sábado, 14 diciembre 2024

La ciencia quiere que estemos en pareja (siempre dicen cosas buenas)

A la ciencia le gusta meterse en todos lo temas, y el mundo en pareja no iba a ser una excepción. Desde el punto de vista científico, una pareja lo es gracias a unas reacciones cerebrales que le instan a serlo.

El problema es que la ciencia siempre habla bien de las parejas, y bajo su forma de ver, lo mejor que te puede suceder en la vida es encontrar a tu media naranja. Lo difícil es cuando eres medio limón y las naranjas no acaban de cuadrarte demasiado bien.

No es un problema no tener pareja. Para aprender a querer a los demás, lo primero que debes hacer es quererte a ti mismo y evitarás muchos problemas como los que veremos a continuación.

Te diré cómo explica la ciencia tu vida en pareja por etapas incluyendo el tiempo que se supone que debe durar.

Adicción por dopamina

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La ciencia diferencia distintas etapas en la vida de la pareja. La inicial es cuando comienzas a enamorarte y todo es bonito y maravilloso. El cerebro libera dopamina y esto hace que recuerdes cada estúpido detalle de tu ser amado, por muy absurdo que parezca.

Cuando la serotonina y la dopamina disminuyen, hace que tu cuerpo tenga pensamientos obsesivos con tu pareja y quiera volver a tener contacto con esa persona para que la dopamina suba. Se puede decir que estar enamorado es una especie de adicción. Para que te hagas una idea, la nicotina del tabaco activa la glándula que libera la dopamina, que es lo que crea la adicción a fumar.

Después de este subidón de felicidad entra en juego la imaginación. De pronto, te ves con tu pareja de la mano, luego viviendo juntos, después tenéis tres hijos y un perro que se llama “Toto”. Y a lo mejor tan solo has tenido una primera cita, pero tu cabeza ya ha planeado media vida juntos en modo psicópata total.

Esto ocurre por la mezcla química que sucede en el cerebro cuando estás enamorado.

Deseo contra amor

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Existe una gran diferencia entre tener deseos para con tu pareja o si lo que sientes es amor. Cada una tiene sus pros y sus contras.

Esta sería la segunda etapa, según la ciencia, que se bifurca en dos ramificaciones:

La pasión en pareja implica una hormona llamada “testosterona”. Cuando tu cuerpo libera cantidades de testosterona es cuando estás enamorado y excitado. Según tus sentimientos, tu cuerpo reaccionará de una forma o de otra.

Si tus intenciones con tu pareja son meramente sexuales, no hay interacción de sentimientos y no te preocupa que se pueda acostar con cualquier otra persona mientras tú sigas consiguiendo tu dosis de sexo. E incluso la idea de hacerlo partícipe de vuestros encuentros sexuales será algo que se te pase por la cabeza.

Sin embargo, si amas a tu pareja es otro cantar. La ciencia dice que los primeros años de la pareja es cuando realmente puede llegar a existir ese amor. Si estás enamorado del otro, tu cerebro puede mandarte señales de que tenéis que permanecer siempre juntos y la razón deja de funcionar.

Este tipo de obsesión puede concluir en celos enfermizos que nada tienen que ver con el amor.

Celos

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Los celos pueden llegar a ser la tercera fase de una relación en pareja, según la ciencia. Estos son una mezcla de inseguridad, miedo y complejos que vuelcas en la otra persona por miedo a perderla y a causa de esa obsesión de tenerla para ti.

Hace algunos siglos, los celos de las mujeres hacia sus parejas eran «comprensibles» porque dependían del hombre para todo y les daba miedo que las abandonasen o tener que criar a sus hijos solas. Sin embargo, hoy en día ha quedado bastante demostrado que tanto la mujer como el hombre son totalmente independientes y no necesitan el uno del otro para sobrevivir.

En el caso del temor de los hombres de otras épocas, era un poco más egoísta; ellos temían que sus mujeres fornicasen con otros hombres y que «les cargasen al hijo de otro».

De todas formas, tener celos no es querer más a la pareja. Realmente es todo lo contrario. Es creerse dueño de la otra persona y pensar que te la pueden quitar. Nadie debería estar con nadie por miedo o por costumbrismo.

Un grave problema de las parejas de la actualidad es que, en vez de amor, existe el apego como si de un coche, una casa o un coleccionable se tratase. Si estás enamorado, lo primordial no es lo que tú necesites sino más bien que tu pareja sea feliz contigo o sin ti.

Fin

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Si tienes problemas de pareja, tu cerebro manda a la glándula de la dopamina que haga más y esta sustancia aumenta en tu organismo. Esto sucede porque quieres seguir teniendo lo que es tuyo y no quieres perderlo. Se trata de la cuarta fase del enamoramiento en pareja.

Si la dopamina sube y no consigues tu propósito es cuando se activa la amígdala que está en el cerebro profundo, en donde se centran tus emociones básicas como la ira, la rabia o el miedo.

La ruptura puede llegar a ser inminente, y es entonces cuando esa simpática amígdala se encarga de que odies con todo tu ser a tu pareja o expareja. Ten en cuenta que tu cerebro gasta mucha energía en tener activada esa función, por lo que después de un tiempo se va relajando, que es cuando tú piensas que has superado la ruptura. En realidad, es tu cerebro en «modo flojo» que ha decidido dejar de estar enfadado.

Cuando comienzas a superar la ira y el odio, empieza a llegar la tristeza, la pérdida y la resignación. En este momento, tu cerebro te indica de la forma menos sutil del mundo que no te quieren y que no va a volver. Esto lo provoca la bajada de los niveles de dopamina que tenías por las nubes hacía poco.

Es como una hibernación que hace que tu cerebro descanse entre pareja y pareja y se prepara para el siguiente subidón hormonal. Este tiempo de «luto» varía de duración e intensidad según la persona. Aquí sí que ni la ciencia tiene una fecha exacta para que comiences a contar. Pero si analizas esto seguramente te costará menos.

La química de tu cerebro comenzará a ser una bomba de nuevo en el instante en el que tu cerebro vea otra posible víctima, digo pareja…

La pareja según la ciencia

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La ciencia en este caso sí le ha puesto fecha al amor. Dice que las personas son monógamas, pero con un pequeño inciso, son monógamas durante un breve periodo de tiempo. Es decir, afirma que mientras el cerebro tenga esa química con sus niveles óptimos, la pareja funcionará perfectamente. Esta sería la última fase de una pareja.

Sin embargo, esto de la química tan solo sucede durante los cuatro primeros años de relación. Lo que viene después es costumbrismo, cariño o egoísmo. Bajo el punto de vista científico el cambiar de pareja de forma cíclica es algo que beneficia a la diversidad genética y que así el ADN irá evolucionando.

Afortunadamente, la ciencia no siempre es exacta y hoy en día hay muchas parejas totalmente felices y estables que no quieren ir dejando la «semillita» por todos los boquetes que ven para que el ADN del mundo mejore. Es tan solo un trabajo en equipo para conseguir que el deseo, la pasión, el amor, la complicidad o la confianza perduren con el paso de los años, aunque en tu cerebro la química haga tiempo que se haya normalizado.


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