Banco Santander ha reconocido que no cumplirá con los objetivos anuales de 2020 estimados para el negocio de su filial mexicana debido al impacto del Covid-19 y que el efecto negativo durará hasta al menos la primera mitad de 2021, a la vez que ha suspendido las previsiones de su negocio en Estados Unidos hasta poder determinar con mayor claridad sus consecuencias en este mercado.
La filial azteca de Banco Santander ha asegurado haber implementado los planes de contingencia necesarios como respuesta a la incertidumbre de la pandemia originada por la expansión del coronavirus, pero ha reconocido no poder garantizar la mitigación del impacto.
En cualquier caso, tras reconocer que no cumplirá con sus objetivos de negocio, Banco Santander ha precisado que el alcance del impacto es actualmente imposible de predecir y que todo dependerá de la duración de la situación y el tiempo de interrupción de la actividad económica.
«El desarrollo futuro del Covid-10 es altamente incierto y puede surgir nueva información sobre la gravedad de la pandemia y sobre las acciones que se tomen para contenerla», ha precisado la entidad al supervisor de los mercados mexicanos, al tiempo que ha avisado sobre la posibilidad de que el Gobierno del país no implemente ningún programa extraordinario sobre préstamos, desgravaciones fiscales u otras medidas para ayudar al sector privado.
El banco presidido por Ana Botín cree que si la pandemia continúa y no se ponen en marcha más programas gubernamentales o los que están vigentes no son efectivos, la situación podría tener un efecto adverso más relevante sobre sus resultados.
A finales de este mes de abril, Banco Santander presentará los resultados del primer trimestre del año, periodo en el que espera reportar unas cifras en línea con las de los tres primeros meses de 2019 debido a que las medidas de confinamiento en México no se implementaron hasta la segunda mitad de marzo. «Estas cuentas aún no reflejarán de forma significativa el impacto de la pandemia», ha apostillado.
Para las cuentas venideras, el banco ve bastante probable experimentar un impacto en el negocio y, por eso, no prevé alcanzar los resultados financieros de 2020 anunciados el pasado mes de enero. De este modo, retira cualquier previsión realizada para el ejercicio completo.
¿PROVISIONES?
Por otro lado, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores ha emitido una serie de medidas relacionadas con la moratoria de los préstamos. No obstante, Banco Santander avisa de que su filial mexicana podría tener que reconocer provisiones adicionales por pérdidas por deterioro si al final del ‘periodo de gracia’ provisto sus clientes no cumplen oportunamente con sus obligaciones.
«Esperamos un aumento de las pérdidas crediticias entre la segunda mitad de 2020 y la primera mitad de 2021 como resultado del registro de los clientes en este programa», ha añadido la entidad, si bien ha asegurado que sus fundamentales se mantienen «sólidos».
FLEXIBILIZACIÓN DE REQUISITOS REGULATORIOS
Al igual que en Europa, el supervisor de los mercados mexicanos ha emitido una serie de medidas temporales de flexibilidad regulatoria destinadas a garantizar que las entidades financieras puedan continuar ofreciendo crédito a sus clientes en el actual entorno de volatilidad.
También, entre otras medidas, el Comité Regulador de Liquidez Bancaria –Banco Central de México, Ministerio de Hacienda de México y la CNBV– dijo que no se tomarán medidas correctivas entre los bancos cuyo coeficiente de cobertura de liquidez (LCR) caiga por debajo del 100%.
Al mismo tiempo, se han extendido los plazos de presentación de informes para una variedad de información, incluida la fecha límite para los documentos financiera del primer trimestre que se ha ampliado hasta el 3 de julio de 2020 o el aplazamiento de la implementación de algunos aspectos adicionales de la NIIF 9 hasta el 1 de enero de 2022, que de otra forma habría sido aplicable a partir del 1 de enero de 2020.
SUSPENSIÓN DE PREVISIONES EN EEUU
Al mismo tiempo, Banco Santander ha decidido retirar las previsiones de negocio que mantenía sobre su filial estadounidense. «Dada nuestra incapacidad para estimar el impacto de Covid-19 en nuestro negocio, condición financiera, liquidez y resultados de operaciones, retiramos toda orientación previa», ha señalado.
En este sentido, Santander Consumer USA no emitirá ninguna previsión adicional hasta que pueda determinar el impacto total de la pandemia, ya que el efecto del brote de coronavirus puede ser «material» y las medidas tomadas por las autoridades podrían no ser suficientes.
Uno de los negocios que el banco estima que saldrá más perjudicado es el del automóvil, debido al cierre de muchos concesionarios o la restricción temporal de sus operaciones. En el caso de los que han permanecido abiertos, Banco Santander ha constatado un «rápido deterioro de la demanda».
«Esta significativa caída en el volumen puede afectar negativamente a nuestra capacidad de cumplir con las métricas de rentabilidad clave según nuestro acuerdo con FCA, la subsidiaria estadounidense de Fiat Chrysler», ha precisado.
Además, Banco Santander considera que esta disminución en el volumen puede verse exacerbada porque FCA anunció el pasado mes de marzo la suspensión de la producción de vehículos nuevos en ciertas fábricas en Europa y América del Norte, lo que puede reducir la disponibilidad de vehículos nuevos para los concesionarios una vez se reactive la actividad y aumente la demanda del consumidor.
Igualmente, ha advertido sobre la posibilidad de que endurezcan las condiciones de acceso a la financiación o que aumenten los costes, lo que provocaría un efecto adverso sobre su negocio, condición financiera y resultados de operaciones.