Banco Santander se gasta 255 M€ en los vuelos privados de sus directivos

La factura de mantenimiento y uso del avión privado de Banco Santander asciende, en la era ‘Ana Botín’, a 255 millones de euros. La entidad gestiona el empleo de la aeronave, que compró Emilio Botín pocos meses antes de su fallecimiento, para los viajes de la presidenta y de los primeros directivos a través de la compañía Certidesa. Una cantidad que, además, ha ido en aumento en los últimos años. En concreto, en 2019 necesitó de 60 millones, según reflejan las cuentas del banco, un 11% más que hace un año y hasta un 27% más que en 2015.

Ana Botín sustituyó a su padre, Emilio, en la presidencia a finales de 2014. La banquera, que se había forjado en el extranjero, heredó entre otras muchas cosas dos aeronaves a través de la sociedad Certidesa, de la que Banco Santander era propietario al 100%. El primero de ellos, un Global Express XRS, líder en aviación ejecutiva, que se siguió utilizando hasta que se amortizó definitivamente en 2016. En dicho momento, Borbardier, el fabricante, entregó a la firma cántabra el Global 6.000 (que utiliza, por ejemplo, el ejército alemán) que el expresidente había solicitado como nuevo avión del grupo.

La comodidad y dependencia que ofrece un avión privado, al fin y al cabo se habla del mayor banco de Europa, también tiene unos costes importantes. Así, la factura ha ascendido a 255 millones de euros desde el primer año de mandato presidenta en 2015. El coste se reparte entre las nóminas de los trabajadores a bordo, el seguro de la aeronave, las reparaciones o el carburante. De hecho, el coste estimado de una hora de vuelo de un avión privado es de 1.900 euros por hora y el de estacionarlo en torno a 5.000 euros.  

UN JET HIPERSÓNICO VALORADO EN UNOS 60 MILLONES

La adquisición del jet que utiliza ahora la alta cúpula del Santander se cerró en 2014, dos meses antes del fallecimiento del que era por entonces presidente. En la decisión de Botín padre tuvo mucho que ver el precio. Tras deshojar la margarita de fabricantes privados, entre los que figuraban Airbus y Boeing, el banquero se quedó entre dos opciones: Bombardier y Gulfstream. Finalmente, se decidió por la primera, con la que ya trabajaba, a la que consiguió reducir el precio gracias a la venta del avión antiguo por 22 millones. Además, los aviones de la segunda firma suelen ser bastante más caros.

Finalmente, Botín padre cerró la compra por algo más de 40 millones, mientras que el precio medio de dicha aeronave en el mercado se acercaba a los 60 millones. Dicha cantidad, se amortiza año a año a través de la empresa Creditesa. Así, en los últimos periodos se han apuntado pérdidas en la sociedad por 7 millones de euros, en 2018 y 2019, que junto a las de 2017 (primero del nuevo modelo) suman unos 18 millones. Por lo que en los próximos ejercicios deberá seguir registrando pérdidas por unos 23 millones, hasta que se concrete la adquisición de un modelo nuevo.

Una de las características de la aeronave que emplea la firma cántabra es que está capacitada para vuelos de largas distancias. Así, el avión puede operar sin escalas rutas, por ejemplo, entre Londres y Singapur, Nueva York y Dubai o Pekín y Washington. Unos recorridos que completa gracias a la potencia con la que cuenta. Así, el jet tiene capacidad para entre 10 y 19 personas, con una velocidad de crucero Mach 0,90 -907 kilómetros por hora- y un alcance (altura) de 13.520 kilómetros. Además, su altura supera los ocho metros.

UNA ESTRELLA EMERGENTE DEL SANTANDER, DETRÁS DE LA SOCIEDAD

La gestión de la aeronave se realiza a través de Gestair, una empresa especializada en aviación privada, que se encarga de gestionar y poner a punto el avión para los viajes de la presidenta y la cúpula directiva. Aunque, también tiene la orden de explotar su uso durantes lo periodos de inactividad de la aeronave. Una actividad que le han generado a Certidesa varios millones de euros en los últimos años, una cifra pequeña que ha servido para aligerar los costes de uso.

La figura detrás del entramado societario con el que se maneja Certidesa es la de Víctor Matarranz. Una joven estrella emergente en Banco Santander que pasó los últimos años como director de Estrategia, director de gabinete y hombre de máxima confianza de la presidenta. Recientemente, asumió un cargo en la gestora de activos del grupo, Santander Asset Management, en el ámbito de la banca privada.

Matarranz consta como presidente de la sociedad Cántabra de Inversiones, un puesto que lleva desarrollando los últimos 7 meses. Se trata de una matriz de la que cuelgan tres compañías: la propia Certidesa. La firma Cántabro Catalana de Inversiones y la participación de la entidad, del 6%, en el Grupo Mondragón. Junto al joven directivo aparecen otros nombres propios de la entidad como Ignacio Cepeda, Carlos Beltrán o Carlos Paradela en la estructura de la matriz.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2