A todos nos gusta conocer nuevos lugares y viajar a destinos exóticos. Pero a veces las ganas por verlo todo nos hace que nos estresemos y que no disfrutemos las vacaciones. Contra eso está el placer del slow travel.
Las vacaciones están para relajarse, pasarlo bien, descansar y ver cosas nuevas, no para ver tanto que se nos olvide lo que visitamos, que pasemos más tiempo en el aeropuerto o en el viaje que en el destino o que acabemos más cansados que cuando estamos trabajando.
Por eso surgió el movimiento slow travel, para viajar con calma, sin estrés ni prisas, descubriendo playas, montes o ciudades. Estas son las claves de esta filosofía para turistas y viajeros empedernidos.
6Mejor una casa rural que un hotel

Si quieres integrarte más en el lugar que visitas, huye de las cadenas hoteleras y alójate en una casa rural, o en un alojamiento agradable y típico, con desayuno casero.
Si los dueños del alojamiento son hospitalarios, estarán deseando hacerte recomendaciones de qué ver y qué visitar. Incluso una pequeña pensión, coqueta y con estilo, con un trato familiar y cercano es más acogedor que un gran hotel donde solo somos un turista más.
Todos los hoteles de todos los países acaban siendo el mismo, con los mismos servicios y la misma comida, perdiendo totalmente la personalidad del lugar donde se encuentran.