Santander y BBVA relajan provisiones por el covid: el BCE frena lo inevitable

Los bancos hacen balance del primer trimestre del año, los expertos confían en que los resultados serán mejor de lo esperado ya que no fue hasta entrado marzo cuando la economía española se paralizó por el covid-19. Sin embargo, todos coinciden en que donde si se notará el impacto es en las provisiones millonarias para cubrir los préstamos incobrables que se generarán durante esta crisis.

Pero por suerte para la banca española, la morosidad está en mínimos de una década y les pilla fuertes. Según los últimos datos del Banco de España, la morosidad de los créditos concedidos por bancos, cajas y cooperativas a particulares y empresas se situó en el 4,79% en febrero, lejos de los máximos históricos alcanzados en 2013, cuando ascendió hasta el 13,61%. En concreto, los créditos dudosos se sitúan en 56.703 millones de euros.

El Banco Santander es la entidad con la morosidad más elevada (6,94%) con una tasa de cobertura mediante provisiones del 41,1%, seguido de cerca por BBVA con el 4,4% y una cobertura del 60%. La entidad que preside Ana Botín se sitúa la primera de la lista en España por activos tóxicos y la cuarta de Europa con 33.800 millones, según datos de la Autoridad Bancaria Europea (EBA).

OBJETIVO: REDUCIR ACTIVOS DUDOSOS

El Santander se ha centrado en reducir sus activos dudosos en los dos últimos años, presionado (como todos) por el BCE que quiere que los bancos se desprendan de ellos. Pero el banco cántabro lo ha tenido más complicado porque en 2017, tras adquirir el Banco Popular, la cifra subió hasta los 41.100 millones de euros.

Al mes consiguió dar salida a una parte, vendiendo al fondo Blackstone el 51% del negocio inmobiliario por 5.100 millones de euros y quedándose con el 49%. En 2018, Santander Consumer Finance se deshizo de diez carteras de créditos fallidos valoradas en 925,9 millones de euros y en 2019 de otras diez carteras valoradas en más de 1.000 millones de euros.

BBVA le sigue de cerca. Es el décimo banco europeo con mayor volumen de préstamos dudosos, 7.400 millones de euros. Y eso que a finales de 2019 también realizó dos grandes operaciones, la venta a Intrum, el fondo sueco, de una cartera de 2.500 millones de euros y otros 2.100 a Cabot y fondos gestionados por CarVal Investors. Pero el año mágico del banco que preside Carlos Torres fue en 2017, cuando vendió sus inmuebles por 13.000 millones de euros.

EL BCE AL RESCATE

En medio de esta lucha de la banca por vender su ladrillo y sus préstamos se topan con el coronavirus y se empieza a temer un alza de los impagos por el impacto en la economía. Así que el Banco Central Europeo (BCE) les ha echado una mano teniendo en cuenta que las provisiones van a ser millonarias.

De momento da más flexibilidad a los créditos morosos, relajando las condiciones para aquellos préstamos que no puedan pagarse en tiempo en medio de esta crisis. Y para los que cuentan con un aval público, los bancos directamente no tienen la obligación de provisionar nada, aunque entren directamente en impago.

Estas medidas se anunciaron a finales de marzo, pero ahora el BCE parece tener otra idea, crear un banco malo para la zona euro que pueda absorber los créditos morosos que acabarán teniendo los bancos tras la pandemia, según Financial Times.

No es inmediato, de hecho sería para dentro de seis meses o un año cuando aumente el número de créditos problemáticos de los bancos europeos. Pero según este periódico, la idea habría sido rechazada por altos funcionarios en Bruselas, quienes argumentan que existen mejores maneras de abordar el problema.

UN PARCHE

Sea como sea, Moody’s ya advirtió de que la exposición de la banca española a activos no productivos se mantiene por encima de la mayoría de sus competidores en Europa y el riesgo resurgirá cuando el brote haya terminado y los reguladores pueden evaluar la magnitud total del daño.

Prevé que España sea uno de los países más afectados por el covid-19 y las medidas de contención implementadas erosionarán la calidad de los activos y la rentabilidad de los bancos españoles, que se verá presionada por el aumento de las provisiones por préstamos fallidos y los menores volúmenes de crédito, además de que los bajos tipos de interés que continuarán presionando sobre los márgenes.

La agencia de calificación, también estima una limitada capacidad de los bancos de contrarrestar el impacto mediante recortes de costes, pero aprecia cierto margen de maniobra para reducir inversiones no esenciales. Es decir, todas estas medidas pueden suponer un parche que simplemente retrasarán lo inevitable.