Doña Manolita se ha convertido en un símbolo más de la Navidad. La administración más famosa de España ha sabido aprovecharse de una afección que solemos padecer los ciudadanos al llegar estas fechas (incluidos científicos), la ilusión de la sociedad española y una ubicación única para convertirse en una máquina de generar dinero. Con ello, su aristocrático propietario (en la sombra) que no es otro que el Conde Cabrillas, Juan Luis de Castillejo y Bermúdez de Castro, ha logrado multiplicar varias veces su inversión (la creación de la sociedad data de 2010) y, con ello, disparar su fortuna nobiliaria.
El término apofenia, muy probablemente, no le diga gran cosa a la mayoría. Incluso, la gran mayoría que lo hayan leído por encima ya se les habrá olvidado (en apenas 25 palabras). Aunque quizás, podríamos conseguir introducir una pequeña curiosidad al lector si se explica que tal palabro, es la palanca que ha utilizado Doña Manolita para alcanzar su popularidad actual. En concreto, los pacientes que sufren dicha afección tienden a encontrar patrones sistemáticos y regularidades en sucesos puramente aleatorios. Por ejemplo, los apofénicos esquivan continuamente cifras demasiado pequeñas (00009), décimos con términos muy específicos (20002) o cuyos números son iguales (11111).
Aunque sin lugar a dudas, el efecto más acusado que sufren dichos pacientes es que tienden a pensar que es más probable ganar la lotería si compran el décimo donde ya ha tocado. Para los apofénicos, entonces, un cartel de ‘El Gordo Vendido Aquí’ es un reclamo al que no se pueden resistir. Solo una vez explicada dicha afección, se puede entender desde una manera racional que mucha (pero que mucha) gente pueda aguantar con una sonrisa las enormes colas que se producen en ciertos establecimientos o pagar recargos a vendedores ambulantes por conseguir los números del establecimiento.
También explica por qué Doña Manolita se ha convertido en un fenómeno de masas. Aunque, obviamente, esto también tiene su truco, puesto que al igual que la Bruixa D’Or han sabido adoptar una estrategia para potenciar dicho efecto. En realidad, es bastante sencilla, puesto que solo requiere comprar una cantidad increíblemente alta de números y pocos décimos de cada uno. Con ello, se amplifica la probabilidad (es el elemento más importante con el que juegan los que saben del azar) de repartir el Gordo. Así, las últimas cifras proporcionadas explican que el afamado establecimiento madrileño contiene, o ha mantenido, cerca de 30.000 números distintos disponibles, lo que supone que una vez cada tres años renueva el letrero de ‘El Gordo Vendido Aquí’.
DOÑA MANOLITA, UNA INVERSIÓN MUY RENTABLE
Aprovecharse de los sesgos del pensamiento de las personas suele ser un negocio muy rentable. Tanto, que cada vez más empresas lo explotan. Si no que se lo digan al conde de Cabrillas que ha visto como el valor de su empresa ‘Lotería Doña Manolita SL’ se ha multiplicado por seis desde 2011. En concreto, su valor contable (el denominado valor en libros o Patrimonio Neto) ha pasado de los 522.000 euros a los 4,12 millones de euros en el cierre de 2018.
A pesar de que su valor en libros se ha multiplicado por seis no podemos tomarlo como valor real del negocio, puesto que no recoge todos los datos fundamentales. En realidad, el valor del negocio se ha multiplicado por dos, si utilizamos la fórmula académica que en su día popularizaron Shapiro y Gordon. En concreto, está formula toma la rentabilidad sobre los fondos propios y lo relaciona con el coste de capital y lo multiplica por el valor contable (cómo se ve es bastante más sencilla que otras como la del descuento de flujos que requiere muchos más cálculos). Con la misma, se obtiene que el valor real del negocio declarado de Doña Manolita es cercano a los 11 millones de euros, mientras que en 2010 (año que se creó) apenas superaba los 6 millones.
Lo anterior, se ha producido gracias a su increíble crecimiento en ventas. Así, desde que se tienen registros (esto es, 2010) la facturación ha crecido cerca de un 70% (con la misma superficie), hasta superar los 2,5 millones de facturación. Aunque los beneficios declarados solo lo han hecho un 40%. La razón es la elevada cantidad que paga la sociedad en salarios, dado que ha duplicado (de nueve a 20) el número de trabajadores. Así, solo en 2018 dicho coste superó el millón de euros, lo que supone un coste por trabajador (son 20, de los cuales 15 son fijos) de 50.671 euros. Aunque claro, cada uno aporta cerca de 130.000 euros. Todo ello, sin contar los vendedores ambulantes que también sacan su parte de las afecciones de la gente. Y es que pocos duetos son tan rentables como la apofenía y la Lotería.