La Copa Davis de Gerard Piqué abre el telón este lunes en la capital bajo la mirada de sus detractores. El futbolista, a través del Grupo Kosmos, firmó un acuerdo a largo plazo (25 años) con una inyección de más de 2.600 millones de euros. Una suma que permitirá elevar el premio a los jugadores y silenciar a las Federaciones, que afrontarán un complejo horizonte en el que el tenis de más alto nivel se alejará de las ciudades menos mediáticas. Piqué espera rentabilizar su negocio en apenas tres años, aunque por el camino los números y la estrategia de marketing siembran dudas en torno al éxito económico que pueda generar la competición.
Miles de aficionados acudirán en masa a la Caja Mágica. Eso es innegable. Las entradas para los encuentros de la fase de grupos de España frente a Rusia y Croacia se agotaron hace más de un mes. Pero el experimento de Piqué no apunta a ser tan bonito como en su día lo dibujaron. Por el camino le han surgido complicaciones, como el desplante de Roger Federer o el abandono de BNP Paribas, el principal sponsor de la competición en las últimas dos décadas. Tras superar esa barrera ahora se enfrenta a otro mayúsculo reto: cumplir las previsiones generadas.
El resultado Piqué ya lo sabe: no será así. El pasado viernes desde la organización de la Copa Davis afirmaron que esperan una afluencia de en torno a 100.000 personas a lo largo de todo el evento. Una suma importante, pero que contrasta con la que esgrimió el Ayuntamiento de Madrid hace sólo un año. Por ese entonces, después de rubricar la alianza con el Grupo Kosmos, el Ayuntamiento afirmó con el beneplácito de Piqué que esperaban atraer al evento a casi 200.000 personas.
LA COPA DAVIS REGALA ENTRADAS PARA LLENAR LOS ESTADIOS
Que el efecto llamada de la Copa Davis no ha sido el esperado es evidente. El frío, los horarios… La realidad es que Piqué ha tenido que regalar miles de entradas para cubrir ciertas franjas horarias. La competición ha aprovechado su vínculo con Ecoembes y Ecovidrio para fomentar el reciclaje a través de una campaña de marketing de la que han sacado provecho multitud de personas. Contenedores ubicados en Callao, Leganés, San Sebastián de los Reyes, Móstoles, Alcalá de Henares u otras zonas de la Comunidad de Madrid, donde regalaban entradas simplemente por entregar diez envases de plástico o vidrio. Páginas de descuentos como Chollometro se hicieron eco y lograron una gran movilización. Las entradas, como es lógico, en su mayoría incluyen encuentros de otros países. Como cabía esperar, más allá de España las entradas no se venden igual.
Los horarios de mañana entre semana no acompañan (desde las 11:00 horas), pero sobre todo se acusa el formato de selecciones. Ningún español en escena. Este tipo de aficionados se tendrán que conformar vislumbrar algún entrenamiento. Por fortuna para Piqué, la menor capacidad que presentan el Estadio Arantxa Sánchez Vicario y el Estadio 3 dejarán en pantalla una imagen más voluminosa. El objetivo de captar al aficionado extranjero tampoco se ha logrado al nivel esperado. Según la organización de la Copa Davis se espera que un 16% de los asistentes sean internacionales. En el Mutua Madrid Open Feliciano López aseguró que cuatro de cada diez personas que acudían al reciento eran extranjeros.
LA SOMBRA DEL MUTUA MADRID OPEN
No sólo en este aspecto está por encima el Masters 1000. Todos los números del torneo de Ion Tiriac (muy crítico con la nueva Copa Davis) superan al experimento de Piqué. Son dos eventos difíciles de asemejar: el Mutua Madrid dura 10 días y reúne al cuadro masculino y femenino; la Copa Davis se celebra durante una semana, con una programación más reducida. Sin embargo, cualquier competición por países mueve masas, y más con un elenco como el de este año y con un formato novedoso y atractivo. De ahí que resulte llamativo que el Mutua Madrid Open duplique (107 millones de euros) el impacto económico en la capital que dejará la Copa Davis, cifrado en 50 millones de euros.
La oferta comercial y gastronómica del evento ATP es insuperable. Un modelo que Piqué podría imitar en el futuro. De momento, no ha tenido tiempo. Y el resultado es una bajada de previsiones que augura un éxito, sí, pero no al nivel estimado hace sólo doce meses. Una apuesta arriesgada y precipitada, con muchos millones en el aire. Con detractores que quieren tumbar su modelo y con la mejor generación de la historia del tenis cerca de su final.
Una apuesta arriesgada de un hombre apasionado por los negocios, al que no siempre le fue bien. Piqué en el pasado ha tenido que cerrar dos empresas: una hamburguesería y una destinada a los videojuegos. Un fracaso que no le ha impedido embarcarse en una arriesgada aventura. Solo el tiempo marcará el acierto, o no, de un futbolista que se ha colado en el tenis.