jueves, 12 diciembre 2024

El satisfyer, la aguja hipodérmica y otras teorías del montón

Los juguetes eróticos están de moda; o, al menos, es tendencia hablar de ellos en público. Otra cosa es el negocio, cuyo coste de producción y venta dejan márgenes muy justos. Pero aquí hemos venido a hablar, precisamente, de por qué se habla tanto de estos juguetes y, sobre todo, el satisfyer.

Este aparato, succionador de clítoris lo llaman, ha causado un auténtico revuelo. El motivo es que hombres y mujeres, sobre todo las segundas, han elevado al plano social el uso, compra o disfrute de este juguete sexual en concreto. Para entender este fenómeno se puede recurrir a varias teorías de la comunicación y la sociología que explican su triunfo.

El primero involucra a los medios y parte de la teoría de la aguja hipodérmica. Sin retroceder mucho en el tiempo, en las últimas semanas se pueden leer los siguientes titulares: “El Satisfyer se cuela y conquista ‘La Mañana’ de TVE por sus propiedades médicas”; “Una sexóloga afirma que el Satisfyer normaliza la masturbación femenina”.

Si lo dice una sexóloga y un medio lo recoge; o, yendo un paso más allá, el ente público habla de ello sin tapujos, confirmado: el mensaje cala en la sociedad, se asume como algo natural y es turno de hablar de ello. Luego llegan otras implicaciones sociales o morales, de vergüenza y, en definitiva, el conjunto de convenciones para tratar o no un determinado tema en público queda roto.

Y EL NEGOCIO DEL SATISFAYER TRIUNFÓ

Al margen de las teorías de la sociología de la comunicación que entran en juego, la realidad es que el negocio de los juguetes eróticos se ha visto beneficiado ante la normalización de estos productos. Durante los últimos días, diversas firmas del sector y franquiciados han enviado comunicaciones de prensa al respecto. La situación tiene un denominador común: en 2019 han mejorado las ventas con respecto al ejercicio anterior.

Cada uno excusa las ventas a su manera. Que si los españoles cual, las españolas tal… y la única certeza, quizá, es que ahora se habla de lo que antes no se hablaba, paso uno; que conduce al punto dos, ¿y si lo pruebo? Una vez ejecutados, llega el turno de hablar. Hablar sin miedo ni vergüenza porque los medios de comunicación hablan de ello, porque los famosos hablan también (aunque estos quizá tenga motivos, €€€)…

De este modo, el satisfyer se convierte en una suerte de ‘Juego de Tronos’. Cómo decir que no sabes lo que es. Cómo verlo y no decirlo, ¿y presumir de ello? Además, los juguetes eróticos gestionan relaciones íntimas más complejas, pero los mecanismos de socialización son similares a cualquier producto de consumo actual. Por este motivo, es más importante mantenerse en los entramados de comunicación social que preservar la propia intimidad. Y ese es el gran triunfo.

Algo que tiene su reciente similitud con las citadas series de Tv tan de moda. La presión social por mantenernos activos en las «conversaciones» ha llevado a que muchos hombres y mujeres hablen sin tabúes sobre sus ‘cositas íntimas’. Algo que estaba en el tejado de los hombres y sus tradicionales guarradas para convender a la tribu de lo machos que eran, se ha extendido. Bien agradecido puede estar el satisfyer a Jon Nieve.


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