Una de las palabras clave a nivel empresarial sobre el 5G es “casos de uso”. Para los usuarios, la próxima generación de conectividad se mide en términos de velocidad y latencia. Sin embargo, para las empresas, tanto proveedores de telecomunicaciones como los clientes potenciales, el 5G supone -casi por igual- un impacto económico y oportunidades.
Para bordar estas cuestiones, MERCA2 ha charlado con la product manager de la consultora Nae, Rosa Megía. En primer lugar toca aclarar el actual estado de madurez del 5G. En este sentido, estima que ahora mismo está en sus primeras etapas de vida ya que “el propio estándar se está desarrollando”.
La conversación surge a raíz de la polémica que ha habido en estos últimos meses sobre si ha sido temprano o no el lanzamiento del 5G por parte de algún operador. Megía asume que, al margen de las estrategias comerciales que pueda tener cada compañía, lo cierto es que “el grado de disponibilidad de las frecuencias también impacta en la madurez de la propia tecnología”. Por eso mismo, cree que lo importante es que todos asuman “la etapa en la que estamos, y qué puede ofrecer ahora mismo el 5G”.
Su conclusión es que en este 2019 el 5G todavía no será relevante. Al menos no dentro de todo el potencial que puede llegar a desarrollar esta evolución tecnológica de conectividad. Asume, lógicamente, que cuando se apliquen todos los estándares “esta primera etapa dará paso a una más avanzada” y entonces, sí, se podrá decir que ha llegado de pleno el 5G.
Pese a todo, Rosa Megía también es consciente de que a los fabricantes móviles sí parece lógico que les venga mejor que se lance cuanto antes, puesto que habrá más tiempo para explorar vías de negocio. Esto reafirma la información publicada por MERCA2 hace unos días que reflejaba la impaciencia de algunas compañías por el hecho de que no todos los operadores hayan encendido su 5G.
Y aquí es donde aparecen los “casos de uso”. Megía advierte de que “aunque sea con características limitadas, pueden surgir nuevos casos de uso si se activa ya el 5G”. Aunque lógicamente asume que esto “va muy ligado a los planes estratégicos de cada compañía”.
5G, UNA CUESTIÓN DE DINERO
Por lo que respecta a la parte industrial y empresarial, las preocupaciones relativas al 5G son más terrenales. Lo importante es rentabilizar la inversión que supone el desarrollo de tecnología y redes. Aunque esto se topa con la realidad. “No hay bola de cristal para saber los ingresos que llegarán con el 5G”, concluye Rosa Megía.
Y de nuevo sale a relucir los “casos de uso”, que se traduce como las actividades profesionales o empresariales que se derivan del uso del 5G gracias a la mayor velocidad, menor latencia y mayor capacidad de conectar objetos. Esto provoca, por ejemplo, que el internet de las cosas (IoT por sus siglas en inglés) cobre una verdadera relevancia en el ámbito corporativo.
¿Pero cuáles serán esos “casos de uso”? En primer lugar, y el encendido del 5G lo demuestra, llegará a través de los usuarios particulares y las tarifas de los operadores de tecnología. Aunque la product manager de Nae tiene claro que este no será el core business principal una vez que el 5G alcance todo su potencial.
“La monetización llegará con modelos pensados para el entorno de la empresa en diferentes verticales. Aquí los operadores tienen un reto: para monetizar todo esto necesitan invertir”. Y la conclusión es muy evidente: “El 5g no es principalmente para el usuario final, es para la transformación digital en su conjunto”.
Así, en el ámbito corporativo, el 5G deberá impactar de manera directa en la generación de mayores ingresos, la eficiencia en costes y la mejora en la experiencia de cliente. Ahora bien, ¿todas las empresas podrán sacar los mismos réditos? Rosa Megía lo tiene claro: “Cualquier industria, del tamaño que sea, querrá aprovecharse de esta tecnología”.
Ahora, eso sí, toca esperar un tiempo. Pese al lanzamiento comercial en España, lo cierto es que todavía faltan frecuencias por licitar, estándares por asentarse y, en definitiva, una llegada masiva del 5G que no está prevista hasta dentro de un par de años.