Netflix ha abierto 2020 por todo lo alto gracias al estreno de ‘El vecino’, sitcom costumbrista que acierta al parodiar el ridículo mundo de los superhéroes. Esta comedia protagonizada por Quim Gutiérrez y Clara Lago está pegando fuerte gracias a varios factores.
Uno de ellos es que en la sala de máquinas del proyecto y guión se encuentran Miguel Esteban y Raúl Navarro, dos ‘standaperos’ que pusieron en pie la serie de posthumor ‘El fin de la comedia, nominada a un Emmy en 2018.
Otra de las claves de este triunfo es la evidente apuesta por el proyecto de Zeta Audiovisual, factoría controlada por Antonio Asensio Mosbah que ya triunfa en la plataforma con ‘Élite’. Esta productora, que tiene en salas a ‘El silencio del pantano’, había demostrado que era la compañía perfecta para adaptar ‘El vecino’.
¿La razón? Sus lazos empresariales pretéritos con Ediciones B, heredera de Bruguera, le ha convertido en una experta para adaptar cómics. Eso sí, hasta ahora lo habían hecho en cine: ‘Zipi y Zape y el club de la canica’, ‘Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo’, ‘Anacleto: agente secreto’, ‘Zipi y Zape y la isla del capitán’ y ‘Superlópez’.
UN REPARTO DE ALTURA PARA ‘EL VECINO’
La elección del reparto de ‘El vecino’ ha resultado un acierto desde los actores que abren cartel, Gutiérrez y Lago, hasta las dos sorpresas de lujo, Adrián Pino y Catalina Sopelana. Aunque también hay que detenerse en el mejor personaje de la serie: el camello.
Este traficante esquizofrénico interpretado por Denis Gómez nos hace recordar a otros ‘emprendedores’ caóticos de la droga: el de la película ‘Project X’ o el de la webserie española ‘Malviviendo’.
BROCHAZO SOCIAL EN ‘EL VECINO’
‘El vecino’ es una comedia ligera que no tiene pretensión alguna. Pero sus creadores, conscientes del peso de la crítica en estos tiempos plagados de postureo, han apostado por una acertada moralina que les otorgará cierto prestigio en amplios sectores del mundillo cultural.
Las duras críticas a las infames casas de apuestas, baza estrella de Izquierda Unida en los últimos tiempos, y el humor negro que disfruta el guión sitúan a ‘El vecino’ en una comedia que parece querer decir algo entre gags visuales, enredos e historias de amor.
BUENOS PILOTOS Y UNA BUENA PLATAFORMA
Zeta Audiovisual ha acertado al contratar a dos de los directores españoles con una mirada cómica más arriesgada: Nacho Vigalondo, padre de la poco valorada ‘Extraterrestre’, y Víctor García León, autor de una instantánea que retrata una época muy concreta que ahora muere, ‘Selfie’.
También es encomiable la labor de producción de Netflix España, que cuenta un hit internacional (‘La casa de papel’), con dos simpáticas sitcoms (‘Paquita Salas’ y ‘El vecino’) y con algunos productos irrelevantes (‘Alta Mar’, ‘Fe de etarras’, ‘Una y no más’ o ‘Días de Navidad’).
Ahora solo falta que el Estado armonice los derechos y obligaciones entre las cadenas en abierto, reguladas en contenidos o duración de publicidad, y las OTT que encabezan Netflix, que en España paga menos impuestos que muchos de sus abonados.
EL CÓMIC HISPANO
El cómic, hijo de los aleluyas religiosos que nació como industria en el siglo XIX, tuvo en España su importancia en el campo político, La Flaca y El Mundo Cómico en el Sexenio Democrático, y a comienzos del siglo pasado se convirtió en un producto de masas.
Revistas como TBEO, que renombró al cómic español, se hicieron grandes y en el franquismo se estabilizaron las dos factorías mediterráneas: la Escuela valenciana de historietas y la Escuela Bruguera, nido de rojos que hizo feliz a los cachorros de los prebostes del franquismo.
El ambiente de la redacción de Bruguera se puede advertir en ese estupendo homenaje cinematográfico de Óscar Aibar al pícaro Vázquez, ‘El gran Vázquez’, padre de Anacleto y creador de una forma irrepetible de vida.
VIÑETAS MANCHADAS
Al cine español le han faltado medios (‘Las aventuras de Zipi y Zape’ o ‘El caballero del antifaz’) y le han sobrado productores desafortunados (‘El capitán Trueno’) a la hora de adaptar cómics. Pero hay algunos directores que han encauzado proyectos que a priori no parecía que iban a llegar a buen puerto.
Es el caso de Javier Fesser. El director de ‘Campeones’ triunfó con Mortadelo, tanto en carne y hueso como en animación. Mención aparte merece Javier Ruiz Caldera, que salvó un proyecto agonizante como ‘Superlópez’, aparcado por Alex de la Iglesia y restaurado gracias al tándem Paolo Vasile-Dani Rovira.
Este director también consiguió encauzar ‘Anacleto’, también con Quim Gutiérrez liderando el reparto. ‘El vecino’, serie que acierta con la adaptación del trabajo homónimo creado por Santiago Pérez y Pepo Pérez y editado por esa exitosa factoría vasca llamada Astiberri, también consigue llevar con acierto un cómic a la pequeña pantalla.
Y no lo tenía fácil después de patinazos como ‘El Botones Sacarino’, fracaso de TVE en el año 2000, o las adaptaciones de animación de BRB del Mortadelo o de los hermanos Zapatilla. ‘El vecino’, actualización cañí de ‘El gran héroe americano’, inaugura la lista de éxitos televisivos de nuestra industria audiovisual en 2020.