Locura del Disney japonés: Bandai se dispara con la resurreción de Goku

Si tuviéramos que encontrar una firma que se asemeje al mundo Disney esa sería, sin ningún tipo de dudas, la japonesa Bandai Namco. Una compañía conformada en torno al poder de una idea y la explotación de todo tipo de líneas de negocio respecto a ella, con el talento creativo (la propiedad intelectual) en el centro que a su vez alimenta y se retroalimenta con el resto de líneas. Una estructura qué en su día, hace más de 60 años, concibiese el propio Walt Disney para generar una de las marcas más exitosas del mundo. Un plan que ha llevado a la nipona a romper continuamente máximos históricos y que multiplica por siete su valor desde 2012, hasta casi rozar los 12.000 millones de euros.

El primer elemento vertebrador, esto es su verdadero moat (o ventaja competitiva a largo plazo), es la propiedad intelectual, como materialización del talento. La propia firma nipona la ha bautizado como ‘La Estrategia del Eje de la Propiedad Intelectual’ y sus propios directivos reconocen que es «la mayor fortaleza del grupo». Con ello, la compañía se ha aprovechado de creaciones de personajes y franquicias con fama a nivel mundial que van desde Oliver y Benji, Dragon Ball, los Power Rangers o, el nuevo éxito en ebullición, One Piece, a productos que en su día acompañaron a millones de personas en su día a día como los Tamagochi.

El segundo, es la diversificación de las líneas de ingresos, para amortiguar cambios en las preferencias de los consumidores, que van desde juguetes, lanzamiento de series y películas, juegos de cartas, videojuegos o creaciones musicales. Además, todas ellas cumplen dos principios básicos en la empresa, al igual que ocurre en Disney: por un lado, existe una influencia recíproca entre todas ellas, ya que cada línea representa un negocio en sí, pero a su vez alimenta al resto. En segundo lugar, como todos los segmentos proveen de algún tipo de recurso, la palabra que más se utiliza es la de «promoción».

Bandai reformuló su estrategia en el 2015, de tal manera que se estructuró bajo tres pilares: una división, puramente de estrategia, un fondo de contenido para inversiones y un sistema de búsqueda de talento tanto a nivel interno como externo. El nuevo plan le ha permitido a la firma nipona incrementar los ingresos en un 44,7%, el ebitda un 37,8% y sus beneficios hasta un 133%. Todo un éxito que, además, ha generado cerca de 1.800 millones de euros en efectivo para sus accionistas en forma de flujo de caja libre (cobros menos pagos). Finalmente, se ha traducido en incremento de su capitalización en un 205%. Además, sin deuda neta y un superávit en tesorería de más de 1.700 millones. Todo un éxito.

LOS NUEVOS DESAFIOS PARA EL FUTURO PARA BANDAI

El éxito de la compañía se pondrá a prueba en los próximos años a medida que sea capaz de solventar los grandes retos a los que se enfrenta. Principalmente, el gran desafío proviene de la industria del videojuego. Pese a la alta diversificación que tiene la compañía, el sector de juegos es su gran soporte, Network Entertainment (como se llama) supone el 45% de los ingresos. Pero, ha dado muestras de que su crecimiento se ralentiza y se resiente a medida que la competencia se vuelve encarnizada y los títulos de la compañía envejecen a marchas forzadas sin grandes sustitutos.

En cuanto a la primera, Bandai espera poder culminar su expansión en Estados Unidos, China y Europa dado que el alto envejecimiento de la población japonesa supone un escollo al crecimiento. De hecho, un 80% de sus ventas en videojuegos en 2018 fue en territorio nipón. Pero, claro, en el gigante asiático la cuota de mercado la atesoran los gigantes del propio país como Tencent y NetEase. Mientras, en los otros dos mercados la competencia es terrible y acumula grandes nombres como Activision Blizzard, Playrix, Mixi, Supercell, Netmarble o los desarrolladores por excelencia Sony y Nintendo.

Por otro lado, la firma no ha sido capaz de generar una franquicia que realmente sea capaz de estar a la altura de creaciones anteriores como Power Rangers, Oliver y Benji o Dragon Ball. De hecho, los juegos móviles de éste último, Idol Master y One Piece representaron más del 70% de los ingresos en los últimos 12 meses, excluyendo las ventas de Android en China, según SensorTower. La gran esperanza de la firma, por el momento, está en la franquicia Mobile Suit Gundam y en el despegue de One Piece, una serie de piratas que se ha convertido en el manga (cómic japonés) más visto de la historia y que en los próximos años debe llegar a su zenit. Aun así, nadie es capaz de vencer al hombre (saiyan) más fuerte del universo, Goku.

DRAGON BALL, LA FRANQUICIA DE LOS 1.000 MILLONES

Si en el entramado de Bandai la propiedad intelectual es el gran baluarte, dentro de la misma, no hay ninguna franquicia más rentable y exitosa que Dragon Ball. La creación de Akira Toriyama superó en este 2019 los 1.000 millones de euros de ingresos, unos 130 billones de yenes, lo que supone un crecimiento del 932% respecto al volumen de facturación que suponían sus artículos en 2010. La importancia de la serie es tal, que supuso en 2019 un 17% de todos los cobros. La clave del reciente éxito se encuentra en la apuesta de la compañía por una nueva trama en la vida de Goku, el héroe de la animación: Dragon Ball Super. En ella, se adentra en universos paralelos donde encuentra terribles rivales como dioses de la destrucción o viejos enemigos como Freezer.

Totalmente remasterizado, la historia no ha parado de crecer en los últimos años, con dos nuevas apuestas que han resultado un éxito: primero, el lanzamiento de una nueva serie llamada Dragon Ball Super Heroes. Donde las peleas, las transformaciones y los nuevos personajes (muchos con evocaciones a antiguos rivales de Goku) son la tónica habitual y pese a lo extraño del formato, ha terminado por enganchar de nuevo a los fans. En segundo lugar, la película Dragon Ball Super: Broly que ha sido un éxito en países como Estados Unidos y Reino Unido. Y claro, cada éxito la empresa lo explota con nuevos juguetes, juegos de cartas o videojuegos, además, de una manera «agresiva» como reconocen. Al final, la propia Bandai ha encontrado sus propias bolas de dragón y su deseo, de éxito, se han cumplido.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2