Ni siquiera las actividades esenciales cuentan con garantías para su correcto desarrollo. Al menos no todas. El impacto de la pandemia global resulta absolutamente desconcertante, y su gestión, demasiado compleja. Los efectos perversos del Covid-19 tienen un alcance imposible de prever y aplacar en todos sus flancos. Las fronteras que se cierran para limitar al mínimo el riesgo de contagio de los países, son las mismas que ahora no dejan llegar a España al contingente de trabajadores necesarios para una de las actividades esenciales para el abastecimiento: el campo. La fresa y el resto de berries de la provincia de Huelva no tienen quien las recoja.
El Covid-19 deja en tierra a 9.000 de los 12.000 marroquíes previstos en el contingente autorizado por el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social para la campaña de este año. Previo al cierre de fronteras en territorio alauí, poco antes de decretarse el Estado de Alarma en España, sólo habían arribado a Andalucía 2.000 de los temporeros esperados. Y no serán suficientes para la recogida y transformación de los frutos rojos en Huelva. Los trabajadores confirmados para esta campaña, procedentes de Rumanía y Bulgaria, tampoco están, ni se les espera.
La campaña comienza a principios de abril pero, a partir de mediados de mes y hasta mitad de junio, demanda una elevada mano de obra. Los agricultores piden encarecidamente trabajadores en un país cerrado por emergencia global. Y frente a cifras de escándalo en parados registrados, la respuesta de los candidatos a esta oferta de empleo resulta exigua. Otra paradoja de un virus que ha puesto patas arriba el sistema productivo.
En una provincia con 70.000 parados, una oferta de empleo solicitada la semana pasada al Servicio Andaluz de Empleo (SAE) para cubrir 1.500 puestos de trabajo en el campo registró 150 solicitudes, tal y como explica a MERCA2, Cristóbal Picón, representante sectorial de frutas y hortalizas de Cooperativas Agro-alimentarias de Huelva. El mismo interlocutor ve una oportunidad «para esos sectores que se han visto perjudicados, tanto en el turismo de la zona como para todos aquellos comercios que lo abastecen» y una solución temporal al desempleo. La campaña se podría cubrir con «gente de la provincia» y además «ayudar a estas familias, durante un par de meses», expresa convencido Picón.
Aunque quedan un par de semanas de margen para alcanzar el pico de trabajo, en este ámbito también interesaría ‘doblegar esa curva’, porque las medidas de seguridad en el marco de la ley «están garantizadas», ha explicado Picón. Desde la Junta de Andalucía y desde el Gobierno deberían fomentar este tipo de empleo, por ejemplo, permitiendo que las ayudas que perciban las personas desempleadas por la situación actual sean compatibles con este trabajo temporal», propone el representante de Cooperativas Agro-alimentarias de Huelva «porque nos vendría bien a todos. Y recuerda «Europa sigue demandando nuestros productos», concluye Picón, y sería conveniente que siguiera siendo así.
LA FRUTA DE HUESO EN LLEIDA
La inquietud se extiende a lo largo y ancho del campo español. En el otro extremo de la Península Ibérica, en Lleida, preocupan las ‘claras’ previas y la propia recolección de las frutas de hueso como el albaricoque o la cereza. Este miércoles se celebra una reunión telemática entre los representantes agrarios y la Subdelegación del Gobierno en aquella provincia. El presidente de Asaja Lleida, Pere Roqué, afirmaba en declaraciones a MERCA2 que «queremos ver de qué manera podemos distribuir a los trabajadores para desplazarlos al campo porque tras el decreto por el que se regula la actividad, el transporte es muy complicado para nosotros» y además supone un incremento de gasto.
Siempre y cuando las condiciones meteorológicas lo permitan, la campaña comenzará en Lleida la próxima semana y los trabajadores del campo «ahora no pueden concatenar varias campañas», de modo que «debemos buscar alternativas» en la búsqueda de trabajadores para cubrir toda la oferta de empleo. «Proponemos la posibilidad de que vengan al campo estudiantes, parados y también que se establezca un corredor sanitario para que las personas que vienen a trabajar al Sur de España, puedan trasladarse al Norte», manifiesta Roqué.
Según el representante de Asaja en Lleida, el campo demanda 25.000 trabajadores en la zona, otros 10.000 en la transformación hortofrutícola y alrededor de 50.000 en todo el valle del Ebro.
EN FRANCIA, 200.000 PUESTOS EN LA AGRICULTURA
Pero la sacudida generada por la rápida expansión del Covid-19 traspasa las fronteras de Italia y España -hasta ahora los países más afectados, por ese orden, en Europa-. Francia, desde hace días, y Gran Bretaña, desde no hace tantos, ‘han puesto sus barbas a remojar’.
Y en el nuevo contexto de medidas de contención, el ministro de Agricultura francés, Didier Gillaume, hizo un llamamiento la semana pasada a quienes estaban en paro y a los que se han quedado por ahora sin trabajo debido a la pandemia del coronavirus a que se pasen a la agricultura, donde hay 200.000 puestos a la espera de ser cubiertos.
En una entrevista concedida a RMC y BFMTV, Guillaume lanzaba “un gran llamamiento al ejército de sombras, a las mujeres y hombres que no trabajan hoy en día, a aquellos y aquellas que están confinados en sus casas, (…), a quienes no realizan ninguna actividad”, a que busquen trabajo en la agricultura.
“Uníos al gran ejército de la agricultura de Francia. Uníos a quienes van a permitirnos alimentarnos de forma adecuada, sana y sostenible“, defendía el titular de Agricultura, que destacaba la importancia de que “las labores del campo se realicen y para ello hace falta mano de obra”. En este sentido, invocaba a “la necesidad de la solidaridad nacional para que todos podamos comer”.
La presidenta de la Federación Nacional de Sindicatos de Explotaciones Agrícolas (FNSEA), Christiane Lambert, confirmaba la necesidad de mano de obra en la agricultura francesa.