Todos en casa y la venta ambulante en las calles de los pueblos

El aislamiento afecta a todos los españoles: infectados leves, sospechosos de estarlo o asintomáticos preventivos, desde que el Gobierno decretara el estado de alarma por la expansión del coronavirus. El aislamiento se impone incluso para aquellos que lo sufren cual penitencia todo el año y que antes sólo se recrudecía por efecto de los fuertes temporales de nieve. Desde que la despoblación se hizo moda, la tendencia marcaba que nadie se acercaba a los pueblos, si no era por vacaciones, claro está. Entonces, eran los paisanos de los pueblos pequeños los que se acercaban a los más grandes para hacer sus compras. Pero la pandemia del Covid-19 ha venido para cambiarlo todo. Y nos retrotrae, también, a algunos usos y costumbres del pasado. Cuando todos deben estar en casa, la venta ambulante vuelve a las calles de los pueblos, para garantizar el abastecimiento.

Todo está en marcha para asegurar el aprovisionamiento de víveres para todos, urbanitas de las grandes capitales, o lugareños de los más pequeños núcleos de población. El coronavirus nos tiene recluidos y no es cosa de broma. Eso sí, cuando hablamos de venta ambulante en el episodio sanitario que nos toca vivir, nos referimos en todo momento a la venta «a domicilio» de bienes de primera necesidad, no a los tradicionales mercadillos, rastros o puestos en las calles, que de momento están en casa confinados, como casi todos.

En Castilla La-Mancha, por ejemplo, este mismo martes el Gobierno autonómico aprobaba facilitar los trámites para autorizar la venta ambulante en municipios pequeños donde no existen tiendas que les pueden proporcionar alimentos frescos y de primera necesidad como frutas y verduras.

«Nos vamos a dotar de instrumentos administrativos ágiles. El corsé legal y administrativo hay que ensancharlo para responder con eficacia», afirmaba la portavoz del Ejecutivo castellanomanchego, Blanca Fernández, en declaraciones a la prensa. En cuanto a facilitar la venta ambulante, Fernández ha explicado que surge de la petición de algunos alcaldes de municipios muy pequeños, en los que no existen tiendas de ultramarinos para facilitar el suministro de alimentos como frutas y verduras.

De este modo, se aprobará una «instrucción clarificadora» que aporte una «respuesta inmediata» para facilitar este tipo de venta en aquellos municipios que estimen oportuno y que estos puedan autorizarla siguiendo las recomendaciones sanitarias.

Como hacen todas las autoridades en los últimos días, también la portavoz del Gobierno de Castilla La-Mancha ha apelado a la responsabilidad individual de cada uno de los castellanomanchegos que permanecen estos días encerrados en sus domicilios conteniendo el virus. «Están ejerciendo la responsabilidad privada» ayudando a contener la expansión de una epidemia que «entre todos vamos a ser capaces de contener», ha manifestado convencida.

La Diputación de Valladolid tampoco abandonará a sus localidades más pequeñas frente a la mayor emergencia sanitaria de nuestro tiempo. En Valladolid se cuentan 103 pueblos sin ningún tipo de tienda, según los datos registrado por la Institución provincial, en un estudio de 2018 –el último disponible– sobre la venta ambulante en la provincia, tal y como recoge una información de El Norte de Castilla.

Ni frutería, ni carnicería, ni pescadería, ni droguería. Ni tan siquiera un lugar donde adquirir una barra de pan. Esta es la realidad existente en casi la mitad de los pueblos de la provincia de menos de 20.000 habitantes, asegura la misma información. En Aguasal, una de esas localidades que no tiene «nada de nada», sus 18 vecinos según los registros más optimistas, en inverno son menos, llenaron las despensas «antes de que saltara todo», conscientes de que tienen que desplazarse a Olmedo si quieren adquirir algún producto, explica al periódico el alcalde, José Nieto.

Una información de La Opinión de Zamora también refleja la situación de una provincia que tendrá que echar mano de este tipo de comercio para cubrir las demandas de productos de primera necesidad en los pueblos. «La venta ambulante va a ser vital para poder abastecer a la población de Zamora durante estos días, pues en la mayoría de las localidades ya no hay tiendas«. Domingo Ramos González, tercera generación de fruteros de Alcañices, intensificará estos días su trabajo para llevar los productos alimenticios a todos los clientes y pueblos de su demarcación: «Haremos todo lo posible para que a nuestras gentes no le falte de nada».

Propietarios de tiendas y vendedores ambulantes se están abasteciendo de reservas para garantizar que no falte ningún producto y muy en especial aquellos como la leche, yogures y aceite, se explica en el mismo diario. En pueblos como Villarino Tras la Sierra las familias apuraban -el fin de semana- el tiempo para surtirse en los supermercados más cercanos, en este caso en los de la vecina villa de Vimioso, «porque mañana seguro que ya no nos dejan pasar».

EL EJERCICIO DE LA VENTA AMBULANTE

La venta ambulante es una práctica regulada por las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos de los municipios donde se desarrolla la actividad. Por poner uno de los casos, en Madrid, se aplica una ordenanza municipal reguladora por parte del Ayuntamiento que establece los requisitos y condiciones que deben cumplirse para el ejercicio de la venta que se realice en el término municipal, por comerciantes, fuera de un establecimiento comercial permanente, de forma habitual, ocasional, periódica o continuada, en lugares e instalaciones comerciales debidamente autorizadas.

Por su parte, desde el Gobierno regional de Madrid se estipulan los requisitos y la forma de inscribirse como vendedor ambulante autorizado en el registro de la Comunidad de Madrid, para así poder ejercer la venta ambulante, «uno de los subsectores comerciales al que la Comunidad de Madrid ha prestado tradicionalmente una atención detallada por sus especiales singularidades, su importancia económica y su capacidad de generar empleo«, expresan desde la autoridad autonómica.

María Castañeda
María Castañeda
Redactora de MERCA2 de empresas y economía; especializada en energía, sostenibilidad y turismo.