sábado, 14 diciembre 2024

Repsol aviva su deseo inversor con un ojo puesto en Alaska

Repsol ha reactivado su espíritu inversor en los últimos meses. La petrolera que preside Antonio Brufau y dirige Jon Jozú Imaz se ha visto obligada a profundizar en el plan de rotación de activos en el área de exploración y producción, apoyada por su solidez financiera. La razón es que se ha topado con diferentes problemas en países como Venezuela, Libia o Canadá que han limitado la producción esperada. Entre los distintos movimientos que ha dibujado, algunos de ellos ya se han ejecutado, podría colarse el de afianzar su posición en Alaska, aunque por el momento no pasa de ser una especulación.

Imaz a lo largo de su última conferencia con analistas, el pasado 4 de noviembre, explicó que el alcance geográfico de la compañía no es el correcto y que para corregirlo serían «más activos en términos de fusiones y adquisiciones». Una posición que se sustenta principalmente en la solidez financiera que presenta la compañía a día de hoy, con un volumen de deuda muy bajo y un volumen importante de efectivo en caja. «Utilizaremos un enfoque más flexible y dinámico del dinero», señaló el CEO de la petrolera, al referirse a la estrategia de inversión en la que está centrada la empresa.

En las últimas semanas, Repsol ha alcanzado distintos acuerdos de cara al plan establecido: así llegó a un acuerdo con Equinor para adquirir la totalidad de la participación que mantenían conjuntamente en Eagle Ford (en Texas, en Estados Unidos). También ha cerrado la compra del 20% del desarrollo de Northwest Walker Ridge en el Golfo de México. Aun así, la compañía considera que el proceso de rotación de activos continua en marcha, como señaló Imaz ante los analistas, por lo que todavía sigue trabajando para incorporar nuevos proyectos en su cartera de upstream o desinvertir en otros.

Entre los muchos proyectos en los que podría invertir Repsol hay uno que ha ganado peso en los últimos días. Se trata de una participación del 25% en una serie de activos que mantiene la compañía ConocoPhilips en Alaska, dado que cumple con la mayoría de los requisitos que exige la española en su estrategia de inversión. Los proyectos que se han puesto a la venta incluyen proyectos en distintas fases de progreso. En concreto, se trata de los pozos en el área del río Kuparok (donde está el desarrollo de Nuna), en la zona alpina (que incluye Narwhal) y el llamado ‘Proyecto Willow’, todavía por desarrollar, situado en la Reserva de Petróleo de Alaska.

ALASKA ES UN PILAR IMPORTANTE PARA REPSOL

Las especulaciones sobre una posible entrada de Repsol, que sería junto con un socio, en los desarrollos de Conoco se sustentan en que el paquete ofrecido cumple con muchos de los requisitos que exige la petrolera española. En primer lugar, Alaska es una zona clave para la compañía gracias a una regulación sólida, unas reservas amplias y de calidad y que los distintos proyectos que tiene en marcha podrían generarle sinergias. De hecho, posee una serie de pozos horizontales, Qugruk 8 y Qugruk 301, y en marzo de 2017 anunció uno de los grandes descubrimientos en la región, llamada Horseshoe, en los últimos 30 años.

El punto más importante, para que la española pueda entrar en el negocio, es la calidad de los recursos. Imaz puso mucho hincapié en sus explicaciones a los analistas que la prioridad es el valor y no el volumen. De hecho, utilizó el ejemplo de Canadá en el que había reducido la producción dados que los precios del gas, medido a través del Henry Hub, eran muy bajos y no generaban beneficios. Por ello, los bajos costes de producción de los activos a la venta, entre 25 y 30 dólares, y su calidad, un 95% de dicho crudo alcanza el precio del Brent, le sitúan en la órbita de generar valor que exige la empresa.

Aunque obviamente hay más, por ejemplo, la situación geográfica del paquete que está en venta encaja a la perfección con el dibujo de Repsol en Alaska. En concreto, tanto Nuna, que está al oeste, como Narwhal, al este, flanquean el gran desarrollo de la petrolera española en el país, Pikka, que empezará la perforación la próxima campaña de invierno. También el hecho de que la inversión sea compartida, con un socio, junto a la propia Conoco, con la que ya tiene a medias uno de sus grandes proyectos gasísticos de su cartera en Indonesia, limita el riesgo y las inversiones en infraestructuras.

Pese a que las piezas parecen encajar mejor de lo que parecen, no dejan de ser simples especulaciones del mercado. De hecho, la compañía prefiere no dar nombres ni señalar países susceptibles de inversión para no encarecer las operaciones, como explicó el propio Imaz ante los analistas semanas atrás. Además, consideran que por el momento su posición en Alaska es sólida gracias a los desarrollos que se producirán en los próximos años en Pikka, por lo que quizás las sinergias esperadas no serían tan elevadas. Al final, este tipo de movimientos es un fuego cruzado, unos quieren inflar el precio y otros ocultar su interés para rebajarlo, pero es mejor no quitar el ojo de la región más grande de Estados Unidos.


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