Langostinos para acabar con la suegra: el cuestionado producto estrella de la Navidad

La Navidad es sinónimo de tradiciones, y en lo que a gastronomía se refiere, los langostinos son una de ellas. Sin embargo, encontrar este marisco a un precio asequible y de buena calidad en el supermercado no es tarea fácil. La cata de langostinos de MERCA2 saca a relucir las características que debe cumplir este crustáceo para sorprender a los invitados en las celebraciones.

Langostinos congelados y de pescadería de marcas de distribuidor y fabricante son objeto de la cata de MERCA2, llevada a cabo por Jonatan Armengol. Es el único crítico gastronómico invidente en España y gestiona varios proyectos vinculados al arte culinario. En su espacio “Comer a ciegas” valora platos, cócteles y vinos, entre otros productos. Recientemente ha comenzado el informativo “The Foodie Times” en el que repasa las noticias más importantes del día en el ámbito gastronómico, y que está orientado a los altavoces inteligentes Alexa y Google Home, además de otras plataformas de audio.

La presencia de langostinos y gambas en las mesas de Navidad está garantizada, pero parece que su consumo descendió en 2018 un 1,2%. El sector del langostino y la gamba también salió perjudicado, puesto que, facturó un 2,6% menos que el año anterior. El final de año es clave para estos productos, y es que en los últimos meses es cuando se produce un aumento de la demanda y se puede determinar la tendencia de consumo del año.

Los precios son un condicionante en la compra de langostinos. Según se desprende del ‘Informe de Consumo de 2018’, publicado por el Ministerio de Sanidad, el kilo de gambas y langostinos en 2018 fue de 11 euros de media. Este precio supuso un descenso del 4,8% con respecto al 2017. Los langostinos escogidos para la cata de MERCA2 superan la media de precio por kilo del 2018 y alcanzan los 13,50 euros de precio medio.

En la actualidad este producto ha sembrado la polémica. La habitual práctica de chupar la cabeza de gambas y langostinos tiene consecuencias. Por eso, las autoridades sanitarias advierten del riesgo que entraña el consumo parcial de la cabeza de estos animales, que es la parte del cuerpo que acumula cadmio. El consumo excesivo de este metal pesado causa disfunciones renales, algo que no resulta difícil teniendo en cuenta el elevado consumo de estos crustáceos en Navidad.

1
HUELE A PESCADO CONGELADO’

“Huele a pescado congelado” ha sido una de las afirmaciones más repetidas por Jonatan mientras probaba los langostinos de diversas marcas. La errónea asociación de marca de fabricante con calidad se confirma una vez más con los langostinos de la marca Pescanova. Los famosos Rodolfos no obtienen la máxima puntuación y, aunque tienen un tamaño generoso, desprenden notas a frutos secos que no deberían aparecer en el producto, según el juicio del crítico.

“No arriesgaría, salvo que queráis acabar con la suegra”, comenta Jonatan Armengol al probar los langostinos de la pescadería de Alcampo, que al final tienen un fondo que se asemeja al moho. La caja de productos congelados de la marca blanca de este supermercado es la peor parada de la cata, tanto que el crítico gastronómico no es capaz de probar el langostino. “¿De cuánto es mi seguro de vida? Porque esto huele a muerto”, bromea Armengol con solo oler el producto. “Mandadle una nota a alguien de que revise estos langostinos”, concluye.

Los langostinos de la pescadería de la cadena de supermercados Sánchez Romero obtienen la puntuación más alta de la prueba. Salinidad correcta, no huelen mal ni a pescado congelado, unas características que le llevan a lo más alto de la cata. Además, en esta ocasión, el precio sí influye. El kilo de langostinos en la pescadería del supermercado es de 22 euros, una cantidad muy por encima de la media.

El supermercado DIA no destaca por su calidad, pero su precio es asequible. Antes de probarlo, Armengol destaca su olor a pescadería y la piel pegada al cuerpo; tras catar el langostino: “Es mejor de lo que pensaba”, termina el crítico. Los langostinos de Supersol mantienen un sabor bueno e intenso, acordes con su precio, cercano a los diez euros el kilo.

Atrás