La misión imposible de Pablo Laso con el Barça al acecho

Siro Lopez Endesa Merca2.es

Pablo Laso se enfrenta a un problema harto complicado de resolver del que él, además, es responsable directo de una parte importante: cerrar la temporada con el triplete. Al menos con un doblete en competiciones nacionales, la Euroliga como se sabe es otra cosa. Tal exigencia es tanto intrínseca de su puesto, entrenador del Real Madrid, como del listón ganador que él mismo ha impuesto en el club. Una misión que se ha vuelto todavía más complicada, todos los años se parte de la misma premisa, dado el equipo que ha montado el eterno rival el Barça.

Por primera vez en los últimos años, no desde que llegó, Laso empieza la temporada sin la vitola de máximo favorito. Ni en liga regular, ni en la Euroliga ni probablemente en la Copa del Rey (aunque para eso todavía queda) el Real Madrid es el favorito al título. Un hecho que para darse cuenta sirve darse un paseo por los pronósticos que hacen las casas de apuestas: así, el que los blancos sean campeones de la ACB se paga a 2,05 euros, mientras que lo haga el Barcelona se remunera a 1,95 euros por euros jugado. Lo mismo ocurre con la competición europea, para la que el máximo favorito es el Fenerbache (a 4,75 euros), seguido por los azulgranas (5 euros) y en tercer lugar aparecen los madridistas (5,50 euros).

Pero claro, no partir como favorito no exime de las exigencias del propio club y de los propios aficionados. Se puede afirmar sin temor a equivocarse que la práctica totalidad de los seguidores madridistas están convencidos de que tienen mejor equipo que los azulgranas. Y lo hacen, digan lo que digan los expertos en esta materia. La confianza ciega que tienen se debe a varios motivos, muchos de ellos con un peso suficiente para ser tomado en serio.

En primer lugar, nunca (y nunca ha estado tan justificado utilizar dicha palabra) un aficionado del Real Madrid se ha sentido inferior o asustado por el potencial del equipo al que enfrenta en la era Laso. Los años en los que el club era apeado una y otra vez de Europa, con jugadores mediocres en plantilla como Pelekanos o Quinton Hosley, ya pasaron a la historia y, por el momento, parece que no van a regresar. El único momento más delicado quizás fueron aquellos cuartos de final en los que el Fenerbache eliminó a los blancos en cuartos de final, única temporada sin Final Four para Laso, aun así el equipo siempre dio la cara.

En segundo lugar, este Real Madrid es mucho mejor equipo de lo que lo era el año pasado. Si bien es cierto que la temporada pasada se saldó únicamente con la ACB, insuficiente para los aficionados, no se pudo reprochar demasiado tras una final que se perdió tan injustamente (el famoso incidente con el tapón de Randolph) como inexplicablemente (se remontó más de una decena de puntos en los últimos minutos). También ocurrió algo parecido con el CSKA en semifinales, una remontada en un corto espacio de tiempo, aunque se le culpó más a Llul (su 0 de 8 en triples) que a Laso. En definitiva, no hubo triplete, no, pero el equipo cumplió porque dominó la temporada.

Pero, pongamos la lupa en la plantilla. Todo lo anterior, con sus fallos en momentos puntuales, se consiguió con una plantilla peor a la de este año, y se dice peor porque en el plano de exteriores, Campazo (con más seguridad) y Llul (que parece ha dejado atrás sus problemas físicos tras una lesión complicada) son mejores jugadores que hace un año. Laprovittola mejorará a Prepelic, además de descargar de balón a Sergi, y Carroll había empezado bien hasta su susto frente al Murcia. Rudy en el Mundial ha demostrado que sigue a un gran nivel y Garuba es una atracción frente a lo poco que ofrecía Yusta. Por dentro, Deck tendrá más peso, Jordan Mickey mejora con creces la versión defensiva de Ayón. Thompkins tardó en aparecer y en esta parece que pasará igual, mientras que Tavares tiene un año más de experiencia. Hasta ahora, el más desubicado parece Randolph.

Por último, queda el gran sustento de la misión de Laso que es la de hacer morder el polvo al eterno rival. Hasta este año, las idas y venidas del Barsa nunca habían representado un problema para los madridistas. Ni siquiera con la victoria en la Copa del Rey. Ahora la cosa es diferente, ya que se han rearmado tras una inversión muy fuerte y encima tienen al que fuera enseña del club blanco Nikola Mirotic. Ahora es cuando el madridista quiere de verdad destrozar, más que ganar, a los azulgranas. Por todo ello, este es sin duda el año que los aficionados blancos más anhelan ganar el triplete. Pablo Laso ya tiene su misión imposible.