que aumentaría también la media de envíos por persona. En definitiva, Correos podría aprovecharse de economías de escala donde antes era impensable.

Por último, al producirse un trasvase muy lento, dado que se tienen que dar muchas condiciones, la llegada de competencia está topada por el momento. Las grandes firmas de paquetería seguirían muy centradas en mantener su más que rentable negocio en las ciudades, donde los repartos tienen grandes economías de escala y los márgenes más amplios.

EL PUNTO NEGRO ES LA BAJA INVERSIÓN

Pero a medida que la deslocalización pudiera ser más alta el sector se vería obligado a cambiar. En especial, una caída del negocio en las grandes urbes desplazaría a algunas firmas (las que menos pueden competir) a explorar otras vías como la de extender su red fuera de ellas. Incluso, si las expectativas de las cifras en próximos años fueran altas inevitablemente atraería a otras firmas ya fueran más grandes o más pequeñas. Al final, Correos terminaría enfrentando a la competencia en su último reducto.

Por ello, es indispensable un plan de inversión relevante. Un agujero negro en la historia reciente de la compañía. De hecho, mientras el sector ya ha cambiado a marchas forzadas la compañía pública sigue muy lejos de atisbar cambios realmente eficaces. Así, entre 2017 y 2018 apenas invirtió 262 millones de euros en mejoras, unas migajas en comparación con sus semejantes en Europa: la británica Royal Mail sumó 727 millones, La Poste (el servicio postal francés) supero los 2.000 millones y la germana Deutsche Post se acercó a los 5.000 millones.

Como se ven, las diferencias son abismales. Pero, también frente a sus competidores directos, cuyo volumen medio de inversión ha pasado con los años de los 200 millones a más de 4.000. No es solo Amazon, por ejemplo, Alibaba, ha inyectado 15.000 millones para levantar un gigante de las entregas que se llama Cainiao. Con ello, consiguen una red de transportes eficiente que explotan en grandes ciudades, respaldada por centros logísticos estudiados y trabajados al milímetro.

CUENTAS EN POSITIVO, POR PRIMERA VEZ DESDE 2014

Por su parte, las oficinas de Correos siguen estancadas en el pasado demasiado centradas en un negocio, el postal, que da sus últimos coletazos. Como reconocía su presidente, Juan Manuel Serrano, en la presentación de las últimas cuentas. «El postal supone el grueso de la compañía, de ello derivan unos 1.400 millones de la facturación. Por eso nos preocupa que esté cayendo con fuerza, a dos dígitos [-12,4%]».

Una caída que el grupo logró paliar gracias a sus servicios digitales y, en especial, su enfoque hacía la paquetería. Así, en 2019 gestionó el envío de 129,32 millones de paquetes a través de Correos, un 22% más, y 67,24 millones con Correos Express, un 14% más. Todo ello, le permitió alcanzar un beneficio neto de 14,8 millones de euros, tras perder un año antes 153 millones (30 millones más de los presupuestados). Así, fue la primera vez que acaba un ejercicio en positivo desde 2014.

«Estas cifras son un punto de inflexión y reflejan el éxito en la estrategia de expansión y diversificación», insistió Serrano. Entre los nuevos negocios a los que apunta, el presidente destacó la logística. Una expansión y diversificación que podría haber encontrado en el colapso que ha provocado el del covid-19 un fulgurante impulso. Correos puede ser el epicentro, en España, de un cambio de paradigma que todavía no logramos entender, pero para ello deberá dar un golpe encima de la mesa. Sin mayor inversión no hay futuro posible.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2