La trayectoria de Parter Capital: aval para hacerse con las plantas de Alcoa

La historia de Alcoa continúa. La venta de las plantas de A Coruña y Avilés al fondo suizo Parter Capital estaba cerrada, pero la multinacional estadounidense reculó exigiendo un depósito bancario de 30 millones de euros como garantía financiera. ¿Por qué esta desconfianza? ¿Tiene suficiente cash Parter Capital para hacer frente a esta demanda? ¿Acaso las empresas de Parter Capital son una especie de pozo sin fondo?

A la primera pregunta, sólo Alcoa sabe los motivos. Los mal pensados podrían pensar que ha recibido una oferta más suculenta. A la segunda, evidentemente lo tiene, pero avalado por activos. Y, a la tercera, Parter Capital (el fondo suizo especializado en adquirir empresas que viven reestructuraciones o situaciones difíciles y cuya facturación se mueve en una horquilla entre 20 y 300 millones de euros), acoge en su portfolio un grupo de empresas que, en términos generales, se puede decir que van bien.

Pongamos el caso de Advionics. Esta compañía fue adquirida a Airbus en 2015 (entonces se llamaba Airbus Cassidian Belgium), teniendo su sede en Bélgica. Ese año, su resultado neto fue de 10.000 euros, una cifra muy pobre si la comparamos con el año anterior, donde alcanzó los 518.000 euros. El ebit en 2015 fue de -514.000 euros, y en 2014, de -549.000 euros. Cifras que quedaban muy alejadas de los casi 2,4 millones de euros de beneficio del año 2010, o de un ebitda que superó los 4 millones de euros en ese mismo año. El ebitda, tras haber caído en 2014 hasta 149 millones de euros, pasó a ser en 2017 de 1,4 millones de euros. El beneficio en 2017 llegó a los 538.000 euros. El año siguiente a su venta (2016) superó los 865.000 euros.

ALCOA Y EL LEMA DE PARTER

Uno de los lemas que Parter Capital destaca en su página web es el siguiente: ‘Una perspectiva a largo plazo para su empresa’. Y lo acompaña de otros como ‘un nuevo futuro para tu empresa’ o ‘nuevos horizontes para empleados y clientes’. Con el frenazo y marcha atrás de Alcoa sobre el acuerdo alcanzado, parece que la multinacional aluminera estadounidense no tiene claro que sean ciertos.

Sigamos repasando los datos. DIG (Deutsche Innebau) se dedica al diseño de interiores de aeropuertos, hospitales, museos, teatros… Su facturación, desde el año 2011, había ido cayendo como la espuma hasta que fue adquirida por Parter. Desde entonces, ha vivido una especie de montaña rusa, alcanzando su mayor facturación en el año 2017: 15,6 millones de euros. Un lustro antes, estaba en 1,6 millones. El beneficio también vivió sus particulares dientes de sierra. En 2015 sus pérdidas fueron de 746.122 euros, recuperándose los dos años posteriores, para lograr un beneficio de 166.547 euros en 2017. Hablamos de una empresa con 30 empleados.

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Streif, por su parte, es uno de los mayores constructores de casas prefabricadas de Alemania (Parter suele apostar por empresas europeas). En el año 2011, con una facturación de 31 millones de euros, tuvo unas pérdidas de 1,4 millones. A partir de entonces, las ventas se mantuvieron más o menos estables durante un lustro. Sin embargo, el beneficio logró ascender hasta los 2,2 millones de euros. Durante los dos últimos ejercicios de los que se tienen cifras, la facturación ha subido a los 40,1 millones de euros (año 2016) y los 44,6 millones (año 2017). Y eso se ha traducido en un resultado neto de 1,2 y 2,3 millones de euros, respectivamente.

Otro caso: Ampegon PPT (anteriormente PPT Pulse Plasma Technology) se dedica a la venta de amplificadores de alta frecuencia, moduladores de alto voltaje y suministros para investigación y tecnología médica, y para aplicaciones industriales. De tener pérdidas de 434.813 euros en 2012, ha pasado a unos beneficios que se acercan a los 300.000 euros. En otras ocasiones, lo que ha hecho Parter ha sido fusionar empresas: es el caso de Brauckmann, que la compró cuando estaba en bancarrota, y Suki.

Alcoa y Parter parece finalmente haber llegado a un acuerdo en el día de ayer para establecer una especie de garantías para continuar con la operación. Por lo menos, las hostilidades se han apaciguado. La pregunta es: ¿volverá Alcoa a poner nuevas exigencias sobre la bocina?