jueves, 12 diciembre 2024

El coche eléctrico estanca su ascenso en el año clave

Este 2020 era el principio de la escalada verde a nivel mundial. Y el coche eléctrico debía ser la punta de lanza. Tímida, pero como estandarte de lo que está por venir. El problema ha sido la crisis generada por el coronavirus. Primero en formato sanitario, y ahora con un tsunami social y económico que promete retrasar a muchos mercados casi un lustro.

La salida de la #COP25 fue concisa: era el momento de apuntalar las estrategias verdes en todos los verticales de la economía. La automoción es uno de los principales por su impacto en el medio ambiente debido a los vehículos de combustión. Para ello, y a través de una normativa europea, se impuso un límite de emisiones. Los famosos 95gr/km de media entre los coches vendidos.

Eso obliga -de facto- a potenciar la venta de vehículos alternativos, sobre todo eléctricos o híbridos enchufables. Pero el golpetazo que ha asestado el coronavirus al sector del motor ha sido tremendo. Cierre de fábricas, desplome de ventas y miedo a un futuro inmediato que está carente de expectativas en el próximo trimestre. Así lo refleja un informe de Barclays al que ha tenido acceso MERCA2.

En concreto, en el apartado de «problemas», lo divide en dos secciones: cómo afecta el coronavirus a la realidad de los potenciales clientes; y cuáles serán las consecuencias directas del parón económico durante estas semanas (y quizá alguna más).

EL COCHE ELÉCTRICO ENMUDECE

Por diversos motivos, entre los que estaban esas reducciones de emisiones y las nuevas normativas verdes, el coche eléctrico se preparaba para un gran año. Pero puede que vuelvan los miedos de tiempo atrás. El informe señala que el principal problema será monetario. Con unas economías en plena recesión, la española es una de ellas, habrá una escasa intención de compra pese a que los tipos de interés están muy baratos.

Por otra parte, la eterna duda que había sobre los puntos de recarga se volverá a alargar, señalan los analistas de Barclays. En España, por ejemplo, Iberdrola y Endesa habían anunciado sus planes de expansión en este tipo de infraestructuras. Pero en el caso de la compañía presidida por José Bogas matizaron que el ritmo de despliegue siempre iría acompasado por el número de ventas del coche eléctrico.

Una situación enrevesada, puesto que si los potenciales clientes tienen reticencias por haber pocos puntos de recarga, y las empresas consideran que hasta que no haya un amplio parque automovilístico no invertirán más; lo único que hará esta crisis generada por el coronavirus es frenar en seco todo.

Por lo que respecta a los fabricantes de vehículos, el informe sitúa el principal problema con los proveedores y la cadena de suministros. Sobre todo en la inminente vuelta a la ‘normalidad’. De hecho, en las últimas horas, la Asociación Europea de Constructores de Automóviles (Acea) y la Asociación Europea de Proveedores de Automoción (Clepa) han firmado un código de conducta para apoyar la reactivación «rápida y sin problemas» de la industria de la automoción.

Ambas organizaciones consideran que una salida «exitosa» de la crisis del covid-19 requerirá el intercambio de información «crítica», para asegurar que todos los actores de la cadena de valor puedan planificar y actuar de la manera más efectiva posible. Misma clave que señala el informe.

El objetivo es que el futuro del coche eléctrico se empiece a escribir cuanto antes. Por ello, estiman en el informe que los retrasos en los lanzamientos, que dan por hecho, sean los menos posibles, y que los fabricantes consigan seguir en la medida de lo posible las hojas de ruta que tenían establecidas.


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