Las seis semanas de confinamiento que lleva la sociedad española cumpliendo con el Estado de alarma, están permitiendo reflexionar sobre el concepto de la vivienda, si el hogar cumple con las expectativas, y si han surgido nuevas necesidades tras este parón.
El teletrabajo ha llegado para quedarse, y es una herramienta que ha pasado de cero a cien en pocos días, y que permite comprobar que también es posible desarrollar la actividad laboral desde casa.
Durante la videoconferencia organizada por Broadway Malyan, ‘Think Tank Vivienda Post-Pandemia’, a la que MERCA2 ha tenido acceso, algunos expertos han señalado que la tendencia de las empresas será analizar el gasto en oficinas y sedes centrales, y optarán por la deslocalización de equipos de trabajo apostando por la modalidad online.
Este hecho permitirá que muchos trabajadores prefieran instalarse en el extrarradio, e incluso optar por las localidades rurales de la España vaciada. Unas zonas que, hasta pocos días antes del descalabro por la pandemia del covid-19, eran motivo de alarma para el Gobierno debido a la despoblación de muchos pequeños pueblos.
Ahora se pueden convertir en los destinos preferidos de estos empleados, ya que no se pueden permitir adquirir una vivienda en el centro de las ciudades y, si lo hacen, no satisface todas sus necesidades. De convertirse en tendencia la huida hacia estas localidades, los expertos advierten de un nuevo equilibrio de precios en las grandes ciudades.
Pues bien, el director de Broadway Malyan, Jorge Ponce, defiende la vivienda como “un centro de diversificación con múltiples opciones. Ya no es solo un lugar para descansar, sino también para trabajar, hacer ejercicio y socializar”.
Sin embargo, destaca que la tendencia de los últimos años era reducir cada vez más los metros de las viviendas, porque el tamaño de las familias iba en descenso. Si bien hace 30 años el núcleo familiar medio lo componían cuatro personas, ahora las familias tienen, de media, dos personas por vivienda, e incluso el auge de las unipersonales.
Desde Broadway Malyan han destacado el repunte de los hogares unipersonales, que al vivir solos optan por “micropisos”. Y Jorge Ponce apunta que “es muy difícil hacer vida dentro de estos micropisos, cuanto más un confinamiento”.
REVALORIZACIÓN DE LOS DESTINOS RURALES
Volviendo a la tendencia del teletrabajo, surge la necesidad de casas más grandes, para dedicar un espacio a la oficina, fuera de la mesa improvisada que se ha habilitado en muchos hogares durante estas semanas de confinamiento.
Pero Ponce desvela que “la ciudad cuanto más densa, más peligrosa, en cuanto a posibles epidemias como la actual. Y ahora la gente opta por teletrabajar en barrios suburbanos de baja densidad, fuera del centro de la ciudad. Lo que demuestra una vuelta al interés por vida en el extrarradio”.
Sin embargo, lejos de las ventajas que tiene una casa más acogedora por menos precio, hay un problema de base: “es mucho más costosa la vida suburbana que la urbana, ya que es muy caro construir toda la infraestructura para sostener una sociedad suburbana, como el transporte, seguridad y equipamiento” destaca Jorge Ponce, y añade que “es 2,5 veces más caro”.
CRISIS DE DEMANDA
Aunque muchos expertos insisten en comparar la actual crisis con el estallido de la burbuja inmobiliaria hace una década, otro de los ponentes de la videoconferencia, Carlos de Almeida, director comercial de obra nueva CBRE España, ha señalado que la actual crisis sanitaria “nos ha encontrado con una economía muy robusta, y un sistema financiero mucho más estable. Además, las grandes promotoras están saneadas y cuentan con stock, lo que nos hace presagiar que vamos a poder soportar bien este golpe”.
Por su parte, Salvador Moreno, arquitecto en SMPARQUITECTOS, ha explicado que la anterior crisis fue de oferta, y activos tóxicos, mientras que la actual crisis es de demanda. “La mayor parte de los promotores han financiado sus proyectos con dinero propio”, matiza.
“Tenemos una situación sólida y sana, y no hay problema de stock. Ahora es de demanda, ya que la gente no tiene dinero para comprar”, e insiste en que “vivimos con incertidumbre y no es el momento propicio para comprar una vivienda”.
Sin embargo, Salvador Moreno prevé que el repunte en el sector residencial no se dará hasta 2022, con la llegada de la vacuna para el virus. “Se van a producir cambios sustanciales en el modelo residencial, y el usuario empezará a ser protagonista en la confección del producto inmobiliario. Hasta ahora era pasivo y se conformaba, pero con este tiempo de reflexión se ha dado cuenta de una serie de fallos en la vivienda y no está dispuesto a aguantar”.
CAMBIOS EN EL DISEÑO DE LA VIVIENDA
Según Jeffrey Sújar, managing partner en Urbania, asegura que «se va a producir una segmentación, porque hasta ahora hay monoproducto, y ofrecen viviendas de 2 o 3 dormitorios, terraza y pista de padel, por ejemplo. Pero esto no es un formato apto para todo el mundo, va a haber una apuesta por el valor, ya que no son las mismas necesidades las de una familia con tres hijos, que las de una pareja joven» y lamenta que, «hasta ahora, se entregaban formatos muy parecidos entre sí».
Por su parte, la socia fundadora de Belver & CO, Ariadna Belver, apuesta por un nuevo concepto que es la «vivienda resiliente”, que sea flexible y se adapte a la situación de las personas. «Hay proyectos que lo utilizan y se pueden mover paredes o hacer alguna modificación, según las necesidades del momento», explica.
Además, defiende la colaboración público-privada para ampliar el parque de viviendas accesible a todos los target, y lanza una idea: dar una segunda vida a los locales comerciales que se construyen por normativa en las promociones nuevas, y que carecen de uso.
Pues bien, Ariadna Belver propone que «se transformen en viviendas adaptadas para gente mayor. Hay ancianos malviviendo en un quinto sin ascensor, o no pueden ni sacar la cabeza por la ventana. Pedimos a la Administración Pública que piense en estos locales para adaptarse como viviendas».