En el número 68 de la calle Toledo se encuentra un edificio a medio terminar que fue okupado en el mes de febrero y que es propiedad de Anticipa -Blackstone-. El fondo de inversión americano ha interpuesto dos denuncias -vía penal y civil- para desokupar el inmueble, terminar la reforma del mismo y ponerlo en alquiler. «Nuestra intención es poder rehabilitar cuanto antes el activo para poder ponerlo en arrendamiento, que es nuestro objetivo», señalan fuentes de la compañía.
A poco más de 12 minutos andando de la Plaza Mayor se haya un inmueble sin terminar y con una largo historial de okupación. Un activo que en estos momentos es un foco de inseguridad y que tiene en vilo a los vecinos y a la propiedad. Los primeros han denunciado en más de una ocasión y el segundo ya ha tomado medidas legales para arreglar esta situación. Aunque el fondo de inversión reconoce que no sabe cuánto va a durar esta situación.
«De momento, han rechazado la denuncia por la vía penal porque entienden que no hay okupas pernoctando en el interior del activo. Ahora nos queda la vía civil que es más lenta», explican desde Blackstone. En este sentido, la propiedad lamenta la situación y se alinea con los vecinos. «Nuestra intención es acabar con esto cuanto antes y entendemos perfectamente las quejas las quejas de las personas que viven en los aledaños de este edificio», afirman en el fondo de inversión.
Lo cierto es que es Blackstone se encontró esta situación al poco de asumir la propiedad de este activo. Aunque para los vecinos de la zona la okupación de este inmueble no es algo que les sorprenda, porque ya lo estuvo en el año 2014. En aquel entonces, la constructora que lo estaba reformando dejó de pagar y dejó en pleno centro de la capital un ‘caramelo’ para los profesionales de la okupación ilegal.
De más de 730 metros cuadrados, la finca arrastraba una hipoteca de 4,2 millones de euros y en el año 2014 y el promotor preveía vender sus viviendas a un precio de 6.000 euros por metro cuadrado, según relataba en ese momento el portal Idealista. Ahora, cinco años más tarde, la historia se repite. El edificio vuelve a estar okupado y no por un colectivo desfavorecido, sino por «yonquis», según denuncian los vecinos.
La imagen del edificio a pocos metros de la zona más castiza de la capital sorprende no sólo a los que viven en sus alrededores, sino también a los turistas que observan estupefactos el deterioro de la zona. El Ayuntamiento está al tanto de la situación. De hecho, el consistorio ha mantenido varias conversaciones con Blackstone y la Policía para ver si pueden atajar este problema, según ha podido saber MERCA2.
Blackstone busca por la vía penal y civil desokupar el edificio, rehabilitarlo y ponerlo en alquiler
El trasiego de personas «enganchadas a la droga» es constante y la inseguridad en esta calle del distrito Centro va en aumento. De hecho, los vecinos tienen miedo de que la okupación no se convierta en una excepción y sí en una llamada de reclamo para que ocurra lo mismo en otros inmueble. Algo que ya ocurrió en el año 2014 con una oleada de okupaciones en ese mismo barrio.
El papel de Blackstone es crucial en este problema. Porque hay algunas corrientes que acusan al fondo de permanecer inmóvil, porque tiene intenciones de tener cerrado -con o sin okupas- el inmueble para que se revalorice. Desde la compañía insisten una y otra vez que el principal objetivo es poder terminar la remodelación del activo y poder sacarlo al mercado de arrendamiento, como así era su intención cuando recibió la propiedad.
EL PP, MÁS RECEPTIVO CON EL PROBLEMA DE LA OKUPACIÓN
El otro gran ‘invitado’ es el Ayuntamiento de Madrid. En este sentido, los vecinos se lamentan de la poca implicación que tuvo el anterior equipo de gobierno de Manuela Carmena con este caso. Una postura que ha cambiado con el cambio de color en Cibeles. El Partido Popular de José Luis Martínez-Almeida se ha propuesto acabar con la okupación en Madrid. Por este motivo, tanto la propiedad como los afectados se encuentran más cómodos en las conversaciones que han tenido en los últimos tiempos con el consistorio. La esperanza es poder terminar este 2019 sin okupas en el activo y comenzar así en 2020 la inversiones en capex que consiga poner en el mercado un edificio maldito desde la estallido de la burbuja inmobiliaria.