La construcción del mayor proyecto en la historia de Torremolinos, Intu Costa del Sol -y uno de los más grandes de toda España-, pende de un hilo. La mala situación económica por la que atraviesa su ejecutor, Intu Properties, amenaza con retrasar el comienzo de la obra que estaba previsto para principios de 2020, según señalan fuentes financieras.
Esto sucede pese a que recientemente se aprobó el plan de urbanismo que daba luz verde al proyecto tras años de pelea. La firma británica se enfrenta en los próximos meses a una serie de desafíos, entre los que destaca una ampliación de capital o una «inevitable» ruptura de tesorería, que serán la prioridad para la cúpula directiva dejando a un lado el desarrollo de proyectos.
La puesta en marcha del proyecto se ha convertido en un auténtico dolor de cabeza para la firma, que compró el terreno allá por 2015. Las trabas burocráticas fueron el primer aviso, ya que no ha sido hasta este año que se han aprobado las normas para su desarrollo. Aunque ahora, el problema es bastante más serio debido a que Intu debe poner sobre la mesa cerca de 200 millones de euros para que se lleve a cabo la construcción y no solo no los tiene, sino que probablemente tarde en tenerlos preparados, según apuntan fuentes financieras. «La construcción del complejo comercial y de ocio puede demorarse aunque los procedimientos de planificación están casi completos», avisan desde Bloomberg.
En primer lugar, la firma británica no cuenta con el efectivo suficiente para acometer dicha inversión. Un informe interno de Bloomberg explica que se enfrentará «inevitablemente» a una ruptura de tesorería, lo que supone técnicamente que la empresa se quedará sin dinero en sus cuentas para seguir acometiendo su actividad normal. De hecho, en los últimos cinco años Intu ha volatilizado, salidas de caja neta, cerca de 1.100 millones de euros de efectivo agravando la situación. Además, en los últimos meses se ha enfrentado a un mayor número de impagos por parte de los minoristas en Reino Unido, lo que tensiona todavía más sus cuentas.
Por otro lado, las desinversiones que estaban previstas para afrontar este posible crack de la tesorería se han complicado. Intu tenía la intención de desprenderse de los centros comerciales que tiene en España, solo se iba a quedar con el complejo de Torremolinos, pero todavía no se han materializado. Por el momento, solo se ha conseguido colocar en el mercado el más grande, Intu Puerto Venecia (en Zaragoza), aunque eso sí, a un precio más bajo del que tenía en junio. Asimismo, se negocia activamente la venta de su instalación asturiana Parque Principado, por algo más de 150 millones, pero tampoco se ha cerrado. Por último, no podrá desprenderse de Xanadú al menos hasta agosto de 2020, debido a una de las cláusulas de bloqueo firmadas con su socio.
LA ÚNICA SALIDA: PARALIZAR INVERSIONES Y AMPLIAR CAPITAL
Así, sin poder sumar más ventas, puesto que no ha añadido a la lista de desinversiones más centros (tiene cerca de nueve en Reino Unido), apenas le queda efectivo para seguir funcionando, por lo que mucho menos para acometer inversiones. De hecho, cerró el primer semestre de 2019 con apenas 189 millones de libras en caja, la cifra más baja desde el primer semestre de 2014 cuando estaba en pleno proceso inversor. «Intu ha reducido a la mitad sus planes de renovación y desarrollo», señalan desde Bloomberg sobre la situación actual de la firma.
Normalmente, los flujos de caja negativos (o ruptura de tesorería) se solucionan con deuda, dado que así se consiguen los recursos para seguir operando y los devuelves una vez vuelves a generar recursos. El problema es que la mala situación económica de Intu, unida a su ya alto volumen de endeudamiento, imposibilita dicha opción. Por lo que al final, la única opción de conseguir más capital es recurrir a los socios a través de una ampliación. La alternativa, en la que ya está trabajando la empresa, genera otro tipo de problemas y, es que, las inversiones se reducen drásticamente para que la dilución del valor de las acciones no sea muy grande. A menores inversiones, menor necesidad de dinero y menor pérdida de valor para las acciones, lo que todavía añade más tensión al proyecto de Costa del Sol.
LA PARALISIS POLÍTICA DILATO EN PRIMER MOMENTO EL PROYECTO
Intu Costa del Sol iba a ser el mayor centro comercial de España, con 235.000 metros cuadrados de superficie y una inversión prevista de 800 millones de euros. El ‘iba a ser’ es simple y llanamente porque el desarrollo del proyecto parece no llegar nunca. El plan se proyectó hace ya casi un lustro, cuando la firma británica compró, a Peel Group (uno de sus accionistas) por 41 millones de euros, una parcela de 175.000 metros cuadrados y adquirió la licencia para construir. La estimación inicial fue que el centro, en el que se iba a invertir 450 millones, pudiera estar en funcionamiento a lo largo del 2019. Ya estamos en 2020 y la gigantesca parcela sigue igual que en 2015.
En primer lugar, la firma británica padeció de un bloqueo administrativo para rediseñar el urbanismo de la localidad. En diciembre de 2017, se dio el primer paso de tal manera que el Gobierno andaluz aprobó de manera parcial una de las fases, aunque siguió bloqueando el centro comercial. Un año y medio más tarde, la Comisión Provincial de Urbanismo de Málaga aprobó el Plan General de Ordenación Urbana con lo que ratificaba el plan de accesos adoptado por el Ministerio de Fomento. Por último, a principios de enero de este año entró en vigor dicho plan que da luz verde a la construcción del parque comercial y de ocio. Tanto remar, para ahora ¿morir en la orilla?