Cuando se habla de I+D+i, difícilmente las cantidades que se ponen sobre la mesa son pequeñas. El dicho de bueno, bonito y barato no suele ser un compañero de viaje. Sin embargo, la bodega La Rioja Alta ha desarrollado lo que han denominado como albergues para microfauna aliada en sus viñedos. La meta no es otra que cuidar las cepas, de manera eficiente, y por poco dinero.
“La inversión prevista para esta iniciativa es mínima. Todos los albergues que ya están, y los que iremos poco a poco instalando en todas las fincas, serán construido con diferentes materiales reciclados”, señala Roberto Frías, director de la Sección Agrícola de La Rioja Alta.
Esos materiales reciclados son palets, estuches de madera, postes de espalderas, tejas y ladrillos reutilizados, sarmientos, piñas… La finalidad es que estos albergues acojan a insectos y arácnidos que son beneficiosos para el cuidado de las cepas. “Nos ayudarán a realizar una defensa fitosanitaria muy selectiva y, sobre todo, muy respetuosa con el medio ambiente, así como a incrementar la biodiversidad de nuestros viñedos” añade Roberto Frías.
Insectos como las mariquitas. Estás conforman un particular ejército contra las plagas que afectan a las viñas. En su época juvenil de larva, devoran a los enemigos naturales de las cepas como pulgones, ácaros y cochinillas. No son los únicos soldados. A su lado, combatirán otros insectos como tijeretas, arácnidos, crisopas y avispillas. Esta otra infantería combate a trips, ácaros, polilla del racimo y piral.
“Podemos considerar a todas estas especies auténticos insecticidas biológicos que nos ayudarán a continuar limitando al máximo el uso de productos químicos, uno de nuestros grandes objetivos”, señala el director de la Sección Agrícola de La Rioja Alta.
I+D+I EN LA RIOJA ALTA
Durante el último lustro, la inversión en I+D+i en La Rioja Alta ha sido de casi dos millones de euros. Su destino ha sido viticultura, enología y producción. Entre las últimas prácticas sostenibles puestas en marcha está la apuesta por las energías limpias como la biomasa. De hecho, una de sus bodegas, Torre de Oña, fue la primera de la denominación de origen Rioja en usarla.
Esta I+D+i de la bodega riojana es casi de coste cero ya que la inversión que se requiere es mínima
También han apostado por la energía solar, evitando la emisión de 41,47 toneladas de dióxido de carbono, y reduciendo un 50% el consumo de combustible. Asimismo, ha destinado 16 hectáreas de viñedos a viticultura 100% ecológica, reutiliza el agua de bodegas, y mantiene con cubierta vegetal más del 30% de la superficie total del viñedo, entre otras prácticas.
“Los resultados que hemos obtenido han sido muy positivos en líneas generales. En todos los casos se han cumplido las previsiones estimadas por nuestros equipos técnicos y por las empresas consultoras de I+D+i con las que trabajamos en la puesta en marcha de algunas de las iniciativas”, argumenta Roberto Frías.
De cara a 2020, La Rioja Alta trabaja en dos líneas de actuación. Una es un proyecto de investigación con un completo estudio de la madera que emplean para la fabricación de sus barricas. Y, la otra, tiene que ver con el viñedo. “Nos ayudará a calcular de manera anticipada la cantidad y calidad de la posible producción de una cosecha”, adelanta Roberto Frías. La inversión prevista rondará los 250.000 euros.