Naturgy ha decidido coger el toro por los cuernos. La firma que preside Francisco Reynés ha endurecido las negociaciones de renovación del contrato Europe Maghreb Pipeline Limited (EMPL), el tramo del gasoducto que permite la conexión entre Marruecos y la Península, según apuntan fuentes del sector. Con ello, el grupo energético está intentando limar el máximo los recortes que en un primer momento exigió para la nueva concesión el gobierno marroquí. Hasta el punto, de que ha abierto la puerta a romper una relación, ya no es prioritario, de más de dos décadas y media si los ingresos finales percibidos caen con fuerza.
La posición de la firma española es de máximos, una táctica muy utilizada, a sabiendas de que las negociaciones se extenderán en el tiempo. De hecho, aunque la concesión actual finaliza en septiembre de 2021, el acuerdo debe estar cerrado este año y no se hará, previsiblemente, hasta finales del mismo, apuntan fuentes del sector. Por lo que es un buen momento, para empezar a lanzar órdagos y lograr la voz cantante en pos de un futuro acuerdo. Así, la compañía reconoce públicamente que su intención es renovarlo, pero a la vez reflejó en sus cuentas anuales un impacto de 80 millones, en forma de provisiones. Pese a que se trata de prudencia financiera, el volumen (una tercera parte prácticamente de los ingresos) abre la puerta a cuadrar una posible ruptura.
El punto discordante, como casi siempre, es el retorno de la inversión. Una de las reglas de oro que estableció Reynes a su llegada. La intención de Marruecos de limitar los ingresos regulados que pagarían restan atractivo al acuerdo. Además, para Naturgy dichos cobros ya no son prioritarios para mantener en buena forma su área de infraestructuras, debido a la reciente adquisición de un mayor porcentaje de Medgaz, del 15% al 49%, empresa que gestiona el gasoducto que une Argelia y España. Es más, el acuerdo entra en vigor el mismo año, 2021, en el que el grupo español perdería los ingresos procedentes de Marruecos por la gestión y explotación del EMPL.
Aunque hay más. La caída de los ingresos o Medgaz no son los únicos elementos que dejan en el aire la revisión del contrato del gasoducto Magreb-Europa, también existen otros puntos más que juegan a favor del grupo español: en primer lugar, sus ambiciones renovables. Si bien se reconoce que este tipo de acuerdos regulados supone estabilidad en ingresos en los próximos años, Naturgy no esconde que buscará una posición mayor en torno electrificación en detrimento del gas. Una posición que se refuerza con los discursos que llegan desde la Unión Europea y el Gobierno español. Por último, en aspecto puramente operativo y, es que, la firma lleva gestionando dicho activo durante 25 años, lo que hace muy difícil para Marruecos poder encontrar un sustituto efectivo.
Por último, el gran rival histórico de la energética por el contrato, Enagas, se halla limitado para poder aspirar a un contrato de dicha envergadura. Una de las razones es la fuerte inversión realizada en Estados Unidos para entrar en el capital de Tallgrass. También, podría entrar en conflicto con una normativa futura de la CNMC que busca limitar las aventuras en el extranjero, en mercados liberalizados, de las compañías semipúblicas españolas. Aunque existe un punto discordante en todo esto y, es que, el gasoducto marroquí tiene la denominación de «activo estratégico» para el Estado. Una catalogación que obligará al Gobierno de España a tomar parte en la pugna, pero todavía no se sabe la dirección.
LA ACCIÓN SE PARA A LA ESPERA DE MÁS VENTA DE ACTIVOS
La palabra que mejor define el futuro a corto plazo de Naturgy es la de dudas. La presentación de resultados de la firma no convenció al mercado. Hasta el punto, de que JPMorgan la definió como «anticlímax». Los frentes abiertos para el presidente, Francisco Reynes, son muchos y muy amplios más allá de las negociaciones con Marruecos. También se incluyen culminar el plan de recompras de acciones, del que solo ha completado un 33% pese a que ya ha pasado la mayor parte del tiempo. También, acompasar dicho plan con nuevas inversiones en energías renovables. Los contratos de abastecimiento de GNL desde EEUU.
Por ello, en las sesiones que han seguido la presentación de resultados la acción ha caído cerca de un 1,12%, mientras sus pares siguen en ascenso bursátil. Para los inversores, la falta de una «una guía cuantitativa» es un hándicap negativo que lleva a extremar la cautela con el valor. Sin embargo, Naturgy todavía tiene en su mano dos catalizadores para lanzar la acción: la primera, sería la desinversión en activos. Un tema recurrido por los inversores que Reynes no esquivo. De hecho, el presidente explicó que ningún activo es invendible, pero que por el momento no había nada encima de la mesa.
Por otro lado, la acción podría verse beneficiada en los próximos meses por una inyección cercana a los 270 millones de recompras, como parte de su compromiso con el mercado de invertir 400 millones al año. Aunque habrá que esperar para ver su efecto, puesto que Naturgy esperará hasta última hora para realizar las compras más grandes. Dado que se quiere esperar para aprovechar más oportunidades, caída en el precio de los títulos, o sacar partido de dicho colchón para realizar alguna operación corporativa. Más si cabe, después de que Reynes señalara que la empresa será «proactiva» en el «baile» del sector.