Fueraokupas da un ultimátum a los morosos: les invita a salir de la vivienda «sí o sí»

El impago de la renta o la ocupación son las palabras malditas que resuenan entre los propietarios de viviendas. El arrendador es cada vez más desconfiado y hace un estudio más en profundidad del inquilino antes de ceder las llaves de su casa, pero a veces la intuición falla y el que parecía buen pagador, quizá no lo es.

Pero el otro escenario posible es que el titular de un inmueble opte por tener una vivienda vacía, bien porque no se fía de alquilarla o bien porque es su segunda residencia, y un buen día alguien la ocupa. En este momento, el propietario empieza a dar palos de ciego y se encuentra con la cruda realidad: el proceso legal es muy lento y el inquilino moroso y el okupa lo saben.

Aquí es donde entra en juego una vía alternativa, la empresa Fueraokupas. Fue creada hace dos años y medio con el objetivo de recuperar la vivienda de sus clientes en cuestión de 2 o 3 semanas, un plazo que en ocasiones incluso puede ser menor.

Todo empieza con la llamada desesperada del propietario del inmueble a Fueraokupas para recuperar su vivienda. Tras comprobar que es el legítimo tenedor de la vivienda, la compañía comienza una investigación de campo sobre los okupas para saber a qué se dedican, cuántas personas hay en la vivienda, sus horarios, etc.

ENFRENTARSE AL OKUPA

El ‘modus operandi’ de esta compañía se ajusta a la legislación vigente y cuenta con un departamento jurídico especializado en desocupación formado por un equipo de profesionales cualificados y titulados en seguridad privada.

En declaraciones a MERCA2, Jorge Fe, gerente y Jefe de Operativos de Fueraokupas, explica que su labor es la intermediación con el okupa para lograr el desalojo. “Nos personamos en la vivienda y les explicamos que están cometiendo un delito, la usurpación, y que se tienen que ir fuera”.

Asegura que no les reciben con pancartas, sino más bien “con palos, chuchillos, nos amenazan con azuzar a los perros contra nosotros e intentan intimidarnos para que nos vayamos”. En numerosas ocasiones los okupas han agredido a estos empleados provocándoles diferentes traumatismos.

Entre los clientes de Fueraokupas se encuentran tanto propietarios de inmuebles, como inmobiliarias que sufren los efectos de los okupas en las viviendas tras colocar el cartel de compra-venta o alquiler, un letrero que provoca el efecto llamada entre los okupas.

En la actualidad, esta compañía recibe más de un centenar de llamadas diarias, y el 80% de ellas son casos de inquilinos deudores. “Preferimos un okupa antes que un moroso, porque el inquilino tiene derechos adquiridos y, en estos casos, no podemos llevar a cabo controles de acceso”.

ALTO ÍNDICE DE ÉXITO

En sus dos años y medio de trayectoria, ya han realizado más de 400 desalojos y han recuperado tanto viviendas, como bajos comerciales, solares y terrenos. Ofrecen una tasa de éxito del 98% en caso de viviendas ocupadas y, en el caso de inquilinos deudores, es del 75% antes de llegar al procedimiento judicial, pero que alcanza el 100% tras iniciarse el trámite.

Nos dedicamos a sacar la basura de las viviendas”, explica Jorge Fe. En cuanto a las personas que se encuentran en estos inmuebles, destaca dos perfiles: “por un lado está el sinvergüenza, que es más fácil de echar y, por otro lado, nos encontramos con el delincuente, que nos lo pone muy difícil”.

De hecho, los pisos que ocupan estos delincuentes suelen ser convertidos en narcopisos o prostíbulos e, incluso, existen mafias de pisos que se dedican a abrir pisos y los venden a terceros por unos 2.500 euros.  

PLATAFORMAS ANTI-DESAHUCIOS

Estos trabajadores también se tienen que enfrentar con las plataformas que apoyan a estas familias que reivindican su derecho a la vivienda gratis, aunque hayan ocupado viviendas con propietarios legítimos o les hayan dejado de pagar. “Tenemos una relación tirante”.

Javier García, responsable del departamento jurídico, acude a los desalojos más violentos y asegura que “vas con miedo, pero luego vuelves con un subidón de adrenalina”. Él ha sido testigo de forcejeos, agresiones e intimidaciones, “pero tenemos que aguantar allí hasta que venga la Policía a ayudarnos. Porque si nos vamos ganan ellos –okupas e inquilinos morosos-“.